𝙙𝙤𝙘𝙚

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¿𝘱𝘢𝘱𝘪?

¿𝘱𝘢𝘱𝘪?

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Mark tenía un cosquilleo en el estómago desde que Yuta le acorraló en el ascensor, era como si el estómago se hundiera, pero después surgiera desde el fondo con tanta fuerza que le robará el aliento. Era algo raro, porque apenas si le había tocado y Mark se sentía quemar por dentro.

Pero, aquello no era lo más molesto, lo más molesto era que el japones parecía no darse cuenta, pues Mark pensó que en cuanto estuvieran en aquel cuarto Yuta lo estamparía contra la pared para hacerlo suyo allí mismo, pero no, tal vez había visto demasiada pornografía como para imaginarse aquello. Pero, Yuta prácticamente pasó de largo hasta el cuarto de baño para poder darse una ducha y después salir a comer, pues decía que quería aprovechar el día al máximo.

Mark no quería estar afuera asoleandose, prefería estar en la comodidad de su habitación con Yuta, con el japonés encima de él o debajo, en realidad no le importaba mucho la posición, lo que importaba es que Yuta acabara con aquel calor que le quemaba por dentro, pero nuevamente a Yuta le importaba más lo rico que estaban los mariscos en aquella parte de Corea, que el mismo Mark.

El castaño no tenía mucho apetito y solamente pico los camarones de su plato, Yuta le observó curioso y se pasó lo que tenía en la boca para poder hablar con Mark.

—¿No te gustan los camarones? — preguntó Yuta con los ojos muy abiertos.

— No mucho, prefiero la carne  — respondió cortante, Yuta ni se inmuto.

— Entonces ¿porque los pediste? No debes pedir comida que no te guste, es un desperdicio, Mark — le regaño, Mark rodó los ojos al cielo.

— Me los comeré ¿contento? — y se iba a llevar uno de ellos a la boca cuando Yuta se lo quitó de la mano.

— Me lo comeré esta vez, pero para la próxima pide algo que de verdad vayas a comer, no me gusta desperdiciar la comida — le señaló con un dedo — ¿sabes cuantos niños en áfrica y en el mundo hay sin comida...

— Ya entendí, papá, pediré algo que sí me guste — dijo en tono sarcástico, los movimientos de Yuta se pararon en seco y le miró fijamente.

— ¿Cómo me llamaste? — Mark le miró con el ceño  fruncido sin entender a lo que iba, pero una vez que entendió abrió la boca con sorpresa.

— ¿Papi? — susurro batiendo las pestañas, Yuta se quedó sin habla y sin importarle la charla que le había dado a Mark sobre desperdiciar comida, se levantó de su asiento y tomó  a Mark del brazo para llevarlo prácticamente corriendo al ascensor.

No entendía lo que pasaba pero, le gustaba, el ascensor llegó a ellos y Mark maldijo por lo bajo, pues más gente llegó con ellos para tomar el ascensor, pero podía sentir la mirada penetrante de Mark contra su costado derecho, estaba cien por ciento seguro que si las demás personas no hubieran estado allí Yuta le hubiera acorralado en una esquina y le hubiera besado hasta quitarle el aliento. Jadeó por mera frustración, pero el apretón que Yuta le dio a su cadera le indico que debía guardar silencio.

senpai | YuMark |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora