Capítulo 19

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Elle Montaner

Estoy en mi cama cuando escucho los estruendosos gritos, me remuevo en mi colcha rosa y me incorporo de un sobre salto cuando algo cae agresivamente contra el suelo, oigo muchas cosas romperse y pienso qué tal vez hay un terremoto como el de la película que vi con mi hermano en el cine, tengo curiosidad y decido ir a ver que es lo que hace tanto ruido.

Con mi estomago en el borde de la cama intento tocar el suelo con la punta de mis pies, cuando lo logro camino por mi habitación y me pincho los pies con mis juguetes. Me asusto cuando veo mi propio reflejo en el espejo del tocador, estoy usando un camisón y mi cabello esta trenzando como siempre, solo soy yo en el espejo no un monstruo ni nada así, mi hermano siempre me dice que no debo temerle a nada así que salgo lentamente de mi habitación vigilando que nadie me vea, no quiero que me regañen, pero quiero ir hacia ese bullicio, el piso del pasillo está frío, pero aún así doy pasos valientes hacia los sollozos aunque cada vez que me acerco mi corazón palpita más rápido.

Cada paso es un martilleo incesante en mi pecho, me llevo la mano hasta allí mientras me quedo quieta mirando la luna por la ventana, esta llena y rodeada de nubes, permanezco unos minutos observando cómo las nubes avanzan por el viento nocturno y me pierdo en la calma de ese momento, cuando de pronto escucho otro grito, doy un salto del susto, mi mano cae de mi pecho, comienzo a correr por el pasillo todo lo que veo es oscuridad, pero sigo corriendo porque necesito llegar a ese lugar, me detengo de golpe cuando una luz me toca los pies...

La realidad comienza a caer sobre mi, estoy enredada en un suave edredón color salmón, abro mis ojos y toco mi rostro húmedo, solo era un sueño, de nuevo. Pongo los pies en el piso para dirigirme al baño y darme una ducha.

Mis duchas con agua caliente duran una eternidad pues es mi lugar favorito para pensar, mientras me enjuago el shampoo recuerdo aquella vez cuando enjuague el shampoo de la indefensa criatura que rescatamos con Derek, no veo a Brownie desde ese día, he sido una mala persona, le deje toda la responsabilidad a Derek, eso me hace sentir culpable. Tomo la decisión de ir a casa de Derek, quiero ver a Brownie una vez más.

Saliendo de la ducha me enfundo un vestido blanco con flores amarillas y unas sandalias, busco la peluca en mi armario y me siento frente a mi tocador con espejo para acomodar mi cabello en una tela y así luego ponerme la caballera negra en su lugar, también me pongo los lentes de contacto azules.

Cuando estoy lista salgo de mi habitación con un sudadera con capucha para que nadie de la casa note mi disfraz, corro hacia mi moto blanca y conduzco por la ciudad.

Mi memoria es un don y logro llegar fuera de los pequeños departamentos donde vive Derek, mis manos están temblorosas y me siento nerviosa, había pasado antes por una tienda de mascotas para comprarle algunos regalos a Brownie.

Entro en la mini recepción donde un anciano duerme, me da vergüenza despertarlo así que solo subo las escaleras hasta llegar a la puerta 13.

De pie frente a la puerta, mi mente comienza a pensar qué tal vez Derek no estaba, me muerdo las uñas mientras mis pies tamborilean ligeramente el piso con nerviosismo, no debí venir ¿que estaba pensando? Solo actúe por instinto, quizás él esté ocupado, quizás seré inoportuna, ¿Cómo se me ocurre llegar a una casa sin ser invitada? No sé qué hacer, tal vez deba irme, pero ya estoy aquí. Expulso un suspiro y me decido armar de valor para golpear la puerta blanca provocando que el número 13 retumbara, Dios ¿por que lo hice tan fuerte?

Luego de un par de minutos la puerta se abre dejando a la vista a un Derek sudado sin camisa, sus ojos se abrieron con sorpresa al verme.

—¿Cherry, qué haces aquí? —abre la puerta dejándome pasar.

Disfraz De Ángel [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora