Nuevos aires

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Era 8 de agosto y Aixa no era la misma de días atrás, se le miraba decaída aunque siempre trataba de sonreír a todo el mundo, sus hermosos ojos verdes habían dejado de brillar ahora resguardándose bajo un par de bolsas negras por la falta de sueño.

—¿Estas lista?

Estaba distraída observando la casa del lago, volteó a ver a su hermano, quien terminaba de subir las maletas al carro. Nadie sabía de su partida a Italia solo su hermano, pero el guardaría el "secreto" según Aixa solo necesitaba pensar muchas cosas.

—Claro, el avión esta por despegar.

Sus pasos eran torpes, estaba débil y sin fuerzas, tal vez se enfermería.

Abordaron el coche donde el chofer ya esperaba por llevarlos al aeropuerto; el viaje fue rápido y en menos de un santiamén ya estaban abordando el avión.

—Tu celular no ha dejado de sonar— mencionó Alain algo molesto al ver por enésima vez la pantalla en vibrador de su hermana, indicando una nueva llamada de Blake.

Alain se preguntaba ¿qué habría sucedido con su hermana y Blake? Tendría que ser algo muy malo para que ella hullera así, sin avisar.

—Solo ignorarlo Alain... ahora si me disculpas— bostezo acomodándose mejor en el asiento —creo dormiré— se giró en el asiento poniéndose de lado, presiono un par de botones a su izquierda y el asiento se reclinó, arropo su cuerpo y cerró los ojos.

La próxima vez que Aixa despertó se hallaban bajando las escaleras de abordaje del avión rumbo a la cinta donde se transportaban las maletas.

El delgado brazo de la chica se encontraba entrelazado con el de su hermano, personas que no los conocieran creerían que eran la pareja ideal del año, pero solo bastaba ver el parecido entre ambos para deducir que eran hermanos.

—Ahí están nuestras maletas— señalo Alain adelantándose para tomar el par de maletas de ambos. —Le dijiste al primo que llegaríamos hoy.

—Oh, mira— señalo Aixa su celular que estaba sonando en un mensaje —es de Raine dis...

—¿Todavía está con él?— interrumpió Alain asombrado.

—Supongo. Bueno, él dice que el primo Renzo y el ya están aquí, en la sala de espera.

—Perfecto, andando enana— Aixa le hiso una mueca sumamente infantil a su hermano, haciéndolo reír. —Sabes que es cierto lo que digo.

—El que seas mayor y un par de centímetros más alto que yo no quiere decir que sea enana...— refunfuño la chica, pasando de largo a su hermano arrastrando su maleta más pequeña con ella.

—Realmente estoy asombrado del primo Renzo, jamás creí que durara tanto tiempo con ese chico.

—Raine es un chico agradable.

—Lo dices porque te hiciste muy amiga de él... oh debo decir ella.

—Tonto...— le dio una mirada se desaprobación —no te atrevas hacer este tipo de bromas frente a ellos.

—jamás lo aria, bobita.

—Más te vale... mira que el primo Renzo es capaz de desfigurarte tu carita de santurrón si le faltas el respeto a su chico.

Las personas a su alrededor los miraban entre raro y divertidas, pero ellos los ignoraban olímpicamente al no conocerlos, hubieran continuado peleando de no haber sido por el gritito de Raine llamando a Aixa.

La chica se estremeció al sentir las delicadas y tibias manos del chico ceñirse a su cintura, soltó una leve carcajada siguiendo la melodiosa risa de Raine.

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