La llegada a casa es fugaz. Justin se asegura de que mis padres no lo vean al dejarme en la puerta de entrada, y después de un tiempo considerable en el que puedo cambiarme el vestido por pijama, aparece en mi habitación.
—Extrañaba bastante este lugar. —dice recorriendo con la mirada el entorno. Sonrío desde mi cama mientras lo veo dar vueltas lentas —. ¿Qué es esto?
Se detiene frente a uno de mis cajones semi-abierto y saca una prenda de ahí. Un suéter.
—Es el suéter que me prestaste el día que llegué empapada a Grand Avenue.
Mi afirmación lo hace sonreír y sostiene el suéter entre sus manos. —Me alegra que te lo hayas quedado. Estoy impresionado.
—Siéntate. —le pido tras un pequeño silencio. Voltea a verme, deja la prenda donde estaba y camina hacia mi cama. La cama se hunde a mi lado cuando llega hasta a mí. Sentado y con sus ojos posados fijamente en los míos me hace enloquecer. Es tan atractivo.
— ¿Qué fue lo que pasó con el mono y tu amiga?
Me río pero también me acompaña un sentimiento de dolor que me punza al corazón.
—Ellos estaban saliendo a mis espaldas. Me enteré al verlos bailar juntos —Justin frunce el ceño —, Se suponía que no tendríamos citas. Ellos aprovecharon cuando me fuí para estar demostrándose su amor.
— ¿Y porqué te molesta tanto?
Su mirada cambia. Creo que no le está agradando lo que escucha, así que me apresuro a hablar.
—Porque teníamos una promesa. Nada de secretos entre nosotros. Se supone que una amistad se basa en la confianza, y no parecía mucho como que me la tuvieran a mí.
—Creo que exageraste un poco, Meredith. —acaricia mi cabello con su mano y se acerca más a mi rostro—. ellos solo están tratando de formar una relación y no creo que hubiese sido fácil decírtelo sabiendo que yo no estaba contigo. Roger sabía que te afectaría y prefirió ocultártelo, ¿No crees?
Sus palabras me dan mucho que pensar, quizá tenga razón y estoy exagerando, pero no importa. Mi orgullo puede conmigo en este momento y respondo:
—Nosé y ya no quiero hablar de ello.
Se calla y me callo. Después de cinco segundos besa mi mejilla y sonrío.
— ¿No será que estás celosa de ella por tener a Roger? —pregunta.
Volteo a verlo a los ojos y después a los labios y noto una sonrisa oculta en ellos.—Ni tú te crees eso. No sabes cuánto me hiciste falta, y ahora que lo recuerdo, necesito saber qué fue exactamente lo que ocurrió en tu dimensión y cómo volviste.
Su mirada cambia y su rostro empalidece, pero antes de que pueda decir nada, toma mis mejillas y se hunde en mi boca. Suspiro enteramente. La sensación de un beso suyo me deshace por completo. Rodeo mis brazos en su cuello para más profundidad y entonces se separa.
—Es una larga historia. —simplemente dice —. Ahora realmente lo único que deseo es besarte.
Va a atrapar mi boca de nuevo pero no se lo permito. —Justin, no. Dímelo. Necesito oírlo.
Se queda callado y su mandíbula se aprieta. Sorpresivamente deja de abrazarme y se sienta en la orilla de la cama dándome la espalda. Sus músculos se marcan sobre su saco negro y antes de que pueda acariciarlo noto que suspira pausadamente, después se frota el cabello con ambas manos y maldice algo en voz baja.
— ¿Estás bien? —pregunto preocupada.
—No. Y no creo estarlo hasta pagar la deuda que tengo con la persona que me salvó.
¿La persona que lo salvó? mi piel se eriza.
—Creí que habías escapado solo...
—El día que te ahogaste en el lago te dije que yo jamás escaparía porque Leblanc me había encerrado ahí hasta la eternidad, ¿Recuerdas? —pregunta girando la mitad de su cuerpo a mí. Asiento—, pues era verdad. Jamás podría haber salido por mí mismo de ahí. Hay ciertos poderes que los enviados del Diablo tienen que los livenvoyés no. Siendo un enviado de Dios, yo no tengo la capacidad de atravesar la barrera que Leblanc construyó en mi dimensión. Estuve solo solo todo el tiempo que tu lo estuviste sin mí. No había día, solo noches oscuras, gritos en el horizonte, animales escalofriantes, frío congelante... todo lo más horrible que te puedas imaginar. El sucesor del diablo me dejó todo aquello ahí. Sobreviví hasta que un día capté la sombra de una persona por el rabillo del ojo. —se detiene y me toma de la mano. La presiona firmemente y me hace tragar saliva.
> Esa persona vino hacia mí. Era un dienvoyé, y gracias a sus poderes diferentes a los míos, me sujetó con fuerza y me liberó de aquél infierno en que estaba. De no haber sido por él yo seguiría ahí, y probablemente hubiese estado estado toda la vida.
Horrible. Esa es la palabra que describe lo que Justin tuvo que pasar. Me hace sentir tremendamente mal imaginarlo allá solo, triste, agonizando. Es indescriptiblemente doloroso.
— ¿Y quien era él?
Por algun extraño motivo mi pulso se acelera. Justin me presiona más fuerte y se toma un respiro antes de responder:
—Tu hermano.
Haré maratón porque tardé mucho en subir cap y porque están cortos y porque los amo.
Gracias por todo el apoyo que me han dado.
Twitter: @jusfixme