VIII

2.9K 290 196
                                    


     Había pasado un día desde que llegamos a las instalaciones de la legión de reconocimiento. Las respectivas divisiones militares partieron en conjunto al anochecer, después de que cada soldado dejara impecable las instalaciones y sus alrededores. Al llegar casi que de madrugada en donde residían cayó profundamente dormida que no le dio tiempo siquiera de seguirse torturando con la imagen de Levi rechazándola y ella perdiendo su orgullo.

     Eran las 5 am cuando ya se encontraba dando su 4ta vuelta a la cancha que usaban para entrenar, sus compañeros iban tras ella con un ritmo de trote más calmado. Uno de los sargentos era quien daba la practica el día de hoy, por un momento espero ver al capitán Levi, al observar que era otro sujeto quien les indicaba que hacer, se avergonzó con su debilidad. ¿Por qué quería verlo? ¿De verdad estaba esperando encontrarse con ese hombre? Le exigía a su cuerpo más del 100%, quería agotarse, no quería tener la suficiente fuerza para pensar en él.

     - ¿Qué sucede Mikasa?- Preguntó Armin quien se había acercado a la chica mientras todos estaban haciendo abdominales.

     - Nada Armin, ¿Por qué preguntas?- le respondió mientras se sentaba en el suelo a mirar al rubio.

     - Mikasa, algo te pasa. Te conozco como la palma de mi mano. ¿Sigues enojada por lo que pasó con Eren?- Quiso adivinar, el muchacho mencionado, efectivamente como lo había dicho ayer su capitán, estaba totalmente recuperado como si la brutal golpiza que recibió ayer solo fuera parte de su imaginación. - ¿O es por qué Eren sigue enojado contigo? – Pregunto el chico de ojos azules sorprendiendo a la Ackerman. ¿Eren estaba enojado con ella? ¿Desde cuándo y por qué? Era primera vez que no notaba cuando el chico de ojos esmeraldas dejaba de dirigirle la palabra y ahora que memorizaba, no había ido a la enfermería a ver como se encontraba el muchacho.- No es que él esté enojado contigo, tal vez solo está herido porque no lo acompañaste en la enfermería como costumbre. –Intento consolarla el rubio al suponer que el rostro de sorpresa de la pelinegra era porque había descubierto que su malestar era por Eren.

     - Estoy bien Armin, enserio.- Le dijo al muchacho mientras le sonreía.

     - Cualquier cosa puedes hablar conmigo. ¿Lo sabes no?- Le pregunto aun preocupado.

     - Está bien.- tomo su mano y le dio un suave apretón como muestra de agradecimiento por su preocupación. Amaba demasiado a sus amigos, realmente eran su única familia y los atesoraba más que nada. El chico aun inseguro se fue a cumplir con su serie de ejercicios.

     Después de una hora en donde habían realizado diversos ejercicios físicos, el entrenador daba por terminado la jornada, les ordeno dirigirse a la sala general del cuartel para recoger las instrucciones de la labor que le correspondía realizar. Pudo observar como el castaño caminaba en búsqueda de sus instrucciones y con un trote ligero se ubicó a su lado.

     - ¡Eren!- Llamó a lo que el chico seguía caminando ignorando su presencia.- Eren, ¡te estoy hablando!- Le reclamo mientras que el varón se detenía repentinamente para voltear a encararla.

     - ¿Qué quieres Mikasa? ¡No te bastó con regañarme ayer delante de dos compañeros! ¿Ahora quieres hacerlo frente a la tropa?- Le reclamaba enojado mientras iba incrementando a medida que hablaba su voz. Las personas se comenzaron a dar cuenta que algo pasaba entre los dos ya que pasaban a su lado observándolos.

     - Eren, baja la voz, todos nos miran.- Intentó razonar.

     - ¡Perfecto! ¿No es eso lo que quieres?- Seguía hablando indignado.

     - Solamente quiero saber cómo estas.- Le respondí mientras le ponía la mano en el hombro. El chico se sacudió como su le quemara.

     - Pues muy bien.- Le dijo por fin más calmado.- Obviamente por tus cuidados no fueron.- Sarcásticamente había revelado el porqué de su actitud, la chica se reprimió de sonreír enternecida.

Tradición -Rivamika- (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora