XXVIII

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*2/3*

     A pesar de todo lo que había vivido, no le gustaba añadir el "trágico" a la descripción de su vida. ¿Tuvo una buena infancia? No, aunque de sus pocas memorias felices esta él entre los brazos de su difunta madre; ¿fue feliz en su adolescencia? Tampoco, aunque había que admitir que la presencia de Isabel y Farlan en su vida lo hizo mejorar un poco, tener amigos hizo que todo se sintiera un algo mejor; ¿ha tenido pérdidas? Muchas y significativas, ¿Se ha sentido deprimido? Incontables veces; ¿el suicido fue una opción para mí? No, nunca, jamás; ¿La vida es una mierda? Si, concuerdo totalmente.

    Diría que su vida está llena de altos y bajos, pero la realidad es que sube un par de veces para luego vivir cayendo en picada. Podría interpretarlo todo con varios matices, pero nunca había conocido el blanco, la única esperanza de su negro vivir era el gris, el cual no estaba bien, pero tampoco era igual mierda que lo demás. Tal vez no ha tenido muchos momentos de felicidad, pero ha sabido apreciar aquellos momentos de paz y calma, a pesar que estos sean antes de la tormenta. Con la llegada de la tropa 104 su monótona existencia se vio sumamente alterada con los sucesos que esos muchachos trajeron consigo, en especial ella.

    La obstinada y hermosa cadete Ackerman, he de avergonzarme un poco, pero el favoritismo que he desarrollado por mi mocosa se me hizo extremadamente incontenible. Me costó un gran trabajo admitir el interés que comencé a sentir por ella, incluso después de tenerla total y completamente entregada a mí, en un plano tan físico y placentero que me hizo dudar si entremezclamos cuerpos o espíritus. Pero después de tantos momentos compartidos, ese interés, el cual fue un martirio al principio, se volvió mi gran aliado, gracias a que ahora no solo la miraba, sino que la observaba, me encontraba descubriendo nuevas y numerosos rasgos tan perfectamente estéticos y enigmáticos, su tan detallada y femenina fisionomía y el portafolio de gestos siempre hermosos que ella traía consigo. Por ese interés, me encontré escuchándola y no simplemente oyéndola, me sorprendí con el descubrimiento que la imagen preconcebida de ella no eran más que erróneas especulaciones mías, ella era un sinfín de matices, una personalidad tan aterradoramente similar a la mía como tan distantemente distinta. Ella era así, y así me gustaba ella.

    Lo admití luego de arrancarme todas las uñas de mis manos con mi boca, hábito que odiaba pero que era inevitable cuando me encontraba al borde de un ataque de pánico. Siempre me percibían fuerte e inalterable, pero despedirme de ella, de Erwin, Hange y todos los demás mocosos por los que tenía una pizca de aprecio, todo por ir tras el nuevamente secuestrado Eren, me hacía temblar. Si bien no temía por mi integridad física al estar en aquel campo de batalla, he de sentirme mucho más aliviado cuando yo también corro el mismo riesgo que mis camaradas, cuando yo también puedo estar allí con ellos, participando, apoyando... cuidándola. –Cuidándolos- Creo que es uno de los momentos por los que más sufrí estrés en mi vida, estar y no estar, no saber nada de ellos, por minutos y horas.

     Al ver la imagen mental de Mikasa, pululando en mis pensamientos, junto con Hange y Erwin, me hizo admitir que la categoría de importancia de la chica en mi vida, había despegado silenciosamente y se había posicionado sin vergüenza alguna en la cúspide del top principal. Aun no podía identificar que tanto me afectaba esa patología llamada "Mikasa", pero ella se infiltro como la peor de las enfermedades, destruyó cada una de mis defensas y se alojó de manera invasiva en el trono anteriormente vacío de mi mente. Era una reina, de largas piernas cruzadas, siendo abanicada por un par de versiones de mí, mientras decenas de "yo" se inclinaban a sus pies.

 ¡Maldición, me gusta pues!

    - Ya lo admití, más te vale volver viva mocosa tétrica.-

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora