capitulo 2

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Abei soltó una carcajada diminuta. Dejo los papeles húmedos en el bote de la basura y se volvió mirando a la chica quien se aplicaba bálsamo en los labios

—Tienes un nombre extraño— frunció su ceño. Aixa cruzo el baño al otro lado y susurro al oído de la pequeña: —¡mis papas son extraños!— Abei se encogió de hombros por las ligeras cosquillas que le había causado aquella acción.

Aixa le echo un vistazo a la niña, le acomodo un poco el cabello y volvió hacerle el moño en la espalda del vestido. Sonrió al pensar en las palabras que la niña le había dicho, miro de reojo viendo como la pequeña la veía con adoración.

—No soy un ángel— miro los ojos claros de la niña. Metió la mano en su bolso olvidado en la repisa donde se encontraba un bote para las propinas. Rebusco en el bolso hasta que saco un pequeño perfume con aroma a vainilla, lo roseo por su cuerpo. Se acercó a la pequeña y le señalo el perfume a lo que la pequeña asintió sabiendo lo que Aixa trataba de decirle.

—¡MMM! Esto huele delicioso— Aixa abrió la boca para responder pero su celular comenzó a sonar con el tono de «say it» de Luhan. Hizo una seña a la pequeña para que aguardara y respondió viendo a la niña por el espejo.

—Acabo de ver salir a Octavio, y no se veía muy contento— pasos apresurados se escuchaban del otro lado de la línea, su amiga maldijo a alguien quien devolvió el "elogio" digno de una señorita de su posición como la de su amiga.

—Creo lo eh dejado plantado— musito mordiendo su labio. Sonrió a la pequeña que estaba atenta viéndola desde la puerta de entrada al baño.

La amiga de Aixa no dejaba de hablar y regañarla por haber dejado plantado a Octavio quien era el novio potencial número cuatro en la lista de su madre.

—Este cual es, el quinto el sexto hombre al que dejas plantado...— rodo los ojos ignorándola después de todo no la dejaría hablar hasta que bubiera terminado de decir su discurso.

—Princesa, vienes con tus papis.

—Solo con papa y Shun— bajo su mirada, triste.

Para Aixa no pasó desapercibido el repentino cambio de semblante de la pequeña; no sabía que fue lo que hiso mal para que la niña se pusiera triste.

—Entiendo, te ayudo a buscarlos— estiro la mano tomando la de la niña más pequeña para salir del baño.

—¿Aixa, Aixa me estas escuchando?— volvió su atención al olvidado teléfono en su mano izquierda, donde su amiga continuaba hablando. Avergonzada se disculpó.

—Lo siento. Luego te explicó lo que paso...

—Mejor me lo explicas ahora. Estoy cruzando el parque— Aixa miro incrédula el celular en su mano cuando su amiga colgó sin más. Que estaba haciendo Norma ahí de todos modos, acaso la había enviado su madre para que se asegurara de que esta vez el chico no se fuera como todos los demás... pues seguro estaría muy decepcionada su madre, de nuevo. No entendía que prisa tenía su mama con conseguirle un novio. Ella estaba bien así. Sin nadie que le dijera que hacer o cómo comportarse.

Aixa refunfuño soplando el flequillo en su rostro provocando diminutas risas adorables en la pequeña Abei.

Un nuevo mensaje en caridad de urgencia calló a la bandeja de entrada del teléfono de Aixa. Lo leyó rápido para luego hacer una mueca, y mirar a la pequeña con consternación. En el puesto donde había dicho la niña que se encontraba su papa y su hermano no había nadie; más que un par de muchachas comiendo burritos.

Se encogió de hombros al darse la vuelta y ver los ojos cristalizados de la niña cuando el vendedor dijo que no recordaba a nadie con la descripción que la niña había dado.

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