Debido a ciertas razones de su pasado, Heesook, cree que el amor no existe y que tan solo es para personas idiotas, débiles e dependientes, por lo que ahora sólo se preocupa por sus libros y estudios.
Pero todo dará un drástico giro en su vida y en...
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— ¡Ay...! Estas gomitas acidas están muy buenas, saben a cielo... — Hablo con la boca llena, disfrutando de mis exquisitas gomitas.
Sentada en las tribunas de la cancha de básquet, observo de forma disimulada al idiota. A pesar de la distancia en la que me encuentro puedo notar que está todo lleno de sudor, como si le hubieran echado un balde de agua encima, parece un cerdo.
— Debería tomar nota de esto para burlarme de él en la próxima carta — Murmuro, mientras comienzo a buscar en mi bolso un cuaderno y un lápiz, para hacer la carta.
Al subir la mirada, mi paz mental es descontrolada y de repente me atraganto con las gomitas, pero rápidamente logro escupirlas. El muy imbécil se levantó la camisa para limpiar su sudor, podía ver todo su abdomen y yo no era la única ¡¿Cómo se atreve a hacer eso?!...
— ¡Es un exhibicionista! — Exclamo sin darme cuenta y veo de repente como todos los que se encuentran cerca me miran raro. Mierda ya la cague.
Aunque deteste a ese chico, no puedo negar que está muy bueno, parece sacado de una revista. Ver como brillantes gotas de sudor caen de su cabello y corren por su rostro, mientras lo peina con su mano, es muy excitante. Creo que necesitare comer helado para bajar esta calentura.
Ahora que lo pienso sería un desperdicio no tomarle una foto, así que rápidamente del bolsillo de mi falda saco mi celular y a la velocidad de la luz lo desbloqueo. No me importa parecer una acosadora estas fotos lo valen, siento que alguien se sienta a mi lado, pero estoy tan concentrada que ni siquiera me detengo a mirar quien es.
— ¿Ahora te volviste una más del club de fans de Park? Esto es fantástico — Comenta de repente en un tono burlón, haciéndome brincar en mi asiento del susto y causando que mi teléfono se resbale de mis manos.
— Burro mira lo qué me haces hacer — Espeto mientras recojo mi celular del piso.
— No sabía qué te gustara tomarle fotos a chicos sin camisa. Mira como avanzas de no quererte enamorar a tomar fotos calentonas... Traviesa~ — Dice con picardía acercándose a mi rostro, yo solo alejo su rostro con la palma de mi mano — Me hubieses dicho que eras así antes y te hubiese mandado fotos de mi abdomen, que por cierto está mucho mejor que el de ese enano — Continuo en un tono arrogante.
— Ajá — Musite sin importancia, levantándome de las tribunas. Tengo cosas mejores qué hacer.
— ¿A dónde vas? — Inquiere Nam, siguiéndome.
...
— No tiene sentido lo que haces — Comenta sin apartar su mirada.
Estaba a punto de dejar la carta dentro del casillero del idiota, pero Nam me interrumpe con su jodido comentario. Siento que tengo el corazón en la boca, mierda que susto... Quiero matarlo.
— Tu vida tampoco la tiene y yo no ando restregándotelo en tu cara — Respondo molesta, alzándome de hombros.
— Claro que si lo tiene, tiene mucho más que la tuya. Al menos yo no ando acosando a la persona que me gusta con cartas de odio — Replica y sonríe burlón.
— Shhhhh... — Musito, mientras tapo su boca con mis manos y hago que choque con los casilleros — Cállate, bruto — Chillo y lo miro con furia, este idiota podía causar que me descubrieran.
De repente escucho como alguien se acerca y de inmediato, Nam y yo giráramos la cabeza para ver de quien se trataba. Mierda, no podía ser él, no en este preciso momento.
— Yo... No quise interrumpir — Formula con una sonrisa apenada para luego desaparecer por el pasillo.
Quedo algunos segundos con mi boca abierta viendo cómo se va por el pasillo y desaparece al cruzar en otro. Nam me hace reaccionar al quitar mi mano bruscamente de su boca... Siento que me voy a desmayar.
— ¿Y si me descubrió? — Farfullo angustiada y comienzo a lamer mis uñas... Aish, estoy jodida.
— No creo, ahora debe pensar que tú y yo somos algo — Contesta despreocupado — Ya es la segunda vez que nos ve así. Créeme ahora no pensara en ti como la loca acosadora — Continua con una sonrisa la cual desaparece al ver como lo fulmino con la mirada — ¿Cómo alguien de uno cincuenta puede ser tan amenazante? — Cuestiona después de unos segundos.
— ¡Mido uno cincuenta y cinco, tonto! — Exclamo irritada.
