VI

3.2K 339 106
                                    


NOTA DE LA AUTORA: Me sorprende el agradable recibimiento de mi humilde historia, no queda más que agradecer por sus comentarios que me hacen inmensamente feliz, para mi es un honor contribuir a esta bella y talentosa comunidad, que se sepa que tengo aspiraciones que esta trilogía se convierta en un LONG-FIC y actualizar de manera muy frecuente, espero esten atentas. Que lo disfruten* 

-

-

-

-  

     Mentiría si decía que no se sorprendió a si misma con su propia declaración, esto se sintió como el golpe de energía que siente cada vez que luchaba contra titanes, se activó el interruptor que desató su instinto animal. A medida que el hombre la sometía en su cama, la explosión de enojo que la había consumido se fue apaciguando. Se cambió este sentimiento por uno más íntimo, acorde a la situación que ella, mucho más calma, encontraba comprometedora. Estar acostada boca arriba mientras envolvía con sus piernas la cintura del hombre que se cernía sobre ella y sostenía sus brazos encima de su cabeza. Por primera vez en su vida, pudo sentir que el hombre era más grande que ella y simplemente era una chiquilla inexperta en manos de alguien mucho más experimentado, alguien mayor, más fuerte, más sabio. Hasta ese momento desconocía el síndrome que hacía que entre sus piernas se agolpara el calor al verse dominada. Pensaba que de ser otra persona se sentiría denigrada, su orgullo no aguantaría y seguro lo hubiera molido a golpes. Pero era él.

     El hombre más fuerte de la humanidad, la hacía olvidar que era de los soldados más fuertes de la legión, la hacía olvidar que ella tenía la capacidad de superarse y superarlo en el proceso. Y eso, extrañamente en vez de atormentarla le gustaba, le gustaba que entre sus brazos ya no era la mujer que equivale a mil soldados. Aun podía recordar, como desde su infancia, los demás niños de edad simultánea se atemorizaban de jugar con ella, tenían un sentido de alarma que les gritaba que si la niña Mikasa se enojaba, podía lastimarlos gravemente. Muchas veces, los niños en su infinita ignorancia, sentían un golpe de orgullo al ser educados como los "varones fuertes y las niñas débiles". Muchas veces en su crecimiento se llegaron a referir a ella como si fuera un hombre. Nunca se lo dijo a nadie, pero cada desplante, burla o temor que le demostraban la hacía dudar de su feminidad. ¿Dónde estaba la fragilidad y belleza que caracterizaba a las princesas de los cuentos que su madre le leía? ¿Dónde estaba aquel príncipe que salvaba de un trágico destino a la hermosa princesa? Tal vez por ello comenzó su amor por Eren, fue el primer chico en defenderla, en dirigirse a ella, no con temor o despectivamente, si no como su igual. Inclusive se sorprendía cuando la trataba por débil, a pesar de ser ella quien siempre rescataba a su príncipe. El muchacho tenia agallas, ella se encogía frente a sus ojos esmeraldas, se sentía regañada cuando le levantaba la voz; pero igual sabía que podía derribarlo con extremada facilidad, sabía que no podía dar el todo de ella si tenía un encuentro violento con el que se crío como su hermano, en primer lugar porque podía lastimarlo gravemente, en segundo lugar, porque odiaría hacer sufrir el ego del castaño.

     Por primera vez en su vida, se había topado con la horma de su zapato, un hombre que podía apaciguar las explosiones de ira, alguien con el cual no tenía miedo de atacarle con toda su furia, porque confiaba –Muy en el fondo lo sabía- Confiaba en él y su fuerza, podía dejar de intentar controlarse a cada minuto, podía dejar de rebajar su nivel de confianza y habilidad como lo hacía para que su hermano se sintiera grande y capaz de protegerla. Dejaba de ser la frágil dama que inconscientemente fingía ser frente a Eren, para poder ser Mikasa Ackerman, la hábil y poderosa mujer, la soldado que equivale a 100 hombres, la mejor de su generación, la soldado elite; Podía ser ella porque sabía que a quien se enfrentaba era un ser igual de poderoso que ella, no se refería únicamente a la capacidad física de su capitán, lo decía por su inquebrantable espíritu de lucha, la fuerza emocional que mostraba día a día para no quebrarse en el asqueroso mundo repleto de sangre y perdida al que ambos pertenecían.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora