El primero en llegar a la escena fue Levi, quien a pesar de tener su cuerpo tembloroso en lujuria, las gotas de sudor frió rodando por sus cienes le brindaban toda la adrenalina que el momento requería, él ni siquiera sabía ¿el por qué? O ¿el cómo?, pero entre sus largos dedos, el color negro del fino mango de su navaja contrastaba con el bisque de su piel. Sin titubeos, una precisa patada fragmento la dura madera, sonando estrepitosamente la larga puerta caoba al impactar sobre el suelo, astillándose en mil pedazos. El tembloroso hombre enfundado en una larga capa negra, no contó ni un segundo para abortar su misión; Al ver al pequeño demonio de la legión dirigirse hacia él, su instinto de peligro lo convenció de que saldría mejor librado lanzándose de la ventana del segundo piso que cayendo en las manos del pelinegro. No contaba que su libertad se esfumaría de sus ojos al sentir el gran jalón por el cuello de su vestimenta. La velocidad inhumana con la que él capitán lo alcanzó lo dejó estático, él había jurado que al tener algunos metros de distancia podría escapar con dificultad, sin embargo, la fracción de segundo en la que Levi desechó su ventaja era –para su comprensión- imposible de creer.
Pasos acelerados resonaban en el pasillo, la persona anónima yacía derrumbado en el suelo completamente desorientado, el jalón y los golpes que recibió antes de impactar su cabeza en el suelo lo dejaron mareado y mirando luces blancas en sus pupilas.
- ¿Qué paso? – La pregunta de Hange vino simultanea a su cuerpo ingresando en la habitación, tras ella y a paso rápido se encontraba el Comandante y la cadete Ackerman.- ¡Ya se nos murió!- El gritó nervioso espabiló a todos. En breve tiempo Mikasa tomaba con sus manos el rostro del castaño, posando la palma de su mano frente a la nariz para comprobar su respiración, el castaño estaba inerte en el suelo. – Súbanlo a la cama.- El rubio tomó por las piernas al hombre y con ayuda de la pelinegra lo acostaron en el mullido colchón.
- ¿Quién eres y cuál es tu objetivo?- La pregunta de Levi capto la atención de los presentes quienes al estar preocupados por el bienestar del capitán Spinster obviaron la presencia del desconocido.
- Dem...demonio.- Sus balbuceos irritaban más al pelinegro, Levi se encontraba molesto, el dolor en sus testículos se volvía cada vez más insoportable.
- ¡Responde!- Golpeo ligeramente con la punta de su bota negra la cabeza del atacante. El pelinegro estaba sentado sobre el abdomen de él impidiendo que se levantara. En el piso de madera solidad se comenzó a visualizar un espeso liquido de tonalidad oscura.
- Si no era tonto, ya lo dejaste idiota con el golpe.- El tono de regaño de la castaña inundo el espacio. Erwin salió de la habitación y se paró en el pasillo, dándole ordenes a un par de soldados curiosos que se acercaron a la escena.
Ambos cadetes aseguraron por los brazos al desconocido y lo sacaron de la habitación rumbo al calabozo, todo por ordenes de su comandante.
- Hange, ¿Cómo se encuentra el capitán?- El rubio pregunto mientras la castaña levantaba los parpados del castaño y analizaba la reacción de sus pupilas.
- Parece estar en buen estado, solamente afectado por algún estupefaciente.- La mujer suspiró mientras se ajustaba sus anteojos.- ¡nee Mikasa! Ayúdame a despojarlo de su ropa, tenemos que asegurarnos que no tenga ninguna herida. – La pelinegra a pesar de todo parecía muy calmada, sin titubeos acató la orden de su superior. Ella comenzó despojándolo de sus botas para luego comenzar a desabrochar los botones de su pantalón, quitándoselos de manera fácil y eficiente.- Cuidadito con meter mano de más, te estoy mirando.- La insinuación de Hange sonrojó las mejillas de Mikasa, quien solo se limitó a ayudar a la castaña a desvestir al varón, Levi rodó los ojos por el comentario, mano le estaba metiendo Mikasa a él, hasta hace poco que tuvo que venir un imbécil a interrumpir.
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Tradición -Rivamika- (Finalizado)
FanficQue vulgar y asquerosa tradición. -Ackerman- Saludo a la joven que esperaba frente a la puerta de mi habitación, ella me mira fijamente. - Instruyame por favor. - Me dice directamente, su semblante irradiaba seguridad, pero sus puños apretados del...