Capítulo 16: Los Objetos Sagrados

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Esmeralda

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Esmeralda

Me quedé parada en la entrada de la cueva. Kaliska me había estado contando lo que había sucedido en mi ausencia. La traición de Noda, la locura de Charles, las guerras sedientas, mi marcha con la profecía, el conjuro que hizo el salvador ...

Seguidamente me contó que me fui rencarnando durante siglos en chicas de la Tierra, pero cuando cumplían la mayoría de edad sus poderes no eran suficientes y al final mi alma se volvía a rencarnar en otra. Estuve así rencarnándome mucho tiempo, hasta que un tal Abel y Noa tuvieron a una hija. Pero éstos la estuvieron "modificando" mientras se estaba gestando. La hicieron más fuerte, haciendo que sus poderes se engrandecieran. Kaliska al ver su futuro, quiso completar mi rencarnación en ella. Así que en el día del nacimiento le dio a beber a la madre una pócima que conectaba mi alma con el alma de la niña.

Estuve dormida toda su niñez hasta que ella se hizo adulta. Pero, por desgracia o por virtud, sus poderes eran poderosos y no me dejaba despertar. Pero un día, no sé porqué, ella me dejó habitar su cuerpo, me dejó despertar y controlarle por completo. Kaliska dice que formamos parte de la una y la otra, pero yo no siento nada. No siento otra alma, no siento algún poder más allá del mío ¿Esa chica había desaparecido?

—Ella tiene que decidir volver — me contestó los pensamientos la Sabia — ella tiene que buscar un sentido a su vida. Para mientras, está muerta en tu interior.

Esas palabras me afectaron. Yo no decidí rencarnarme en ella, no quería destrozarle la vida. No quería matarla ¿Podía hacer algo para ayudarla?

—Ese no es nuestro destino, Alda — dijo girándose a mí delante de su casa con la cascada a los laterales evitando que no se mojase — Tu y yo tenemos otros menesteres. Tenemos que volver a salvar Naélium.

Seguidamente entró y desapareció dentro de la cueva y me quedé pensativa. Hacía tanto tiempo que no entraba aquí, aunque mis últimos días de vida estuve en la casa con Kiara protegida.

Pensé entonces en Charles. Le había matado ese Samaelita y aunque despertara a Naélium de su letargo, él estaría muerto. Estábamos condenados a estar separados, entre mundos, entre almas... ¿Por qué el destino es tan cruel de castigarnos?

—Cada uno tiene su destino — dijo la Sabia desde la cueva — Charles ha cumplido el suyo.

Cerré los puños fuertemente. Eso era lo que necesitaba oír. Él había cumplido su destino. Ya no le volvería a ver, no lo volvería a besar, no lo volvería abrazar... Sentí un dolor inmenso en mi corazón. Un dolor que nunca había sentido, ni en el día de mi muerte.

Ese día mientras ardía en la hoguera, sabía que gracias a mi don le volvería a ver. No dejé que el dolor y la tristeza me consumiera. Pero ahora, es seguro que le había perdido. Intenté no llorar, pero mis ojos no hacían caso a mis súplicas.

Tenía que seguir adelante, tenía que cumplir mi destino. Salvar de nuevo a Naélium, pero, ¿No había hecho bastante? Había dado mi vida por éste mundo, había dado mi amor, mi alma, mi esencia y mi razón de ser ¿No me merecía estar en paz? Si es así ¿Por qué no me sentía para nada en paz?

Saga Dones: Catarsis (Tercer libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora