Capítulo 36

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Elle Montaner

Estoy temblando de nervios, pero no tengo miedo, Derek me da paz... sus ojos son bondadosos y él me hace sentir segura... yo sé que jamás haría algo así.

Golpeo su puerta varías veces y luego de unos minutos se habré.

Derek está en jogger sin camiseta cubierto de pintura sobre sus tatuajes y tiene a Brownie en los brazos quien continúa siendo pequeño, es una imagen muy tierna.

—Cherry... ¿Qué haces aquí? —Esta impresionado de verme.

—Hola, sé que no nos hemos visto desde hace un tiempo, pero he estado ocupada y... —estoy evitando contacto visual.

—Pasa. —Me deja entrar y cierra la puerta tras él —. ¿Estás bien?

—Sí... vine porque con mis amigas descubrimos algo y quiero preguntarte si lo sabías.

Deja a Brownie en el suelo y se va a jugar con unas pelotas de goma.

—No tienes que inventar una excusa para venir a verme, mi casa es tu casa.

Me sudan las manos y las limpio en mi falda rosa, miro al rededor y hay un caballete con un lienzo y un dibujo de una chica... yo. Literalmente yo, todos sus cuadros antes eran de una chica peli negra y ahora el cabello es rojo.

Derek se fija en que me quedo mirando el lienzo.

—Ella es la hija de mi jefa y se parece a ti... es raro. ¿No crees?

Bajo la mirada.

—Fui al club con mis amigas. —Cambio de tema.

—¿Volviste? —Pregunta decepcionado o preocupado quizás.

—No —aclaro de prisa —. Solo queríamos ver algo y descubrimos a gente intercambiando armas y drogas y... prostitución... ¿Sabías sobre eso?

—Yo sabia que habían cosas turbias con drogas y armas por eso me fui, pero no lo de la prostitución.

Me siento aliviada y decepcionada a la vez.

—¿Por qué no lo denunciaste? Mi amiga lo hará en seguida.

—Yo... prefiero no meterme con esa gente —confiesa —. Estuve un tiempo buscando trabajo para irme porque no podía hacerlo así nada más, necesito enviarle dinero a mi madre y hermana pequeña, pero en cuanto conseguí otro trabajo me largue y me alegro que tú lo hayas hecho también, siempre te dije que ese lugar no era para ti.

Sus argumentos parecen válidos, pero de moral dudosa aunque aún creo que su bondad es sincera.

—¿Y qué lugar es para mí? —Pregunto.

Sigo mirando el suelo, entonces levanta mi mentón. Sus ojos avellanas me miran con ternura y me hacen olvidar lo malo.

—A mi lado.

Me sonrojo inevitablemente.

—¿No desaparecerás por un mes de nuevo? —Pregunta.

Me quedo en silencio porque nunca sé qué palabras son las correctas y como sería posible que yo permanezca a su lado fingiendo ser alguien que no soy para siempre.

—No me importa cual sea tu vida y lo que sea que hagas para sobrevivir, pero estoy aquí si necesitas ayuda, no te juzgaré.

—¿Por que eres tan comprensivo? —Indago con verdadera duda porque la gente no suele ser amable.

—Mi madre hacía lo mismo que tú cuando yo era pequeño

«Lo mismo que yo» ¿A que se refiere exactamente?

Disfraz De Ángel [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora