Pasó tiempo desde que Yutai creó a la mujer. Al principio de todo, ésta era feliz. Se alimentaba de los frutos de las plantas, bebía de las aguas dulces de la tierra. Jugaba con los animales, dado que ellos nunca mostraron violencia. Vivían en absoluta paz, respetando a los que estaban a su alrededor y ayudando a los que le necesitaban. La mujer agradecida por la vida tan feliz que tenía, adoraba a Yutai continuamente. Hablaban entre ellas haciendo que Yutai le cogiera algo de aprecio. Cuando la humana pedía algo, cómo un animal más dócil o un fruto con un sabor más dulce, la Diosa le cumplía ése deseo. Gracias a ello la mujer le adoraba más y más haciendo que el orgullo de Yutai se engrandeciese.
Un día la mujer estaba situada en una pradera, debajo del sol, dado que se estaba cobijando por el calor de éste. Uno de los pasatiempos de ella, era poner los nombres a los distintos animales que Yutai había creado. Ese día se había acercado a ella dos animales de cuatro patas, con un pelaje gris — negro oscuro. Ella les llamó lobos, dado que jugando con las palabras le salió ese nombre y a éstos parecía que les agradó. La mujer comenzó a jugar con ellos dando vueltas por la hierba y a jugar a cogerle la cola. Después de un rato, éstos se aburrieron y se fueron al lado del árbol a descansar. Los animales empezaron a hacerse caricias con la cabeza y al final acabaron copulando cumpliendo así el orden de Yutai de reproducirse.
A la mujer le resultó curioso ése hecho. Entonces de lejos pudo ver unos monos saltando por los árboles hacia su dirección. Uno se acercó y se sentó en las piernas de ésta. El mono tenía a una cría pequeña colgada de su espalda. La mujer lo cogió con cuidado y la miró fijamente. Parecía más pequeño que a los dos monos que tenía delante ¿Cómo pudo aparecer sin más? ¿Yutai lo había creado?
La mujer devolvió al monito a los otros y se levantó pensativa. Caminó un poco para despejar sus ideas, dado que no entendía esas dos cosas que había visto en los animales. Llegó a la orilla del mar y se sentó en una orilla. Cerca de ella vio un montón de arena. Seguidamente escuchó un sonido y se acercó curiosa. Allí vio, lo que parecía ser, unas rocas blancas. Una de ella se rompió y salió una tortuga pequeña. Seguidamente las otras rocas comenzaron a romperse y salieron muchas más. Asustada, porque de las rocas salían animales, corrió hacia la selva.
Allí encontró a una Jaguar. Ésta le pidió ayuda dado que se encontraba mal. La mujer fue corriendo a socorrerla. El animal le decía que le dolía el vientre y en un grito de agonía, nació un ser. El Jaguar macho se acercó a éstos y los lamió. La mujer se apartó y vio a los dos animales adultos y al pequeño que acababa de salir del otro animal. Era hermoso. Se querían, se ayudaban y pudo ver como sus almas se alegran.
Con gran alegría al corazón y con una confusión importante, la Mujer se dispuso a ir a ver a Yutai, dado que siempre que quería hablar con ella se dirigía al mismo sitio. La Diosa se encontraba durmiendo, teniendo uno de los más plácidos sueños.
La Mujer comenzó a adorarle como siempre hacía, pero ésta vez no lo hizo con alegría, si no, con gran pesar. Su corazón y su mente aún estaba con esos animales y los sucesos que habían acontecido. Entonces cayó en la cuenta de que Yutai había creado dos animales de cada especie. La Mujer había sido testigo de que las almas de esas parejas se juntaban haciendo aparecer otra alma. Esos animales, cuando sucedía esto, eran felices: no estaban solos. La Mujer envidió eso, quería amor, quería a otro animal parecido a ella, para no sentirse sola. Un animal con el cuál pueda unificar su alma.
Compungida por éstos pensamientos, la Mujer rompió a llorar, llena de pesar. Comenzó a chillar y hacer ruidos fuertes, dado que su corazón estaba roto. Entonces, Yutai se despertó de muy mal humor por el ruido.
La Diosa al ver a la humana llorar le preguntó que le pasaba. Ésta le contestó con el alma quebrantada lo que había visto y que ella quiere lo mismo. Quiere un animal parecido a ella. Yutai quedó pensativa por si de verdad tendría que cumplir el deseo de la Mujer. Después se acordó de sus sueños y corroboró que los seres que le adoraban eran varios y no sólo una mujer.
No le conmovió la desesperación, dolor y congoja de la humana, sino, su egoísmo, su orgullo y su bienestar. Ella quería ser adorada y venerada de toda su creación. Cuántos más seres le alabasen, mejor para ella y su locura. Así que aceptó lo que le pedía la Mujer. Se le acercó a la humana y le puso la mano en el vientre de ella. Le creó los órganos reproductores, dado que antes no los. Seguidamente pronunció la palabra "Reproduce" y entonces creó vida en su útero.
Pasó aproximadamente 8 meses y la Mujer tenía miedo del futuro. Su barriga había crecido, sus tobillos se habían hinchado. Su espalda y riñones le dolía y casi no podía caminar. Un día le vino un dolor muy fuerte y se orinó sin poder controlarlo. Muerta de miedo la Mujer clamó a Yutai para que le ayudase. Le pidió que prometiera que ella no se durmiese para siempre, tanto ella como el ser que estaba dentro de su estómago. Yutai por estima lo hizo. Entonces él bebe nació.
Pasaron los años y la criatura que parió la mujer creció. Ésta le puso como nombre Hombre, dado que se parecía a ella, pero su complexión era diferente. Sus facciones eran más duras, no tenía los senos tan grandes como ella y su órgano reproductor estaba fuera de su cuerpo no dentro como el de la Mujer.
El hombre y la Mujer fueron muy felices. Se amaban, se quería, alababan y adoraban a Yutai por haberles dado todo lo que tenían. Éstos comenzaron a reproducirse más y más hasta hacerse un pequeño pueblo. Pensaron que su vida era perfecta y nada ni nadie podía estropearlo, pero se equivocaron.
Yutai al ver la felicidad de la pareja, se sintió destronada. Ellos anteponían a la "familia" ese fue el nombre que la Mujer puso a su pequeño pueblo, a su Diosa Yutai. Ésta se sintió sola y desamparada. Cayó en una gran depresión y desatendió a su creación.
Éstos no se dieron cuenta, dado que ya eran bastantes independientes y sabían guardar y amar la naturaleza. Sin atención y sin alabanzas, ni idolatrías... Yutai sucumbió a un largo sueño.
¡Hola mis queridos Gifts!
Capítulo interesante de cómo se creó los humanos, porqué y para qué. En el mundo de Naélium todo es diferente y a la vez igual.
Espero que os esté gustando la história y os espero el próximo sábado
PD: Teneís en el encabezado mi Book tag en el canal de youtube.
¡Nos leemos y nos escuchamos pronto!
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Saga Dones: Catarsis (Tercer libro)
FantasyZoey y Zeth han fracasado la misión más importante. Aini ha conseguido renacer. Adón se ha adueñado de la Tierra, haciendo que ésta sea digna de una película Apocalíptica. Miles de Zombis acampan por su calles libres y dirigidos por el jefe de la OD...