senpai | YuMark |

fin

—¡Ah!

Se arqueo contra la boca de Yuta que se concentraba en lamer su pezón izquierdo con fervor, el japonés sonrió contra el pecho de Mark y acarició las piernas desnudas de este, Mark se sintió temblar bajo el tacto del japonés, se sentía mareado de repente, pues le encantaba la estimulación que le daba a su pecho con su boca experta.

— T-Tengo que ir a la universidad — se quejó por quinta vez, pero Yuta negó.

— No vayas, ve más tarde te acompañaré — dijo separándose del pecho de Mark con los labios enrojecidos por la labor que estaba haciendo.

— La directora dijo que tendría los papeles que le pedí al medio día — puchereo, Yuta no se inmuto y dirigió sus labios al cuello de Mark sintiendo a este suspirar.

Tenía cerca de veinte minutos en la misma situación, trataba de convencer a Yuta de que lo dejará ir a la universidad, pues era su último día en Seúl y necesitaba recoger todo lo necesario para poder ingresar a una nueva universidad en Osaka, donde comenzaría su nueva vida con el amor de su vida, en la ciudad que vio crecer a Yuta y su vida sería maravillosa. Pero, el mayor no lo dejaba ir, pues seguía besándole hasta quitarle el aliento.

— Me vuelves loco — dijo Yuta despeganose un poco de su cuello para comenzar a adentrar sus manos en los deportivos de Mark.

El canadiense jadeo en busca de aire, pues por más que insistiera en que lo dejará ir, en realidad no quería aquello, quería quedarse para que Yuta pudiera llenarlo de placer.

— Estás inquieto desde ayer — medio rió pasando las manos por el cabello de Yuta, el otro cerró los ojos dejándose hacer.

— Tu tienes la culpa — dijo abriendo los ojos para ver a Mark, el canadiense sonrió sabiendo a lo que se refería.

— ¿Tanto te gustó la sorpresa? — preguntó arqueando una ceja, mientras Yuta aprovechaba para quitarle los deportivos.

— Me encanto — susurró acariciando las piernas de Mark — tanto que no puedo dejar de pensar en eso.

Y es que Mark quiso ser un poco travieso el día anterior, se había comprado unas pequeñas bragas rosas, que en realidad no dejaban en nada a la imaginación, eran pequeñas con un pedazo de tela transparente por delante que dejaba ver su miembro y por detrás era solamente un pedazo de tela que se perdía en la división de sus nalgas, a Yuta le había encantado, tanto que se lo hizo varias veces seguidas hasta dejar a Mark totalmente cansado.

— Yo tampoco — confesó Mark — fuiste tan rudo, todo fue tan caliente que aunque terminara y sintiera que no podía más, el tan solo sentirte crecer de nuevo dentro de mí me ponía.

Yuta beso los labios de Mark castamente mientras abría las piernas desnudas de este y se posiciona entre ellas, después mordió el labio de Mark para después pasar su lengua contra el labio maltratado, Mark jadeo.