𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

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𝘵𝘦 𝘥𝘢𝘳é 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘦 𝘱𝘪𝘥𝘢𝘴

𝘵𝘦 𝘥𝘢𝘳é 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘦 𝘱𝘪𝘥𝘢𝘴

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Mark se sentía mentalmente agotado después del constante estudio de aquel idioma totalmente desconocido para él, pero sobre todo estaba feliz de al fin poder decirle adiós al novio de su senpai, pues para Mark fue más difícil tener que lidiar con el chico que con el propio idioma.

Pero, Mark no estaba muy seguro de que hubiera comprendido el idioma del todo, se sentía ligeramente confundido, porque cada que una clase terminaba con el rubio no terminaba de explicar bien las bases de aquello y al siguiente día saltaba a un tema completamente diferente y por mas que Mark le preguntaba acerca de sus dudas, simplemente no se las resolvía con claridad y al final del día Mark terminaba más dudas de las que ya tenía.

Fue allí cuando Mark comenzó a arrepentirse un poco de haber sido tan altanero con el chico, pues no le estaban dando frutos aquellas clases y presentía que lo hacía a propósito.

Y tal como Mark lo presintió, sacó un cincuenta y ocho en su evaluación final, los ánimos se le bajaron hasta el suelo y con unas enormes ganas de llorar llegó a casa.

En cuanto abrió la puerta pudo divisar a Yuta sentado en el sofá viendo algún programa en la televisión, con pasos flojos llegó hasta el sofá y se dejó caer en el sofá sacandole un susto a Yuta, el japonés le vio con detenimiento y apagó la televisión.

— ¿Cómo te fue en el examen, Markkie? — preguntó el japonés, Mark se hundió más en el sofá.

— No me fue muy bien — murmuró.

— Vamos, cachorro, muéstrame — y tras la insistencia, Mark sacó el arrugado papel y Yuta pudo divisar el enorme cincuenta y ocho marcado con rojo en una esquina. — Creo que solo te has confundido en algunas cosas, pero mira que comienzas a entenderlo.

Yuta trató de animarlo, pero Mark sentía que no se podía animar con nada, más porque había estado demasiado animado en aprender aquel idioma para poder sorprender a su padre, claramente no estaba funcionando.

El pelinegro se acercó más a Mark y abrió sus brazos para que el menor se refugiara, Mark no se hizo del rogar y se abrazó al torso del mayor con fuerza, Yuta le daba pequeñas palmadas en la espalda para distraerlo.

— No lo entiendo, di lo mejor de mi para poder pasar — su voz se vio amortiguada por el pecho de Yuta.

— Shh, está bien, el chino es un idioma muy complejo, te irá bien la proxima ¿si? — le acarició el cabello.

— No sé si quiero que haya una próxima vez — murmuró.

— No debes rendirte, cachorro, al contrario debes tomar impulso para continuar con esto — le despegó un poco para verle a la cara — debes tomar el toro por los cuernos y demostrar que eres fuerte.

A Yuta se le partió el alma al ver aquellos ojos de cachorro cristalinos por las lágrimas que no soltaba y se preguntó desde cuando alguien no le consolaba cuando le iba mal en la escuela o simplemente estaba teniendo uno de esos días en los que solamente quería meterse a la cama y no salir.

Le acarició la mejilla y le sonrió, se dijo que cuidaría de aquel pequeño cachorro hasta donde pudiera.

— ¿Qué dices si te doy un premio? — le preguntó para poder animarlo un poco.

— Pero, no aprobé — dijo con voz lastimera.

— Pero, el esfuerzo también debe ser premiado ¿que dices? — entonces los ojos de Mark se iluminaron.

— ¿Entonces qué me darás? — preguntó coqueto, Yuta carcajeó libremente.

— Dios, eres tan, pero tan tú, Mark Lee — le pellizcó la nariz con sus dedos y se levantó del sofá — Pero, está bien, te daré lo que quieras ¿que dices?

Mark pensó muchas cosas, su cerebro le comenzó a mandar miles de cosas de las que le podía pedir al mayor, cosas que había deseado desde que lo conoció, pero por otra parte, no quería que Yuta le diera aquello solamente porque Mark lo pedía, quería que el japonés llegará a él porque así lo deseaba y para todo aquello necesitaba ser paciente.

— Quiero cenar japchae — sonrió y Yuta parpadeo dos veces, parecía ligeramente descolocado, pero asintió.

— Entonces japchae será — caminó hasta Mark y le acarició los cabellos con dulzura — le llamaré a Sicheng, ya sabes para agradecer su esfuerzo.

— ¿Sicheng hyung? — Mark debía aceptar que el chico le ayudó mucho, pero no tanto como esperaba.

— Sería como agradecer su esfuerzo ¿sabes, cachorro? en esta vida debemos ser agradecidos con quienes nos ayudan — le pasó un cabello por detrás de la oreja — además es bonito tener ese tipo de detalles con las personas.

Y tras dejar una caricia en la mejilla de Mark, desapareció hacia la cocina. Un puchero se instaló en los labios de Mark, quería estar a solas con el japonés, pues en su cabeza se imaginó un bonito escenario donde Yuta le consolaba y le daba de comer en la boca, claramente aquello se acababa de salir de sus manos.

Pero, su cerebro se iluminó en una idea, entonces si Yuta invitaría a Sicheng, entonces él también jugaría un poco, al fin y al cabo no tenía nada de malo ¿cierto?

...


Holaaaaa ¿como están?

siento traerles un capitulo cortito, pero es para dar pie a lo que se viene jsjsjs, espero no tardarme tanto, porque estoy en evaluación unu, pero trataré de ser constante uwu.

espero les vaya gustando <3 un besito nos leemos pronto.

senpai | YuMark |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora