𝐨𝐧𝐜𝐞

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¿𝘤𝘦𝘭𝘰𝘴𝘰, 𝘔𝘢𝘳𝘬𝘬𝘪𝘦?

¿𝘤𝘦𝘭𝘰𝘴𝘰, 𝘔𝘢𝘳𝘬𝘬𝘪𝘦?

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Lo que menos le gustaba de viajar, era precisamente el traslado en sí, porque era largo y a veces agotador, en su cortos dieciocho años podía presumir que había viajado más de lo que la gente podría imaginar, entre ellos estuvo su cambio de residencia, de Canadá hasta Seúl.

De niño aquello era algo que le gustaba, pero conforme fue creciendo descubrió que le gustaba la vida sedentaria, pertenecer solamente a un lugar. Claro que su percepción de aquello ahora estaba cambiando, todo gracias a Yuta.

Pues podía comparar al japonés con una madre preocupada pero ansiosa por el viaje, primeramente se despertó demasiado temprano, su vuelo salía a las diez de la mañana, pero Yuta ya estaba de pie a las siete de la mañana, poniendo de pretexto que debían estar antes en el aeropuerto por si pasaba cualquier cosa, también le dio de desayunar a Mark, pese a que este no tenía mucha hambre.

Uso de excusa que la comida del avión era un asco y que podía enfermarse en el camino, además que tenía que hacerlo, pues estar muchas horas sin alimento podría ser peligroso para su salud, Mark se divertía demasiado con aquella situación, pues Yuta siempre exageraba, pero esa vez estaba llevándose el premio mayor.

Pese a que Mark quería agradecerle a su madre por el viaje, cuando estuvo dispuesto a ir hasta su cuarto, ellos ya no estaban, Mark sabía que cuando algo así ocurría lo que querían era irse antes de que despertara para evitar más líos. Era la forma en que su madre tenía para evadir los problemas y de alguna forma u otra darles solución, Mark nunca decía nada y acataba aquello en silencio.

Pero, se dijo que no pensaría en aquello, que aquel viaje lo usaría como su madre dijo, para distraerse y qué mejor forma de distraerse si aquel viaje era con Yuta, Mark se mordió los labios, disfrutaría demasiado aquello, aunque sufriera las consecuencias después.

Yuta tenía el ceño fruncido una vez que estaban en el aeropuerto y Mark no sabía porque, el japonés había estado demasiado animado, pero su estado de ánimo cambió cuando llegaron al aeropuerto, Mark intuía que era por las miradas que algunos hombres le estaban dando a sus piernas.

No era su culpa que el clima estuviera demasiado caluroso y que Mark quisiera llevar aquellos shorts de mezclilla que se le pegaban como una segunda piel y que apenas si le llegaban a medio muslo, tampoco era culpable por tener aquellas hermosas y bien trabajadas piernas.

Batió sus pestañas y observó a Yuta, el japones estaba concentrado en intimidar a aquel extrangero que no quitaba los ojos de Mark, que no sintió cuando el chico le tomo suavemente del hombro.

— Senpai — le llamó y a regañadientes el otro volteo — creo que debemos ir caminando hasta la puerta, ya es hora de abordar.

— Menos mal, ya me estaba comenzando a enfadar por estar esperando tanto tiempo — gruño tomando a Mark del brazo, el chico se rió bajito.

senpai | YuMark |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora