Capítulo 56: Rencuentros

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Zoey

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Zoey

Miré con temor a la pareja, esperando que no hubiera fallado. Me acerqué lentamente, con el cetro en la mano. Una parte de mí, no podía evitar el pequeño detalle de que no caminaba, si no, levitaba. Así que levanté las manos y contemplé horrorizada que podía ver através de mi cuerpo. Me sobresalté, haciendo que el cetro, casi se cayera al suelo. Lo cogí con un movimiento rápido.

—¿Soy un fantasma? — pregunté en voz alta.

—Algo así — escuché que una vocecita me contestaba desde el suelo.

Fui volando, hacía su ubicación y vi que estaba completamente blanca. Abrí la boca para decir algo, pero de repente no supe que decir. Yo había hecho el hechizo. No sabía ni cómo ni porqué. Sólo sabía, en ese instante, que Aini y Kaliska estaban peleando y quería ayudar. Cogí este trasto, apunté a los dos y sentí que una fuerza dentro de mí se manifestaba en el cetro.

Kaliska se levantó lentamente. Su apariencia había cambiado. Antes parecía una mujer de unos setenta años, pero ahora sus arrugas habían aumentado. Su pelo blanco, estaba más largo, su espalda estaba muy curvada y parecía que su salud era muy inestable. Ahora, Kaliska, parecía una anciana de más de noventa ¿Yo había provocado esto?

Seguidamente miré a Aini. Éste se mantenía quieto, pero sus ojos estaban llenos de odio y se movían sin parar. Nos observaba a Kaliska y a mí con urgencia.

—¿Qué le ha pasado? — pregunté con asombro.

—Le has derrotado — dijo con su voz más cansada y más anciana — necesitamos el cetro para salvar los dos mundos. Pero para ello, necesita su absoluto poder.

—¿Y eso cómo se consigue? — pregunto esperando que lo que se me estaba ocurriendo no fuera cierto.

—Hay que captar Aini en el cetro — dijo tajante — la única que tiene el poder suficiente eres tú, Zoey.

Negué con la cabeza. Aini a pesar de estar paralizado en el suelo e indefenso, aún se podía sentir su inmenso poder. Yo sólo era una chica modificada y que le había "poseído" Esmeralda.

—No, querida, tú eres la rencarnación de la gitana. Sois la misma persona — contestó Kaliska a mis pensamientos.

Negué con la cabeza.

—Si somos la misma persona ¿Por qué estoy aquí en forma de fantasma y no con ella?

La Sabia me miró con dulzura y a la vez con culpabilidad. Yo ya sabía que ella era la causante de todo. Mientras me encontraba dormida y Esmeralda manejaba mi cuerpo, inspeccioné la vida de ella. Kaliska siempre estaba presente. Esta diosa manejaba todo el cotarro desde dentro.

—Yo os he separado. Ahora físicamente sois dos personas, pero el alma es la misma.

Volví a negar, con la cabeza.

Saga Dones: Catarsis (Tercer libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora