☀Capítulo 21: Beso indirecto☀

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Minutos atrás mi hermana me llamo pidiéndome con urgencia que fuera de nuevo a emergencias, así que en estos momentos me encuentro corriendo junto al idiota por los pasillos de la clínica como si mi vida dependiera de ello. Ambos nos detenemos al llegar a la sala de espera y ver a mi hermana junto a Jin, sin siquiera dudarlo me acerco a ellos.

— ¿Ya salió? — Pregunto notoriamente nerviosa.

Yangmi me mira por algunos segundos sin omitir palabra alguna, causando que me sienta ansiosa y comience a mover mi pierna derecha con intranquilidad. Mierda, ¡¿Por qué se queda callada?!

— Si — Responde y una sonrisa se forma en sus labios —Todo salió bien, ya puedes entrar — Asegura y pasa su brazo por la cintura de su prometido, acercándolo más a ella.

Giro lentamente sobre mis talones hasta quedar frente a la puerta, mirándola con duda. No sé qué hacer, tengo tanto miedo a mi reacción, de llorar frente a él y de recordar nuevamente por todo aquel sufrimiento por el que pase por su culpa, pero como si escuchara mis pensamientos siento como coloca una mano sobre mi hombro, apretándola ligeramente. Giro mi cabeza y lo encuentro a mi lado, sonriéndome con ternura.

— Si rechazas tu pasado, no serás capaz de moverte hacia a delante. — Musita en un tono tenue, sin mirarlo asiento con rapidez y él suelta mi hombro.

¿Cómo ese chico sin saber nada podía entenderlo todo? ¿Cómo podía entenderme? Comienzo a acercarme a pasos lentos, dejándolo atrás. Park tiene razón, si sigo recordando amargamente mi pasado no podre nunca ser plenamente feliz en mi presente y mucho menos en mi futuro, debo dejar mi orgullo de lado por un momento. Todo está pasando tan rápido, pero de cierta manera ya no me aterra.

Entro y siento mi corazón oprimirse al verlo después de tanto tiempo, esta no era la imagen que habría deseado ver luego de tantos años. Varios tubos, claves y algunas máquinas lo rodean, mientras que una venda cubre parte de su cabeza, incapaz de acercarme me quedo parada en el lumbral de la puerta, observándolo. Él es el causante de mis mayores traumas, miedos, rencores y odio... Pero, ¿Por qué no lo detesto? ¿Por qué no simplemente me acerco y le reclamo por todo el daño que nos causó a mi hermana y a mí? ¿Por qué siento lastima por un ser inexistente en mi vida? ¿De qué sirve que me preocupe por él? Si solo me trato como algo insignificante. De repente abre sus ojos y nuestras miradas se cruzan, mierda, es inevitable no recordar. Todo me golpea de nuevo, si antes me había afectado ahora me sentía destrozada.

Hee, papá llego... — Avisa en un tono melodioso y dulce.

Al escucharlo dejo lo que estaba haciendo y salgo corriendo con pasos torpes, tratando de no tropezar y caer por las escaleras. Bajo dando saltos y lo veo con sus brazos abiertos, esperándome con una gran sonrisa. Ese era mi padre, mi primer amor, mi mejor amigo, mi héroe, mi compañero de juegos, aventuras y desastres, simplemente el hombre perfecto, gracias a él creía en el amor puro y sincero.

— ¡Papi...! Te extrañe mucho — Exclamo alegre, luego de haberme lanzado a sus brazos.

— Papá también te extraño — Confiesa con una sonrisa, mientras me carga y me alza con sus manos — Cuéntame, pequeña... ¿Qué has hecho? ¿Has leído los libros que te regale? — Pregunta y me sube a sus hombros en un rápido movimiento.

Asiento eufóricamente, me sentía tan feliz de verlo luego de tanto tiempo, en realidad no lo veía desde ayer, pero para mí eso era una eternidad.

— ¿Qué tal te pareció? — Inquiere, llevándome en su espalda hasta la sala.

— Pues... Me gustó mucho, pero... espera un momento — Cambio de inmediato el tema al recordar algo más — Papi... ¿Vistes a mis primas? — Cuestiono con un puchero.

💌Cartas para un idiota💌 » PJM ️© «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora