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☀Capítulo 28: Parece un mochii☀

Me paro en seco, deteniéndome en las escaleras de la azotea, deshaciendo bruscamente su agarre de un manotazo. Me alejo y me paro frente a él con los brazos cruzados, soltando un suspiro al ver su mirada confundida, no quiero tratarlo mal luego de que me defendió.

— Gracias por defenderme. — Agradezco con un tono neutro.

— No es nada... — Se apresura a responder con una sonrisa tímida.

Awww, quiero pellizcarle sus mejillas, parece un mochii... ¡Heesook, concéntrate no es momento para eso! Carraspeo y continúo.

— Pero no era necesario, yo puedo defenderme sola. — Agrego con el mismo tono, frunciendo el entrecejo.

— Los dos compartimos dolor... — Dice de repente con un semblante totalmente serio.

Me quedo un segundo mirándolo en silencio... ¿Qué quiere decir con eso? Sin dudas algo le ocurre y eso voy a averiguarlo.

— Siempre frunces el ceño... Pero cuando sonríes eres cien mil veces más linda — Cambia drásticamente el tema y su expresión se aligera — Aunque incluso ya seas hermosa como eres, brillas más cuando sonríes — Agrega sorprendiéndome grandemente sus palabras y dejándome sin que decir.

Si cree que con eso me va a calmar, pues... No se equivoca. No quería enamorarme y me sonreíste. Siento mis mejillas sonrojarse y carraspeo para disimular... ¡Idiota, mil veces idiota!

— Estas escaleras me traen recuerdos — Habla repentinamente, mirando a la nada, tocando sus labios de forma coqueta y embozando una sonrisa juguetona.

Me atraganto con mi propia saliva y me procuro de sostenerme de la baranda de la escalera para no caer por estas.

— ¿Estas bien? — Pregunta acercándose rápidamente a mí, preocupado, dado leves golpes y sobando mi espalda. Levanto mi mirada encontrándome con la suya, asiento rápidamente y me voy.

"Amar es destruir y ser amado es destrucción..."

Esas palabras las repetía todos los días al levantarme en la mañana, pero ahora parecen no importar... No sé qué voy a hacer con este sentimiento dentro.

He encontrado una razón para cambiar lo que solía ser, una razón para mostrarte, una parte de mí que no conocías, una razón para volver a empezar... Y la razón eres tú. Siento mucho haberte hecho daño, idiota.

...

Camino por los pasillos en dirección a la salida de la escuela, tomando las tiras de mi bolso y pensando en el idiota... Por cierto, ¿Qué estará haciendo? De seguro debe estar en el entrenamiento.

— Ella siempre ha sido una perra sin corazón, pero parece que Jimin cambio eso en ella. — Dice en un tono de voz alto, al ver qué pase a su lado.

Era la misma chica que horas atrás estaba hablando mierdas de mí. Siento mi sangre hervir, pero decido ignorarla por su bien y para controlarme empuño mis manos.

— Ahora se cree la gran cosa porque, Jimin la defendió. Solo le tiene lastima como todos en la escuela. Una chica asocial, con un temperamento de mierda porque su padre la abandono... Pobre cosa fea, entiendo que el chico sea tan bueno y por eso la quiso defender. — Continúa con un tono burlesco e irónico, tratando de provocarme — ¿Por qué solo no se va a la mierda? Seguro ya se sabe el camino de memoria. — Agrega soltando una risa irritante.

Ay, no sabes lo que has dicho.

Suelto una risa sarcástica y no logro contenerme más. Mis pies se mueven solos hasta donde ella se encuentra, dando largas y fuertes zancadas me detengo frente a ella. La miro con una mezcla de pena, e ironía y sin pensarlo dos veces elevo mi mano, dándole una fuerte bofetada, la cual hizo eco por todo el pasillo y el silencio abundó en el lugar.