Capítulo 58: Planes Entrelazados

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Kiara

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Kiara

Me levanté enseguida al ver a la Sabia. Me puse rígida y me preparé mentalmente por lo que iba a decir. Sasha se quedó sentada a mi lado, pero pude notar cómo su ala me rozaba dulcemente la mía. Un gesto insignificante, pero para mí, significaba mucho más.

—Esmeralda, ya ... — no pude terminar la frase, dado que me producía un dolor atroz.

Kaliska asintió levemente con tristeza. Sus ojos estaban vacíos, como si le hubieran quitado la vida. Yo había perdido a una buena amiga, pero para la Sabia, había perdido una hija. Intenté no llorar, por respeto a los sentimientos de ella. Tuve que apretar la mandíbula para no hacerlo. Me mordí el labio para saborear mi sangre y así sentirme mejor.

—Tenemos que darnos prisa — dijo con decisión — Charles se está volviendo loco y piensa que el traidor fue un Samaelita. Va a empezar una guerra.

—¿Fue así? — preguntó el Arconte.

—Técnicamente fue un Hina — contestó Kaliska caminando hacia Daren.

Sasha me miró con preocupación. Hacía siglos que no se vivía aquí una guerra. Habíamos estado en paz desde que los dioses ofrecieron las reliquias sagradas a Yutai. Pero ahora por un hombre, amor y traición, se han ido siglos y siglos de paz a la basura ¿Qué le estaba pasando al Rey? ¿Por qué quiere empezar una guerra? ¿No recuerda ya el amor que profesaba a Esmeralda? Ella era todo bondad, amor... no aprobaría esto. Charles se había cegado por el dolor. Teníamos que hacer algo.

—¿Qué vamos hacer? — pregunté muy preocupada — Daren no puede crecer quince años en unas horas...

Kaliska lo cogió en brazos y me miró con enfado. El Arconte se acercó a la sabia y miró con adoración al niño. Las dos juntas hacían que me sintiese pequeña. Ambas tenían un gran poder, mientras que yo sólo era una criatura con alas y colmillos.

—¿o si? — acabé la frase cuando se dieron la mano con el niño en medio.

Sasha volvió a cambiar de forma. Antes estaba en su forma ambigua, pero ahora tomó la forma claramente de varón. Los dos alzaron al niño e hicieron un conjuro en un idioma que desconocía. Acto seguido, Daren comenzó a brillar con una luz cegadora. Escuché como se reía. Lobito salió corriendo, me escaló la pierna y se puso en mis brazos muerto de miedo. Le acaricié para que supiese que no pasaba nada.

Entonces el niño cambió de forma, a un hombre. Su altura era casi como la mía y teniendo en cuenta que yo era demasiado alta, para un Naelita, eso significaba que su estatura sobresalía de lo normal. Esperé con ansias de que dejara de brillar para poderlo contemplar con todo su esplendor. Al final mi deseo fue concedido y pude verlo con claridad. Su pelo era castaño, largo. Sus ojos eran verdes con alguna que otra mancha marrón. Su complexión era fuerte, musculosa y muy hermosa. Su cuerpo estaba desnudo, pero eso no fue lo que me llamó la atención. Me acerqué a él y vi su semblante. Me recordaba a mi amiga.

Saga Dones: Catarsis (Tercer libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora