XXXIII

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Maldecía la fuerte migraña que me atacaba en un momento tan movido como este, cuando éramos prófugos y no estaba en la tranquilidad del cuartel para descansar, ni mucho menos tenía acceso al medicamento especialmente preparado para combatir mis recurrentes dolores de cabeza. Sin embargo, en este breve momento de calma, mientras estamos sentados alrededor de la hoguera, aun intentando calmar la adrenalina en mi cuerpo que se había desatado un par de horas atrás, cuando huíamos y atacábamos en aquel festín de sangre, mi corazón se relajaba un poco al ver el perfil de la chica dibujado por el fuego. Ella alternaba su mirada entre mi rostro y la espalda tensa de su amigo rubio, me tranquilizaba saber que ella estaba bien, no estaba herida ni mucho menos tenía un conflicto emocional como los otros mocosos.

Yo de una u otra forma los entendía, ellos se enlistaron en la legión con la esperanza de matar titanes, asesinar a un humano nunca pasaría por su mente, su visión en la vida era salvarlos, contribuir a la humanidad, pero para desgracia, la situación actual nos orilló a esto. Lucia calmado en el exterior y a pesar que había matado a un par de personas en mi pasado, el sentimiento de manos sucias no disminuía, aquellas ocasiones fueron igual que estas, "matar o morir", sobrevivir; no era una afición o un hobbie como probablemente lo tenía planteado el bastardo de Kenny, ese no era yo, tampoco me gustaba y de ser posible no lo haría, pero no lo era, esa posibilidad se esfumó cuando vi a mi subordinada con una bala en la cabeza. Mi prioridad era rescatar a Eren y historia, mi prioridad era no perder más hombres, mi prioridad era liberar a Erwin y sobretodo, mi máxima preocupación era cuidarla a ella, a aquella cabezota terca y hermosa; me molestaba el exceso de preocupación que ella mostraba cuando se trataba del chico titán, su racionalidad se esfumaba y se exponía innecesariamente, ¿Acaso no sabía que podrían matarla? ¿No se preocupaba por sí misma? ¿Estaría allí siempre que ella se saliera de control?; lo podría intentar apasionadamente, pero sabía que no podría estar siempre con ella, confió en sus habilidades, es mi mejor soldado, sin embargo, humanamente es una pieza inestable y más que preocuparme por cómo nos pueda afectar a todos, me daba ansiedad pensar en las consecuencias que ella podría tener, consecuencias que la lastimaran o mucho peor, que la asesinaran.

- ¿Por qué disparé antes que ella?- Escuche como Armin le preguntaba a Jean, no había estado prestando atención a la conversación pero por la pregunta que el rubio hizo me ubique en el contexto. Él estaba aun muy afectado por haber asesinado a la chica aquella tarde.

- Porque el enemigo dudo.- Le explique y les quise dar a entender la consecuencia tan nefasta que podría traer dudar en un momento así. Mikasa me miró comprendiendo mis palabras y yo quería darle un coscorrón en la cabeza a esa mocosa necia, ella al contrario de los demás le faltaba dudar, pensar y no actuar tan impulsiva.- Por eso disparaste antes, te manchaste las manos Armin.-

- ¿Por qué le dices eso?- Me pregunto algo molesta la pelinegra, yo la mire de mala forma por un momento, esa maldita costumbre de no dejar que terminara de hablar.

- Te manchaste las manos para salvar a un compañero. Disparaste porque pensabas salvar a Jean.- Los aludidos me miraban atentos, Jean miró el piso avergonzado y Armin parecía entender mis palabras.- Debido a que te manchaste las manos no perdimos un compañero.- Le explique suavemente, entendía el fuerte proceso de aceptar haberle arrebatado la vida a alguien más, por eso no quería que se siguiera torturando.- Gracias.- Todos me miraron con la boca abierta, incluso ella, quien por un breve segundo me sonrió complacida con mis palabras.

Luego de eso nos dividimos las tareas, mientras unos vigilaban el perímetro y otros buscaban raciones de comida, Mikasa y yo nos dirigimos en completo silencio a los secuestradores, quienes aun estaban amordazados al fondo del almacén. Después de que Mikasa me recordara quienes eran, deduje que su compañía era importante para la ciudad, muchas personas lograban sobrevivir gracias a ellos. Logré convencerlos de ayudarnos y sin más los liberamos con la esperanza que trajeran al par de idiotas de la policía militar, aquellos quienes los habían contratado a ellos.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora