XXXI

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Una ensalada de emociones revueltas apretujaba mi estómago, amenazando con hacerme vomitar furia y comportamientos impulsivos, ver al maldito de Spinster abrazar a la mocosa me afecto más de lo que me ha afectado el 90% de las experiencias de mi vida. No supe como mi autocontrol tuvo la suficiente fuerza para mantenerme estático en mi sitio y no saltar a decapitar a ese bastardo con el cuchillo de postre que en ese momento no sabía porque lo tenía aun en mis manos. Tal vez Mikasa notó mi pésimo humor, debido a que intentó ir hacia donde me encontraba, siendo interferida por el par de chicles que tenía como amigos. De todas formas debía calmarme primero, a ella no podía agredirla por acciones de un imbécil, por lo mismo en ese momento necesitaba irme, caminar y dispersarme; sí, tal vez no era el tiempo idóneo, pero justo ahora que para completar el desagradable escenario Erwin debía dejarnos y dependía de nosotros que no decapitaran a nuestro comandante, la legión me necesitaba más lúcido y racional.

Mi hermosa yegua relinchó al verme entrar al establo, al parecer era el único ser vivo que esperaba por mí, me desagrada tanto sentimentalismo, pero ese animal es una de las pocas cosas que de verdad aprecio. Acaricie su pelaje mientras le daba una manzana que tomé de un árbol cercano, sentir sus largas hebras entre mis dedos me relajaba considerablemente, sin embargo, para mi fastidio, mientras entre mis pálidos dedos contrastaba el negro azabache de su pelaje, llegó a mi tacto la sensación del suave cabello de Mikasa, no entendía porque ni como mi mente asociaba este acto tan banal a los cariños que le hice a la joven aquella vez en la mañana, cuando ella despertó entre mis brazos.

Regrese al cuartel cuando la luz del sol estaba tenue, el naranja cubría el cielo y nos regalaba hermosos crepúsculos para deleitar nuestros ojos de simples mortales, procuré atender bien a mi caballo, hidratándola, alimentándola y llevándola a descansar, el paseo en su lomo fue largo y sin sentido, circular por el bosque sin propósito alguno aclaró mi mente, por supuesto que la primera hora me costaba y me encontraba divagando en los sucesos del día, pero detallar los pequeños animales que siempre pasan imperceptibles a la vista fue mi punto de apoyo, no solo mirar el paisaje, si no observar, cada larva, cada hoja, cada árbol, hasta cada patrón que se dibujaban en los troncos; todo, absolutamente todo, tal vez si fuera artista usaría la sobrecarga de información para dibujar el más bonito de los paisajes, pero no, el arte más cercano que hago es el de dejar el té en un punto exquisitamente perfecto y el arte más cercano que he tenido, es a la chica de ojos grises entre mis manos, desnuda y perfecta como la mejor de las estatuas de mármol pulido.

Estaba tan concentrado en mi malestar emocional que no me detuve por un momento a pensar en ella, en sus sentimientos; por supuesto que para lo "nuestro", si es que podíamos apropiarnos de algo, los sentimientos no estaban en primer plano, es más, creo que ni en el segundo, ni tercero. Mi deseo por ella evoluciono a un gusto integral, no solo su cuerpo ni su rostro, me sentía apegado a ella, a su personalidad, carisma y esencia, todas y cada una de las piezas que las conformaba me gustaban y atraían por igual, separadas o juntas, esa mocosa tétrica era perfecta a mis gustos. Pero, siempre existía un pero. Mi sentir cambio, ¿ Y el de ella?, ¿eso importaba acaso?; era ineficiente torturarme pensando en eso cuando sentirlo o no, no cambiaría nada, no es como si nos fuéramos a agarrar las manitos y salir corriendo a casarnos, este mundo es una basura y nuestras vidas como bien dijo Erwin están ligadas a esto, es estúpido desarrollar sentimientos, hoy estamos y mañana tal vez no, debería conformarme por poder besarla, con poder tocarla y hacerla mía siempre que ella me lo permita, el tiempo que ella quiera y estime.

¿Acaso no me es insuficiente?

Quiero más, sin embargo, yo tampoco conozco que hay detrás de ese "más".

¿Qué pido?; ¿Qué puedo pedir?

¿Qué es esto que estoy deseando?

No puedo visualizar nada, mi vista no es clara cuando se trata de Mikasa, me llena tenerla y sentirla, pero el sentimiento de vacío no termina de acabarse. ¿Qué es esto que estoy sintiendo? ¿Qué coño me está haciendo ella?; Me irrita no tener respuesta a mis preguntas, sin embargo, me irrita más saber que tengo que ser yo quien resuelva esas incógnitas, es algo nuevo y es primera vez que me sucede, no sé cómo proceder ni actuar, pero estos problemas personales me incumben solamente a mí, ni siquiera la causante de este estado puede resolver estas preguntas, ¿Cómo sabrá ella lo que sucede si ni yo sé que siento?; tal como un vicio, solo quiero estar con ella y tal como el hombre que soy, los vicios no son lo mío. Era necesario volver al cuartel para activar la desagradable tortura de mis pensamientos, tan desorientado me dejaban que vine a reaccionar a mis pasos cuando escuche una voz conocida al otro lado de la pared. Estaba en la habitación de Mikasa, inconscientemente vine hacia ella, sin pensarlo, tal como una polilla va hacia la luz.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora