☀Capítulo 40: Nuestro secreto☀

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Me detengo por un momento frente la puerta de la habitación de Jimin, para peinar con mi mano libre mi cabello, no quería que al verme se diera cuenta que venía corriendo por todo el camino como una loca.

— Hey, idiota... — Murmuro asomando mi cabeza por la puerta y encontrándolo tumbado en la cama con una expresión aburrida.

— ¡Hee! — Exclama inmediatamente con alegría al verme.

Paso a la habitación mientras miro como se incorpora sobre la cama con una sonrisa de oreja a oreja, pero de la nada su sonrisa se borra de repente.

— ¿Qué haces aquí a esta hora? ¿No deberías estar en la escuela? — Cuestiona con su ceño ligeramente fruncido.

— Debería, pero como es hora de almorzar preferí venir a comer contigo... Así que tenemos solo 15 minutos — Respondo con simpleza, mostrándole una dulce sonrisa de labios cerrados.

Jimin me mira por un segundo en silencio y sonríe de forma enternecida, como si me adorara. Siento mis mejillas comenzar arder y rápidamente busco maneras de cambiar la atmosfera del ambiente.

— Toma. — Le extiendo con mi mano una taza con comida.

— Gracias — Agradece y toma la taza, mientras palmea una parte de la cama para que yo me siente junto a él — Oye, deberíamos ir esta noche a los bolos — Murmura, levantando y bajando varias veces las ceja.

— ¿Ah? Acaso no ves que... Espera un momento... No, obviamente no. — Niego de forma rotunda.

— Pero... — Hace un puchero triste.

— No voy a salir con un paciente fugitivo de la clínica, lo siento. Cuando te den de alta iremos. — Aseguro con una sonrisa tranquila.

El chico baja la cabeza triste, mientras suelta uno que otro suspiro sintiéndose decepcionado. Muerdo mi mejilla para evitar reírme por la tierna escena que esta haciendo. Me levanto y busco en mi bolso unos rollitos de fresa, siento la mirada curiosa de Jimin sobre mí, pero no tardo en mostrarle lo que buscaba, este al verlo sus ojos comenzaron a brillar con emoción... ¿Acaso estoy saliendo con un niño? Porque eso es lo que parece este lindo idiota.

Me acerco nuevamente hasta él y le doy el dulce, mientras me siento a su lado. Sin duda las cosas más simples podían hacerle feliz, al igual que un niño. Luego de unos segundos ya se ha devorado el rollito, lo miro impactada y a la vez divertida.

— Hee, si me besas ahora, sabrá a fresas — Comenta sonriendo encantadoramente y mirándome con picardía.

Trago grueso al escuchar sus repentinas palabras y siento mi rostro calentarse. Salto de la cama y en un brinco tomo todas mis cosas.

— No seas tonto, debo irme... Nos vemos más tarde... Adiós. — Balbuceo saliendo con prisa de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí.

Me apoyo de la pared, pestañando lentamente, llevando una de mis manos hasta sentir a mi corazón latiendo como todo un loco... Mierda, Heesook.

...

— ¿No, nos regañaran? — Comento, dubitativa.

— Será nuestro secreto, ven. — Susurra, arrugando su nariz al sonreír.

Mierda como siempre caigo ante el encanto de su sonrisa. Jihoon, le había llevado la laptop a Jimin, en la tarde para que se pudiera distraer y no se aburriera tanto. El muy idiota paso toda la tarde descargando películas para verlas conmigo, ahora por eso me encontraba recostada en la cama a un lado suyo. Ash, si me regañan por su culpa juro que lo golpearé.

💌Cartas para un idiota💌 » PJM ️© «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora