Capítulo 41: Amargo Hogar

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Esmeralda

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Esmeralda

Kaliska se había marchado a buscar el cetro a Samán o eso pensé. Me quedé dormida al escucharla tocar la flauta y ya no me acuerdo de nada más. Cuando desperté estaba en la cama de la Sabia y ella no estaba.

Como yo ya había hecho mi parte, la de ir a buscar la flauta, me tomé la libertad de ir a la casa de mi infancia. Tenía curiosidad de qué le pasó a mi familia. Me acuerdo que Kaliska me prometió que los cuidaría. Así que supuse que mi madre habría muerto de anciana y mis hermanos habrían salido delante de algún modo. Sabía que no habría nadie en esa casa, pero a lo mejor, algún diario o escrito podría darme una pista de qué fue de ellos.

Caminé por el bosque a lomos de mi amiga Uma, y por el camino dejé que mi mente recordase algún momento de mi vida. El último día, aquí en Naélium.

Flashback

Jugaba con una piedra que había encontrado en una esquina de la celda. Me había atado con grilletes pies y manos. Todavía veo en mi mente al soldado atarme con miedo a que yo le embrujase.

Me habían pillado y había hecho aparecer un arco en la boda de Charles. Había sido un gran error, pero no podía permitir que matasen a mi amado y menos en mis narices. No pude evitar en pensar en Noda ¿Sabrá que me han cogido? ¿Estará pensando algún plan para sacarme de aquí? Espero que no. No quiero que arriesgue su vida por mi.

También es cierto que yo tengo el poder de desatarme y salir. Con sólo desearlo estaría libre, pero no sé si es lo correcto. Kaliska siempre sabía lo correcto. Ella, no sé cómo, estaba en contacto con Yutai, la diosa. Ella sabía lo que era correcto para Naélium o no. Yo creo que tendré que fingir mi muerte. No es lógico pensar que debo morir cuando mi hijo, Daren, está escondido en algún lugar.

Sólo le he visto una vez, tengo la esperanza de volverlo a ver. Observar como va cambiando sus facciones. Si se va pareciendo más a mi, o por lo contrario, a su padre. Si finjo mi muerte, tendría que vivir a escondidas. Alejada de Charles, eso me duele, pero al menos podría verle en sueños.

Mientras estaba envuelta en éstos pensamientos, Kaliska apareció de pronto delante de mí. Pegué un respingo porque no me lo esperaba.

—¡Por Yutai! — dije llevándome la mano al pecho — podrías avisar antes de aparecer de golpe. Me matarás del susto.

—Tendrías que estar acostumbrada — me contestó mirando alrededor — para ser un castillo de un Rey, esto está hecho un desastre.

—Creo que ésta parte del castillo tiene otras normas de limpieza — dije intentando hacer una broma.

Quería abrazarla, lo necesitaba. Necesitaba el contacto de una amiga. Así que me dispuse a levantarme, pero los grilles me impidía moverme ni un centímetro. Esto era desesperante.

—¿Has venido a rescatarme? — pregunté odiando los grilletes.

Kaliska negó con la cabeza lentamente. Se le veía dolida. Me apoyé en la pared mugrienta y cerré los ojos.

Saga Dones: Catarsis (Tercer libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora