XLV

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     No podía contar sin quebrarme en el proceso, la cantidad inimaginable de endereza que no sabía que poseía. Despedirme de Hange fue caer en un abismo oscuro y profundo del cual no pude sentir el impacto, no pude dejarme caer, no pude tocar fondo. Debí impulsarme, tomar los gritos de mis subordinados y las pisadas de centenares de titanes como motivo para volver en mí mismo. Debí escalar sobre el aire y propulsarme en vuelo, así esté desecho, con el cuerpo dañado y el alma ardiendo.

     Sin importar que la intensidad de estos sentimientos me rebase, volví a ser yo, volví a hacerlo. Luchaba hombro a hombro con los míos, esté todo perdido o no; debíamos luchar por una esperanza difusa, debíamos creer en esto, si no la humanidad, el mundo y nosotros estaríamos perdidos. Todo estaba ocurriendo tan rápido que me sentía desorientado, solo sabía que debía matar, debía matarlos; matar tantos titanes que pudiera y no morir en el proceso; ni dejarlos morir, ni dejarla morir.

     En algún punto en medio de ese festín de sangre y muerte, me encontré sobrevolando mi posible muerte en el lomo de un pájaro gigante. El mocoso Falco lo había logrado, desde aquí era más fácil intentar llegar a nuestro objetivo. Eren, quien reposaba como un demoniaco rey custodiado por decenas de demonios. Era irónico como todos, los guerreros de Marley y la legión de paradis peleaban unidos por una causa, era cierto el dicho del enemigo de mi enemigo es mi amigo, ya que sin saber cómo, entre mis brazos guiaba a la pequeña enana para que disparara certeramente y ayudara a los demás; era increíble lo buena que era manejando armas para su edad.

     El colosal de Armin quedaba a la par que el de Eren, Annie y Pieck luchaban a nuestro lado independientemente si lo hacían como soldado o lo hacían como titanes. Mis ojos se desviaron repetidamente en busca de la pelinegra, la cual auxilie junto con los demás en mi nuevo vehículo aviar. Cuando llegamos a ese punto, el punto de no retorno, cuando nos tocó despedir a una vez más a nuestros camaradas; solo pude mirar al cielo y agradecer mi alivio egoísta.

     Gracias al cielo por permitirme conocerla.

     Gracias al cielo porque a pesar de la mierda del mundo, la mierda de nuestro linaje, la persecución y degradación, éramos Ackerman.

     Gracias al cielo por enamorarme de alguien con el cual compartía procedencia.

     Pues gracias a eso puedo estar con ella un rato más; tan solo un rato. Si he de morir, apreciare cada minuto a su lado, independiente de lo que suceda. Los restantes soldados no portadores, por desgracia serian convertidos en titanes. La rapidez de la situación no nos permitía sentarnos a llorarlos, pues, debíamos huir para no ser aplastados por ellos. Mikasa inconscientemente derramaba lágrimas, mientras yo silenciosamente a su lado buscaba al mocoso Jaeger. Estaba cansado, debíamos ponerle fin a esto.

     Cuando por fin pude visualizar una luz al final del túnel, con todo el desazón que me producía le conté mi plan para acabar con Eren. Ella me miraba sorprendida de la probabilidad de éxito y yo la estudiaba derrotado debido a todo lo que estaba ocurriendo. A medida que nos acercábamos al titán de Eren, pude notar como se removía inquieta a mi lado; al detallarla me estremecí por el perlado sudor derramándose en su frente, sus ojos fuertemente cerrados en dolor y sus manos agarrando su cabeza como signo de molestia.

    Volvió a ocurrir.

     La maquina se apagó.

     Mi corazón se asustó.

     Mis manos comenzaron a picar en ansiedad de verla mal, si bien somos Ackerman y no nos pueden transformar ni manipular nuestros recuerdos, nada impide que no podamos tener ilusiones plasmadas en nuestros pensamientos al igual que los demás. El retumbar de mi corazón me tenía al borde al verla removerse dolorosamente en su lugar. Quien sabe que ocurría en su mente, quien sabe qué clase de manipulación estaría siendo sometida; solo sabía que ella sufría, solo sabía que debido a esas dudas implantadas podía morir, solo sabía que no quería hacerlo, no quería perderla. La respuesta que ella tanto me imploró desesperada, era todo lo que estaba escrito en mi mente.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora