capitulo 15

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La sangre le corría a toda velocidad por las venas haciendo erupción y bullicio por el gorgoriteo y la hemoglobina que se destilaba por sus brazos dolidos, pero no sabía que dolía más... si la sonrisa de satisfacción que tenía ese chico o los chillidos de emoción que soltaban Naila y su amiga, Blake no estaba seguro de lo que estaba sintiendo en ese momento pero estaba convencido que le partiría la cara a ese ¡imbécil! Si se le volvía a insinuar a la chica que le gustaba delante de él.

—¡Papá! ¡papááá! ¡PAPÁ!— Blake movió la cabeza en todas las direcciones que su cuello le permitía, su corazón latía desbocado ante el grito de su niño a quien no lograba divisar en ningún lugar. Se puso de pie con sus ojos muy abierto, no había despegado la vista de la puerta de la habitación de su hermana y le molestaba escuchar los chillidos de las no tan "adolecentes" que rechinaba en sus oídos.

—Papii— se carcajeo Abei, contagiando a su hermano, como en una cadenita al igual que a sus abuelos. Todas las miradas estaban posadas en él —¡estúpido!— se dijo al ver que todos se burlaban de él con disimulo.

—Lo siento, lo siento, ¿me decías algo Shun?— el niño frunció su ceño simulando enojo, algo que le costó retener ya que su papá le miraba con cara de cachorro arrepentido.

—Decía que Aixa y su amigo, me llevaron a comer hamburguesas a Nan2 papá... puedes creerlo— Blake sonrió triste, tenía muy presentes los ruegos de su hijo para ser llevado a comer a ese lugar, pero por falta de dinero él no podía cumplir sus peticiones... ahora tenía que agradecer a Aixa y a su "amigo".

—que bien hijo.

—Aixa es genial papa, no le importó estar sentada conmigo en el piso, y luego se manchó toda de pintura cuando hacíamos dibujo...— lo más bello que un padre puede desear es ver a sus hijos ser felices. Sonrió melancólicamente —y al final los niños se acercaron a mí, y jugamos un rato...— suspiro soltando el aire — ¡fue el mejor día de mi vida!— todos tenían largas sonrisas pintadas en sus rostros, Shun no era el niño más sociable del mundo, el pequeño desde que perdió a su madre se volvió un poco asociable.

—Me tengo que ir— informo Aixa saliendo del cuarto de Naila con sus mejillas rosadas por el calor de la charla.

—Eso es injusto, princesa Aixa, Shun si pudo pasar el día contigo y yo no— puchereo la niña causando ternura en los presentes, Aixa se acuclillo a la altura de la pequeña, le retiro los rubios cabellos detrás de la oreja y beso su cabeza.

—Te prometo que cuando estemos en la casa del lago te llevare a cabalgar en shine ¿de acuerdo?— Abei asintió con entusiasmo dio saltos por toda la sala, hasta caer sentada en sus rodillas frente a la tele, discutía con su hermano sobre la nueva actividad que aria con aixa... —¡Oh por cierto! Mis padres esperan la confirmación de su asistencia para este 5 de agosto.

—Se nos había olvidado confirmar, hija— dijo el señor Hiu desde el sillón donde estaba.

—Entonces eso es un si— pregunto Naila juntando sus manos.

—Por supuesto hija...

—¡Es estupendo papá!— Aixa sonrió volviéndose a despedir de todos.

Tom en el carro estaba desesperado, ya tenía más de media hora esperando y pensaba muy seriamente en mejor irse, tal vez no valiera la pena tanta espera.

Pero retiro los pensamientos pesimistas que estaba teniendo cuando vio la encantadora figura de su próxima conquista aproximándose.

El aeropuerto privado estaba bañado ligeramente de la llovizna que había caído la noche anterior, ésa mañana la familia Lawhorn Mackay más el prometido de tara habían arribado el avión privado de la empresa Lawhorn.

La señora Tessa no habida podido asistir en ese viaje pues tenía mucho papeleo y trabajó en Tokio, donde realizarían el comercial de una nueva marca de ropa y por ello los alcanzaría en la casa del lago; algo que beneficiaba a todos pues tendrían más libertad en acomodar e ir y venir con los arreglos sin que su madre sospechara.

—Creí que la familia de tu amiga vendría con nosotros.

—No, creo se vendrán con los abuelos el tres o el cuatro... le dije a la abuela que llamara a la familia de Naila para que se vinieran con ellos y los demás.

—Está bien, pero si lo hacen el mero día el avión estará a reventar, ya sabes, vendrán los ejecutivos, sus familias y amigos importantes de mamá.

Abordaron el avión llevando consigo sus cosas personales, una vez dentro uno por uno fue tomando asiento, el avión era cómodo todos los lugares eran de primera clase casi dejando metro y medio de distancia por asiento, Aixa se dejó caer en el primer asiento que vio, arropándose con la suave colcha de lana que llevaba, abrió un bote de agua y bebió la mitad, su cadera aun dolía por el nuevo tatuaje que se había hecho en esa zona que mantenía vendada, pero sin duda la que más dolía era la del dorso de su muñeca, era simple, una colorida pluma con pequeños dientes de león desprendiéndose de su centro.

—Que es tan gracioso— se quejó dándole una mirada molesta al novio de su hermana quien había soltado una línea en su idioma natal (chino) creyendo que Aixa no lo entendería.

—Si tanto te duele, no veo por qué hacértelo.

Aixa rodo los ojos, a Beng le encantaba molestar a su pequeña cuñada, porque solía explotar en miles de idiomas a la vez, y eso era tan gracioso para él. La quería demasiado, se llevaban bien aunque bromeaban mucho, a Tara eso no podía hacerla más feliz; sus hermanos y padres habían aceptado muy bien a su prometido a pesar de que era extranjero.

—Tara, tu novio el "chinito" me está molestando de nuevo.

Tara soltó una risita, rodando los ojos se sentó en los muslos de su prometido, beso los labios de este y paso sus dedos por el oscuro y sedoso cabello de Beng.

Susurro unas cosas al oído de su novio y este se sonrojo.

—¡Iuuu! Eso es asqueroso— se quejó, puso cara de asco y mejor se cambió de asiento, odiaba ver a su hermana flirtear descaradamente con su prometido con quien ya tenía más de dos años y medio de relación.

—Algún día estarás así Aixa.

—Espero y falte mucho para eso.

—si tú lo dices.

El avión despegó después del informe que hizo el capitán, el viaje fue rápido y cómodo, empleados y su pequeña familia eran los únicos que iban en ese vuelo... Australia se levantaba imponente con sus coloridos rayos de sol y ambiente cálido, esa parte de Australia era más cómoda que en la que vivían que era el otro extremo del país. Se estiró y bostezo al ponerse de pié en el avión que ya había aterrizado, la turbulencia no se había sentido gracias a los amortiguadores que tenía el avión pero aun así fueron leves.

—¿Tara me acompañaras mañana a la estética?

—No lo creo corazón, mañana tengo mucho que hacer, ¿porque no le dices a Alain?

El viento los golpeo de lleno al bajar del avión, su hermano quien les seguía los pasos de cerca escucho su nombre en la plática de sus hermanas y decidió meter su cucharon.

—¿Que, yo que?

—Aixa quiere que la acompañes a la estética.

—Porque no lo dijiste antes enana... claro que te acompaño— le beso la mejilla y alboroto su cabello —Y sirve que me tiño el cabello igual— sonrió despeinando su cabello. Aixa asintió a su hermano con una sonrisa mientras se abrazaba de este por la cintura y su hermano la tomaba por los hombros.

Caminaron directo al coche que los esperaba eran dos Ranger Rover negras y una Vans para el personal, uno de los empleados ya subía las maletas a una de las camionetas ahorrándoles la molestia a los recién llegados.

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