Odette Payne
Hoy es 4 de noviembre el cumpleaños de mi madre, este es el único día en el año en que voy al cementerio a visitarla.
Me gusta mucho el aura de tristeza del lugar, me hace sentir afortunada de estar viva. Ver tantas lápidas, tantas vidas inexistentes. Culpando a la curiosidad siempre suelo leer los nombres en las tumbas, ver si tienen flores frescas o no, si aún los recuerdan.
Hay personas que murieron hace más de cien años pues este cementerio es muy antiguo. ¿Qué se sentirá haber vivido sus vidas? También hay personas que murieron hace dos días, algunos mueren a los setenta años otros a los dos, mujeres, hombres y niños. Ricos y pobres por igual, todos esperando el mismo destino, simplemente poético, suelo pensar sobre todo eso mientras avanzo al mausoleo de mi familia.
No le temo a la muerte de hecho la espero con ansias, no es que quiera morir aún, pero si espero morir un día sabiendo que no tengo nada a lo que aferrarme en esta tierra no hay nada que yo ame y nada que me ame.
Podría pensar en mis amigos, pero ¿ellos realmente me aman? Estoy pensando en un tipo de amor irracional por el que morirías por la otra persona, no creo que mis amigos me amen así. Es cierto que los amigos pueden quererte mucho, pero no es como amar a tu familia y definitivamente Laura y Elle aman a su familia mucho más de lo que me podrían amar a mi, es lógico. Y está Adam, a veces pienso que me ama, pero el amor no es egoísta y él solo ama tenerme.
Mis pies dan dos pasos sobre la arena que se supone conforma el suelo bendito antes de entrar al gran mausoleo de mi familia, este se parece a estos típicos templos romanos de la antigua Grecia, aunque claro está modernizado. Veo las paredes de cemento con nombres dorados de familiares paternos que jamás conocí, bajo las escaleras hasta el subterráneo, solo se siente frío y soledad.
—Te traje una rosa blanca, como todos los años. —le hablo a una tumba de piedra.
Mamá tiene el sarcófago más lindo por así decirlo justo en medio de los demás, con rosas talladas en piedra y con su nombre escrito en oro "Camille" no hay ningún apellido.
Dejo la rosa sobre la lápida y me siento en el suelo y por lo contrario a lo que pensarían, no me da miedo estar rodeada de cuerpos descompuestos, de hecho me da tranquilidad. Miro el lugar que solo está iluminado por pequeñas lámparas antiguas tipo antorchas, también hay rosas rojas frescas en todo el lugar, sé que papá le paga a alguien para que lo mantenga, por lo cual siempre que ven una rosa blanca saben que yo he venido.
—Mamá se que quizás no me escuchas y aunque parezco ridícula hablando sola, me gusta creer que si lo haces. —comienzo con aflicción. —Este año ha sido igual que todos, aunque hay algunas cosas diferentes. Tal vez me case y no por elección propia, pero ya conoces a papá, no acepta un no por respuesta. ¿Tú que harías? ¿Qué piensas de esto?
Mis preguntas no reciben respuesta, pero me las imagino, imagino que mi madre se pondría de mi lado y regañaría a papá por hacer tal cosa como obligarme a casar. Es la imagen que tengo de ella, en mi mente ella es buena, cualquier mujer que renuncia a su vida por su hija lo sería.
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Disfraz De Ángel [1]
Ficção AdolescenteLa estudiante estrella de un colegio privado es striper a escondidas y está a punto de conocer a su prometido. El padre de Odette es un hombre frío, su madre murió al darla a luz. Ella no sabe amar, suena triste, pero no lo es, eso no le importa, no...