— ¿En tu casa o la mía? — Suelta de repente, mirándome directamente a los ojos con un semblante realmente serio.
— ¡¿Ah?! ¡¿Qué?!— Exclamo exaltada, abriendo mis ojos hasta más no poder. Quiero gritarle que me baje, pero su pregunta me ha dejado tan impactada como para reclamarle.
— No quiero llevarte al hospital es un lugar horrible y no quiero que estés allí. Yo mismo haré que te baje la fiebre — Asegura, mirándome neutro.
Todo esto era muy mal pensable y todo por culpa de Nam. Por su culpa me he vuelto una puerca mal pensada. De manera disimulada muevo mi cabeza alejando todo tipo de pensamientos ridículos.
— Ah... — Pienso por un momento en sus palabras, formando una línea con mis labios.
Le diría para mi casa, pero mi mamá estaría allí, apuesto mi vida que comenzaría a hacer preguntas fuera de lugar... Y la verdad no quiero pasar por un mal rato. El chico me mira fijamente a los ojos, esperando por mi respuesta y sosteniéndome aun entre sus fuertes brazos.
— A la tuya. — Respondo sin rechistar y trago grueso. Puedo jurar haberlo visto sonreír de forma picara, pero lo disimulo girando su rostro y acercándose a sus amigos.
— Chicos debo irme. — Informa apresurado al grupo de chicos.
— ¿Qué sucede? — Pregunta en un tono preocupado uno de ellos, yo solo me limitaba a mirarlos de reojo.
— Luego les explico — Contesta, pasando a su lado y dejándolos atrás.
...
— Ya vuelvo, voy a buscar unos paños húmedos — Comenta dejándome con sumo cuidado sobre su cama. Yo asiento, mirando cómo sale de la habitación.
Ya habíamos llegado a su casa, me pude dar cuenta que en ella solo nos encontramos Park y yo, lo cual causa que despierte en mí esa pequeña chispa de nervio y me sienta incómoda. Me remuevo sobre la cama y busco mi celular para mirar la hora, veo algunos mensajes de mi madre pero los ignoro.
— Regrese — Avisa entrando a la habitación con un bol en sus manos. Miro atentamente como se acerca y se sienta a mi lado, dejando el bol sobre la mesa de noche que se encuentra junto a su cama.
— ¿Q-ué...? ¿Qué haces? — Tartamudeo nerviosa, abriendo mis ojos hasta más no poder al ver como se inclina encima de mí y se acerca, elevando su mano hasta llegar a mi rostro.
Mi cuerpo se estremece al sentir el tacto de sus suaves dedos pasar sobre mi frente con delicadeza y mucha suavidad, casi sin tocarme, apartando con lentitud algunos mechones de cabello que cubren mi frente... Mierda está muy cerca y mi rostro se está enrojeciendo.
AY.
DIOS.
MÍO.
El idiota pega su frente junto a la mía, sintiendo mi temperatura mientras coloca una mano en su mejilla y la otra en la mía, causando que mi respiración se detenga en el momento que nuestras miradas se encuentran, provocando un fuerte descontrol en mí.
Oh, no, Heesook morirás de un ataque al corazón en cualquier momento y todo por su culpa.
— Mido tu temperatura — Responde luego de varios segundos con tranquilidad, sin aun apartar su mirada de mis ojos, mirándome divertido.
Poco a poco se aparta y agradezco que lo haya hecho porque yo no era capaz de mover alguna parte de mi cuerpo. Saca del bol un paño, exprimiéndolo para colocarlo en mi frente y hacerlo así otras varias veces más. Me quedé mirándolo, embobada ante la tranquilidad de su rostro y lo cuidadoso que era al limpiar mi rostro tratando de bajar mi fiebre. Parecía... un adulto, increíble.
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💌Cartas para un idiota💌 » PJM ️© «
FanficDebido a ciertas razones de su pasado, Heesook, cree que el amor no existe y que tan solo es para personas idiotas, débiles e dependientes, por lo que ahora sólo se preocupa por sus libros y estudios. Pero todo dará un drástico giro en su vida y en...