XXXIX

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Ella ya no sonreía, no bromeaba cuando las razones se prestaban para eso; anteriormente ella encontraba gracia hasta en la más mínima ocasión. Sí, ella ya no sonreía.

-¡Tsk, cuatro ojos!-Le grité llamando su atención, su ojo castaño estaba sumergida en un punto de la nada.

-¿Ah?- Ella se vio desconcertada por mi grito, pero no omitió comentario de mi aparente histeria, un cansancio abrumaba su semblante.

-¡Ayúdame, no alcanzó los sobres de té!- Le dije algo que jamás había admitió en su presencia por gracias a sus constantes broma a mi altura. Esta vez podía tomar un banco para alcanzar la cima de la alacena y no depender de su ayuda, pero por esta vez, solo quería probarlo.

-Oh.- Ella estudio la situación y se levantó de su silla en silencio, estirándose de puntillas para alcanzarme la caja de té negro, cuando la tuve en mis manos la miré fijamente; no había omitido ningún comentario al respecto.

- ¿Quién sería el imbécil que las colocó tan arriba?- Me quejé mirándola de reojo, ella se sentó dónde estaba, su rostro inescrutable. Hange no reaccionaba, no como esperaba. Con una sensación desagradable picando en mi garganta, me senté en silencio y me serví mi té.

Había pasado un par de días desde que habíamos llegado de la misión de la recuperación de la muralla María, los altos mandos quedaron anonadados al ver como solo regresaban 9 integrantes de la legión de reconocimiento; la pérdida de 199 compañeros era muy pesada para todos, en especial para los sobrevivientes de ese regimiento. Justo ahora la ayudaba a realizar el informe que iba a la corte real, tal vez nos sentíamos desbastados, tal vez nuestros cuerpos volvieron, pero mirando la castaña intentando concentrarse en escribir, apretando más de lo necesario sus blanquecinos ellos me di cuenta, volvimos incompletos; nuestro espíritu se quedó atascado allá, en la tumba de los que perecieron.

Hange parecía un ave herida, su euforia desplumada y su esperanza picoteada. Sí, ella estaba herida y en mis manos estaba parte de la culpa.

"-Yo también pensaba que era mejor que Erwin reviviera.- Dijo derrotada, su mirada estaba hueca, el brillante caoba esta vez era un marrón tierra, una tierra infértil y muerta.- Pero, Erwin dejó la jeringuilla en sus manos, él sabía que Levi tomaría una buena decisión.- Sus palabras me sonaron a lastima, ella evitaba juzgarme, ella respetaba mi voluntad unto con la de su fallecido, sin embargo, yo le negué la oportunidad de volver a la vida a aquel hombre, a su amado y a mi amigo."

Sus palabras pesaban en mi consciencia, ella era una mujer fuerte, ella era una buena amiga, ella era una guerrera; Pero, ella era humana.

Mi excusa de ayudarla se veía desmentida con mi inútil presencia, ella era técnica con las palabras, siempre la redacción e informes era la responsabilidad de Erwin, con la ayuda de la castaña. Yo solo podía acompañarla, estar a su lado, viendo impotente como esa mujer se tragaba su luto y hacia lo que debía hacer; Así debía ser. La comandante de la legión de reconocimiento no tenía tiempo de sentarse a llorar y yo su subalterno me privaba de hacerlo, me sentiría asqueado si me permitía ser un doliente activo cuando alguien tan cercana y querida por el rubio debía seguir avanzando. Era inútil, así es el mundo, cruel y horrible; sin embargo no dejaba de girar. Así los días sean malos y las noches desesperanzadoras, siempre habría un día siguiente para sufrir.

- ¿Ordenaste que le llevaran comida a los chicos?- Me preguntó por fin la castaña sacándome de mis pensamientos, su voz estaba carente de aquel chillón tono que anteriormente detestaba, ahora, solo quisiera volver a oírlo. Ella me miró seriamente y yo por primera vez le rehuí a su mirada.

- No, iré yo mismo.- Dije rehuyendo como un cobarde, tomé el saco de mi traje azul rey mientras me dirigía a la salida, cuando tomé el picaporte de la puerta voltee a mirarla.- Ya vuelvo.- Le dije, no la dejaría sola mucho tiempo. Hange asintió sin mirarme y yo por fin salí de allí. Tomé una gran bocanada de aire una vez estuve fuera.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora