Capitulo 23.

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Desesperado y frustrado vuelve a pasarse las manos por el cabello, revoloteándolo y desacomodándolo de su sitio. Resopla una y otra vez, a espera de una respuesta rápida. La necesita. La furia está consumiéndolo y no puede aguantarlo más.

—Tranquilo, siéntate. Ya verás que vamos a encontrarlos. —asegura el hombre sentado a unos metros de él. El otro niega con la cabeza y continúa deambulando por toda la habitación con rabia.

— ¡Estaba ahí! ¡Y encima apunto de tener sexo con la chica! ¿Cómo lo dejé escapar? ¡Se fue en dos segundos, y se la llevó con él! Definitivamente sus poderes son más superiores de lo que imaginamos. Pasó eso desde que salvó al niño. Es como si Dios le hubiese dado la capacidad de tres livenvoyés en uno solo.

—No te atrevas a mencionar a Dios otra vez. —amenaza otro sentado en el sillón de piel—. Tenemos que esperar más.

—Ya me cansé de esperar. —el que hasta el momento parecía tranquilo se levanta de su silla.

—Sentado y calmado, Aaron.

— ¡No! ¡No me siento ni me calmo, con un carajo Calvin! —grita. Tanto el de pelo revoloteado como el del sillón se quedan boquiabiertos ante su reacción. ¿A dónde se fue su autocontrol? —Así como Zidane se siente por haber perdido de rango a Bieber, me siento mil veces peor. ¡Ese livenvoyé no sólo me alejó de Meredith! ¡También dañó mi auto y me amenazó de muerte! ¿Cómo piensan que vamos a conseguir lo que queremos si se sigue saliendo con la suya? ¡Estoy harto de esperar! ¡He venido aquí con un puto objetivo que se me dificulta por su miserable presencia! Si ese cabrón no se aleja de los Luttor jamás tendré lo que quiero.

Hay silencio. Él tiene razón. Aaron Coleman viajó junto a Calvin desde Tennessee con un solo objetivo en mente, y ese no tiene nada que ver con Justin. Más bien se trata de algo que parecía tan fácil al principio y que ahora se le ha complicado bastante.

Simplemente no puede llegar hasta lo que quiere por culpa de un Enviado de Dios que está de por medio. Pero no cualquier enviado. Éste es triplemente ágil, fuerte e inteligente. Éste es Justin Bieber.

—Él tiene razón. —finalmente dice Zidane—. Ni yo ni ustedes podemos conseguir lo que queremos. No entiendo como se desaparece del radar así de fácil. Jamás lo destruiremos si es tan poderoso. Tenemos que llamar a mis colegas. Vamos a planear algo de una buena vez, y si no resulta, recurriré a la última opción que nos queda.

— ¿La última opción? —pregunta Calvin frunciendo el ceño.

—Leblanc… nuestro Amo. El dienvoyé más poderoso que jamás haya existido. El sucesor del Diablo.

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Ocho lunares, una pequeña cicatriz debajo de la ceja y otra más grande en la parte superior de la cabeza, oculta entre su cabello. Esas son cosas que no había notado en Justin.

Lo he observado por largos minutos mientras continúa dormido cómodamente sobre mí. A pesar de que sólo una sábana nos cubre tengo mucho calor. Nuestras piernas entrelazadas y sus brazos arropándome es una sensación magnífica y abrazadora.

Respira con los labios entreabiertos, despacio y relajado, imagen que me atrae a querer besarlo. No lo hago. Se le ve tan cómodo que no quiero despertarlo ni enfadarlo. Opto por simplemente besar suavemente su frente y, lo más cuidadosa que puedo, me quito de abajo de él y lo hago recostarse sobre el colchón. Parece que dice algo pero son palabras entrecortadas y extrañas. ¿Qué estará soñando? Sonrío.

Me deslizo hasta la orilla del colchón y comienzo a recoger mi ropa del suelo y a ponérmela de vuelta. Una vez que termino me levanto y voy directo al baño. Tengo el pelo despeinado para todos lados, pero no es eso lo que me hace sonreír. Es él. No puedo sacarlo de mis pensamientos.

Lo que acabamos de vivir se repite una y otra vez en mi cabeza, pero no es solo hacer el amor, es todo. Desde el inicio, cuando lo vi por primera vez en Grand Avenue. No puedo evitar sonreír al recordar mi torpeza en Starbucks, o cuando el árbol de navidad se me cayó, o cuando llegué empapada de pies a cabeza. Apenas puedo creer todo lo que ha pasado desde que lo conocí.

Es como vivir frente a un paraíso que puede ser bello un día y distorsionado al otro. Las cosas que sólo creí posibles en cuentos o historias de terror se me están presentando a montones, y aunque sé lo peligroso que todo es, no voy a dejarlo. Con Justin me siento protegida y amada, y de todas las cosas que poseo eso es lo más valioso que tengo y no echaré a perder de nuevo.

Mojo un poco mi cabello peinándolo con mis manos y me lavo la cara con agua caliente. Ya me bañaré cuando llegue a casa. Cierro la llave y me seco con una toalla colgada en la cortina de la regadera. Cuando la aparto de mi cara doy un brinquito al visualizar a Justin detrás de mí por el espejo. 

— ¡Me asustaste! —exclamo recobrando el aliento y riendo un poco, pero al notar su expresión seria y dura borro la sonrisa de mi cara. Dejo la toalla en su lugar y me giro hacia él—. ¿Estás bien?

—Estoy sintiendo algo muy malo, Meredith. —dice con un hilo de voz. Frunzo el ceño y me acerco hasta quedar más cerca de su cuerpo—. No sé con exactitud lo que es, pero tengo que llevarte a tu casa. Tu madre está buscándote desesperadamente. 

— ¿Cómo lo sabes? —pero apenas lo pregunto me doy cuenta de lo obvio que es—. No respondas. ¿Qué crees que vaya a pasar? —trago saliva.

—Ahora estoy en blanco… sólo sé que está relacionado contigo. 

Un escalofrío me atraviesa. Conmigo. Me llevo los dedos a la boca y me muerdo una uña nerviosamente. Justin me aparta la mano y me atrae a su cuerpo cálidamente. Su abrazo me reconforta, pero no completamente. El primer pensamiento que llega a mi mente es mi padre en el hospital. 

—Sabes que estoy para protegerte. —asegura besando mi pelo, pero no puedo sacarme a mi papá de la cabeza y un nudo se forma en mi garganta.

Por favor Dios, cuídalo… cuídalo y dale más tiempo de vida. —Te llevaré de vuelta y le explicaré a tu madre tu paradero.

—No, Justin. No le vayas a decir que…

—Tranquila. —me da un toquecito en la barbilla con ternura—. Iremos allá en mi nuevo auto. Por primera vez no usaré mi mente para transportarnos.

Sonrío y asiento, aunque detrás de mi sonrisa sólo están los diecisiete años vividos junto al hombre que me dio la vida, al cual amo profundamente y le debo miles de disculpas y agradecimientos eternos. Cosas que temo no poderle dar.

Twitter: @fuckbizzlefuck

Gracias por leer y dejarme los comentarios y votos, aunque no conteste todos los comentarios los veo  y me encantan <3 ya saben que hay capitulo nuevo cada 40 leídos, unos pocos comentarios y votos si no, no hay capitulo :/

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