XLIII

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Nunca he temido a la muerte debido a que solo he sido un espectador, siempre he aborrecido desde mi impotencia a aquella neblina oscura que solo traía dolor consigo. He bailado a su lado, he observado sus caprichos, la he insultado en mi mente y la he maldecido en mi alma. Sí, lo he hecho, la he odiado; Sin embargo, silenciosamente muchas veces roge por su compasión, muchas veces tantee el piso en búsqueda de su mano, muchas veces mis pulmones se callaron en espera de que me viniera a por mí. Era el solitario niño que veía desde su olvido como ella se llevaba a sus compañeros tomándolo de las manos, y yo quería; quería saber que había más allá, quería ver el lugar a donde iban todos, quería seguirlos; no quería quedarme atrás, no quería quedarme solo; quería yo quería... quería descansar del dolor que dejaban en su ausencia.

Quería.

Ahora, mientras mi maltrecho cuerpo vuela por los aires, mi mente asciende y obtiene el poder de ver toda una vida en segundos. Los quejidos y llanto de mi madre tras la puerta de su habitación, el ardor en mi estómago gracias al hambre, el chillido de las ratas de la ciudad, la enfermiza higiene del lugar; las suplicas de todos aquellos con los cuales aprendí a sobrevivir, sangre y cuchillos, la carrasposa voz de Kenny; el suave cabello rojizo de Isabel, el olor a pan horneado en casa, las bromas estúpidas de Farlan, la inmensidad del cielo, la calidez del sol; Titanes, Los gritos motivadores de Erwin, titanes, las risas de Hange, titanes, mi escuadrón limpiando el cuartel, titanes, los rostros de mis camaradas llenos de dicha mientras prueban un vino, titanes; Nerviosas manos blancas, Mikasa, petición, Mikasa, deseo, Mikasa, anhelos, Mikasa, placer, Mikasa, refugio, Mikasa, preocupación, Mikasa, abrazos, Mikasa, amor, Mikasa.

Amor.

Mikasa.

Ella.

Mikasa, ella es mi amor.

Lo último que pude pensar antes de perder la consciencia, fue en el fuerte dolor en el pecho que me causaba recordarla por última vez desecha y herida en una tumba. Ya no quiero bailar contigo, ya no quiero odiarte, ya no quiero maldecirte; pero por favor, por ahora, solo por ahora, no me hagas seguirte, aun no quiero conocer ese lugar, ignora mis viejos pedidos; la razón de estar aquí es mucho más fuerte que nuestra vieja promesa; prometo dejar de buscarte, prometo dejar de invocarte, prometo dejar de seguirte, pero por favor, muerte, déjame recordarla de otra manera.

**

Mis parpados pesaban toneladas, el dolor general en mi cuerpo era tan fuerte, que estaba indiferente a él. Me dolía tanto todo, que no sabía por cual sufrir. Me costaba respirar, cada que lo hacía, sentía fragmentos de algo clavándose en mis pulmones, tal vez eran mis costillas, huesos, molidos y afilados. Cortes profundos, ardían, quemaban; me sentía en un mar de lava sangrienta, me sentía roto en pedazos y había algo en mi piel que me amarraba a mí mismo. Vendas. Mientras abría lentamente los ojos, pude identificar que las vendas no eran blancas, el marrón tierra y la sangre las manchaba.

¿Aún no estaba muerto?

- ¿Es por qué eres un Ackerman?- Escuchaba un murmuro cercano a mí, una voz femenina, mi cabeza dolía, aun no podía entender sus palabras.- Zeke... ¿Ahora...? ¿Escondernos?- Ella parecía hablar conmigo a pesar que supuestamente aun no podía escucharla, a duras penas podía distinguir algunas palabras. Reconocía esa voz. La mención de ese nombre me hizo recordar todo, el bastardo del titán bestia.- Solos...No podemos detenerlo...- A medida que la escuchaba iba captando por completo su mensaje.- ¿Ahora somos nosotros los que estamos en la celda?- Sus derrotados suspiros, los puedo escuchar, mientras pasan los minutos puedo escucharla mejor.- Seria mejor que nos quedáramos a vivir acá, ¿Cierto, Levi?- Ante su pregunta, una explosión, una revelación me hizo encontrar fuerzas para sentarme.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora