𝐭𝐫𝐞𝐬

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¿𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘪𝘵𝘢?

¿𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘪𝘵𝘢?

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— No puedo creer que haya pasado una semana y no hayas hecho ningún movimiento — le dijo Jaemin tras sentarse enfrente de Mark.


El castaño bufó rodando los ojos, Jaemin sonrió.


— No he tenido tiempo — contestó simple — se atravesaron los exámenes y me he concentrado en las clases extras.


— No entiendo porque te esmeras tanto — fingió que limaba una de sus uñas y siguió — a nuestros padres les da igual si tenemos buenas calificaciones o no.


Mark no dijo nada, se quedó callado, tal vez era cierto tal vez no, porque si bien era cierto que sus padres no les importaba en nada lo que hacía o dejaba de hacer, Mark quería llamar su atención de alguna manera u otra. Lo intentó algunas veces reprobando las materias, pero descubrió que aquello no funcionaba y en vez de eso se estaba retrasando demasiado.


Después comenzó a esforzarse y si bien no le elogiaban por tener calificaciones sobresalientes, si le daban regalos o al menos eso le mandaba decir su madre en la nota del auto nuevo o alguna consola nueva. Su madre le llamaba de vez en cuando para decirle que le habían llamado de la preparatoria para felicitarla por los sobresalientes de Mark.


Pero, su padre jamás llamaba, ni siquiera hacía algún comentario acerca de eso, a pesar de que su madre insistía en que su padre estaba muy orgulloso de él, Mark sabía que era mentira.


Su padre era un hombre extraño, era casi parecido a Mark pero sin la mirada de cachorro, era alto y de complexión fuerte, con unas facciones frías y mirada tajante, Mark sentía que secretamente su padre le odiaba. Habló varias veces con su madre de aquello, pero ella decía que su padre le amaba como a nadie en el mundo.


Aquel recuerdo fue suficiente como para bajarle el ánimo hasta el suelo.


Pasando al tema de Yuta, Mark no intentó nada porque simplemente no tenía tiempo y cuando lo tenía solamente quería dormir, terminaba demasiado cansado como para querer que Yuta lo regresara a su lugar con una patada en el trasero. Aparte tenía que pensar muy bien los movimientos que haría, porque Yuta podía dejarlo con las ganas.


Mark no era estupido, podía pretender serlo, pero detrás de cada movimiento que hacía lo acompañaba una serie de estrategias que había planeado.


Aparte, descubrió que Yuta era una gran persona, independientemente de su destacable físico, Yuta poseía un gran corazón, aquello comenzaba a verlo en pequeños detalles, como desearle un buen día, tomarse la molestia de investigar sus snacks o comidas favoritas. Le comenzaba a agradar tener a Yuta todos los días a su alrededor.


Mark llegó a casa con los ánimos por el suelo, tenía demasiados trabajos y si le sumaban los talleres extras pues entonces no tenía tiempo para siquiera dormir correctamente sus ocho horas, quería llorar.


Se dejó caer contra la sala y tras unos momentos de relajación, tomó su mochila y comenzó a vaciar todos los cuadernos en la mesa, los acomodo por importancia y tras sacar su tableta comenzó con las labores.


A Yuta se le había hecho extraño escuchar el sonido de la puerta y después completo silencio salió con cuidado de la cocina, imaginando que alguien había entrado dispuesto a robar la casa, Yuta no era una persona que se arreglara con los golpes, pero si podía defenderse bien.


Pero, al estar en la sala encontró a Mark sumido en tareas y pudo relajarse completamente, le observó desde cierta distancia y a decir verdad le seguía sorprendiendo muchísimo, que Mark fuera muy dedicado a la escuela, porque con la primera impresión que le dio, se notaba todo lo contrario.


Casi podía sentir la frustración del muchacho, la escuela no era fácil, menos cuando tenías talleres extras.


Se acercó a Mark y con cuidado acarició la mata de cabellos castaños del chico sacándolo de sus pensamientos, Mark le miró con ojos llenos de lágrimas y a Yuta casi se le va el alma del cuerpo.


— ¿Que pasa, cachorro? — preguntó alarmado, Mark sorbió su nariz.


— No entiendo nada del chino — sus labios se formaron en un puchero, Yuta siguió acariciándole el cabello.


— No te estreses tanto ¿si? — le dice — Aparte necesitas distraerte, has estado toda la semana enfrascado en tareas y ni siquiera has comido bien.


— Tengo evaluación en dos semanas y no puedo ni escribir un carácter decentemente — casi llora de no ser porque le daba vergüenza hacerlo enfrente de otros, Yuta suspiro.


— Mira, hagamos una cosa, acompáñame al supermercado y yo te ayudo con el chino ¿qué te parece? — los ojos de Mark parecieron iluminarse y asintió frenéticamente.


— ¿es una cita? — comentó divertido, Yuta sonrió, pero negó.


— Nunca cambiaras ¿cierto?


Al final termine llendo a comprar cosas para la casa con Yuta, en otras circunstancias lo habría disfrutado, pero en aquellos momentos no paraba de pensar en qué haría si no podía con aquel idioma, se suponía que debería facilitarse al saber coreano, pero aquello no estaba funcionando.


Sentía que su maestra le hablaba en chino, literalmente, porque no entendía nada, no podía siquiera pronunciar correctamente un hola. Mark se frotó el rostro con fuerza, tal vez si aquello no funcionaba le diría a su madre que no podía con aquel idioma, aunque no quería hacer aquello, porque su padre había sugerido indirectamente que estudiara aquel idioma ya que podía servirle en el futuro y Mark no le quería decepcionar.


Un brazo envolviendose en su cintura de manera fuerte le saco de sus pensamientos, volteo hacia arriba para toparse con los ojos serios de Yuta, sintió un escalofrio recorrerle entero.


— Casi te arrolla aquella señora con el carrito del supermercado — tenía el ceño fruncido y vio hacia donde la señora había partido — deberían fijarse por donde van y no ir tan rápido con eso.


— Lo siento, hyung, yo tampoco he visto por donde iba — se sonrojó hasta las orejas tras la mirada cálida de Yuta.


El japonés le acarició la mejilla con cuidado y negó.


— No me gusta verte tan distraído, Markkie — era la primera vez que le llamaba así y le estaba gustando — no debes sentirte tan frustrado, porque la escuela no se trata de hacerte sentir de esa manera, sino más bien contento.


— Me está costando más de lo que debería — sincero — no quiero decepcionar a mis padres.


Y por primera vez pudo ver la sonrisa de Yuta, grande, sincera y sobre todo cálida, sintió que algo en su interior se removió.


— Pues, si ellos no están orgullosos del gran hijo que tienen pues se lo pierden, porque yo estoy muy orgulloso de ti Markkie.

...

Holaaaa, perdonen la tardanza unu tuve una semana llena de tareas y por más que decía hoy me hago un espacio simplemente escribía un parrafo o dos unu.

¿les va gustando?

un besito, nos leemos pronto

senpai | YuMark |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora