III

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Salgo de mis pensamientos cuando caigo en cuenta que la dirección a la que inconscientemente me habían llevado mis pies era la equivocada. Los pasillos de ese cuartel estaban vacíos y lúgubres, la mayoría estaban disfrutando del sexo y el alcohol, muchos otros estaban aprovechando la "bondad" del rey y degustaban carnes que generalmente donaba el gobierno junto a otros alimentos y barriles de alcohol. Todos los altos mandos sabían que eso no era más que la forma que tenía el rey de mantener la milicia pasivamente bajo sus órdenes. El tenía en cuenta que estos 3 días en el año donde todas las divisiones se unían como una a celebrar la "humanidad" y "nacimiento" de la milicia, era de suma importancia mantener alegre a todos los comandantes y capitanes.

-Tsk, malditos perros.- susurro bajamente, su lealtad se basaba en comida, alcohol y para algunos dinero.

Acelera el paso y dobla a la izquierda, justo donde se encontraban las habitaciones de los comandantes y capitanes, era el ala sur de la fortaleza donde se encontraban, aquí estaban las más espaciosas y mejores habitaciones. Cabe aclarar, que estas reuniones siempre se celebran en uno de los más grandes castillos pertenecientes a la familia real, solo uno capaz de albergar al 90% de todos los cuerpos militares, los otros menos afortunados cumplían el rol de patrullar la ciudad y mantener el orden, generalmente los nuevos reclutas y uno que otro cabo que pague algún castigo. Una de las puertas a su derecha se abrió y pudo ver como salía una jovencita sonrojada la cual era acompañada del comandante Pixis, el mayor llevaba un tabaco y despedía a la chica con una sonrisa desagradablemente divertida, ella al observarme, hizo el saludo rápidamente y se retiró de forma nerviosa, chocándome el hombro en el proceso.

-Lo siento. – Susurra cuando pasa a mi lado. La ignoro. El comandante me saluda con un asentimiento de cabeza y una sonrisa cómplice que obviamente no correspondí.

Doy un par de pasos y cruzo a la derecha, en el pasillo donde está mi habitación, es la más alejada de todas, por lo tanto la más silenciosa "Perfecta para mi" pensé. Una pequeña luz de luna que estaba por el pequeño ventanal iluminaba casi tétricamente ese solitario pasillo, pude distinguir al fondo una silueta femenina esperándome. Justo frente a la puerta de mi cuarto. Estaba de espaldas a mi, seguramente esperando luego de tocar la puerta. Después de todos estos años y los rumores que se que corrian acerca de mi rechazo a las reclutas, pensé que no quedaba ninguna joven valiente dispuesta a pedirme que sea el que las dervigara. Se que soy intimidante para todas las personas, esa chica tenia agallas es algo que debo reconocer, asi que tratare de no rechazarla tan groseramente.

-Lo estaba esperando- la voz femenina resuena en el silencioso pasillo, cuando estoy a cinco pasos de llegar a la puerta, no voltea en ningún momento y pude apreciar su corto cabello negro cayendo levemente por sus hombros. Casi nunca detectan el ruido de mi caminar, esta chica tenia un muy buen sentido auditivo.

-¿Qué quieres? – Le pregunto sonando molesto, no era mi intención. Me detengo y cruzo los brazos sobre mi pecho esperando una respuesta. La joven se voltea y me encara de una vez por todas.

Debo decir que la sorpresa que me lleve fue grande, mi expresión corporal no la demostró. "Mikasa Ackerman" de todas las personas jamás pensé en verla a ella. Sabia de muy buena mano que la chica me odiaba luego de la golpiza que le propine a Eren en el juicio, la mirada asesina que me dedicaba cada vez que nos encontrábamos en algún lugar. Había oído mucho de ella, "La que vale por cien hombres" llamo fuertemente mi atención, inclusive Erwin me hablo de su fuerza. Pero lo que más me impresionaba era que tenía la valentía para encararme, inclusive desafiarme con su mirada. Se notaba que era alguien de pocas palabras, fría e insensible con todas las personas que no fueran sus dos amigos de la infancia. En cierto sentido se parecía mucho a él, secretamente había investigado su pasado, perder a sus padres a corta edad a manos de bandidos, que seguramente la fueran violado y prostituido de haber tenido la oportunidad, asesinar a uno de ellos a tan corta edad y luego perder a sus padres adoptivos junto a todo lo que conocían. No le extraña su comportamiento tan distante. El muy bien sabía lo que era la muerte de los tuyos. A pesar de secretamente tener empatía y similitud por la joven, le sorprendía su presencia en ese lugar, más cuando no habían tenido comunicación que no fuera alguna orden o información dictada por su parte. Ella se limitaba a observarlo con odio y luego de un "sí señor" se dirigía a cumplir lo que le decía.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora