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*En definitiva no me cansare de agradecer su compañía en el desarrollo e esta historia, humildemente otro pequeño aporte, por y para ustedes*


     Estaba seguro que el desazón que sentía no era porque encontrara tediosa la misión, era debido a que está misión giraba en base a el imbécil de Fabián. La manera en la que gesticulaba y hablaba le parecía extremadamente idiota; Además, ese sujeto pertenecía a las ratas de cloaca de la policía militar. Solo era por eso, se repetía. Nunca en su vida le interesaban los problemas sociales y políticos, mientras estos no afectaran directa o indirectamente a él y a sus seres cercanos.

     Al parecer, el escoltamiento por parte de la legión de reconocimiento hacia el capitán Spinster empezaba esa misma noche. Al par de horas de haber abandonado la reunión que se llevó a cabo en el mismo lugar, se encontraba nuevamente en esa habitación, claro que esta vez estaba sentado en el mullido sillón mientras tomaba un vaso de té negro. El sujeto a proteger había abandonado el sitio en compañía de Hanji, como bonus extra, el tipo ese, acomodaba sus pertenencias en una de las habitaciones libres que se encontraba en la misma ala del cuartel en donde residía él, junto a los demás sargento y su comandante. La policía militar tenía claramente una gran diferencia en su estructura interna, así como también en su reglamento. Al ser los perros guardianes de los pomposos traseros reales de la capital, tenían la oportunidad de dormir donde ellos quisieran, claro, si podían costear alguna de las caras residencias del lugar, generalmente ese beneficio solo era usado por los de más alta jerarquía militar, los comandantes y capitanes eran los únicos que poseían un poder adquisitivo que les pudiera permitirse vivir tan cómodamente, y comer como cerdos. Eso sumado a la inactividad física, ya que solo se dedican a comandar sentados tras un escritorio, hacían que todos –o casi todos- fueran viejos, asquerosos y masas amorfas de grasa.

     Para molestia de Levi, el capitán Spinster parecía ser la única excepción a la regla, era tan solo un par de centímetros más bajo que Erwin y tenía una excelente condición física, igual de fornido y entrenados como los mejores soldados de la tropa de reconocimiento.

     - Me sorprende mucho tu actitud.- Habló el rubio, con reportes escritos en sus manos, miraba desde atrás del escritorio al soldado más fuerte de la humanidad; él pelinegro le devolvía la mirada desde el cómodo sillón de cuero.

     - A mí me sorprende lo imbécil que estas siendo en este momento.- Levi sorbió su té negro antes de continuar.- ¿En serio Erwin? Apostar y entregarte tanto ¿Por qué? Por un simple capitán de confiabilidad dudosa.

     - ¿No te has preguntado por qué la vida de ese hombre corre peligro entre los suyos?- El Comandante se frotaba los ojos un tanto hastiado de la actitud de su subordinado, aunque comprendía su desconfianza.

     - No lo sé, tal vez porque los perros de la realeza son sorprendentemente traicioneros.- Adivinaba Levi, mientras que el rubio lo que hacía no era más que negar con la cabeza.

     - ¿Crees que de haber podido el Comandante general de la policía no hubiera mandado ya a cortar su cabeza?- La duda comenzaba a crecer en su interior, viéndolo desde ese punto de vista Erwin tenía toda la razón.-A ese hombre que le hablas tan arrogantemente, es el próximo Comandante General de la policía militar.- Confesó sorprendiéndome.- ¿Cómo lo sé? Sencillo, Fabián Spinster es perteneciente a la realeza, su padre es un duque del sur del castillo real. Eso hace que el muchacho gane el favor y protección del rey, puesto que, genealógicamente son parientes. Por tal motivo Levi, muchos de los altos mandos de la policía militar, inclusive el actual comandante, conspiran para atentar contra la vida de él.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora