AVISO: Este capitulo es un poco muy fuerte así que ustedes deciden si leerlo, gracias.
Silencio. Prolongado silencio y miradas encontradas. Desde mi sitio en el suelo percibo la inminente luz de la lámpara junto a mi cama empezar a parpadear.
Una, dos, tres veces hasta que la boquilla se enciende. Mi habitación se ilumina considerablemente, lo suficiente para que pueda ver claramente el rostro de Justin.
No me agito pero sí me altero. La electricidad de siempre recorre mis venas mientras mis vellos se erizan ante su presencia. No me muevo, sólo respiro.
Su visión hacia mí dura unos segundos hasta que, en un rápido parpadeo, lo tengo frente a mi cuerpo parado a dos centímetros de mí. Jadeo en sorpresa.
Volteo hacia arriba para encontrar su mirada pero no me da tiempo, se agacha, me sujeta de los brazos y me levanta. Aire. Necesito aire. Quedo acorralada entre la puerta y su cuerpo. De mis brazos pasa a poner las manos contra la pared a los costados de mi cabeza.
No se pega a mí pero siento como si lo estuviera. Es tan corta la distancia que nos separa que me siento asfixiada. No puedo hablar.
— ¿Sabes por qué estoy aquí, Meredith? —pregunta en un leve susurro. Niego con la cabeza—, Porque no he hecho nada más que extrañarte.
—Jodido mentiroso. —el coraje que siento habla por mí. Sus ojos se clavan profundos en los míos y su expresión se endurece. Está enojado—. Has estado saliendo con Carter todos estos días. Seguro que yo era lo último en lo que pensabas después de besarla.
— ¿Besarla? —suelta una risa incrédula. Da un paso más hacia mí. Ni la más mínima corriente de aire podría pasar entre nosotros ahora—, te aseguro que mis labios sólo han tocado la comida desde que terminamos, en cambio se nota que los tuyos se han metido hasta la garganta de ese imbécil.
Una bofetada. Es todo lo que hago. Mi mano vuela hasta su mejilla y le volteo la cara con furia. El sonido retumba en toda la habitación. Cierra los ojos y tanto su respiración como la mía se agitan.
Inmediatamente me arrepiento de lo que acabo de hacer, pero es tarde. Abre los ojos, vuelve a mirarme, atrapa la muñeca de mi mano con fuerza y me deja sin aire. Me presiona firme y, cuando creo que va a gritarme o algo peor, hace todo lo contrario.
Dirige la mano con la que acabo de golpearlo directo a su pecho, ahí, poniéndola sobre su corazón. Me abre la palma de la mano y me obliga a sentir sus latidos acelerados. Con su mano sobre la mía percibo su palpitar mientras nuestras miradas entrelazadas se suavizan y mi coraje se desvanece.
El tiempo deja de transcurrir y me veo impulsada a hacer algo. Alcanzo su mano libre y hago exactamente lo mismo que él hizo conmigo. Se la coloco sobre mi pecho y lentamente lo dejo que sienta mis desenfrenados latidos. Me mira. Lo miro. Lo amo con fuerza.
Sé que me ama también. Estamos sintiendo lo mismo y nadie lo puede negar.
—A pesar de que besaras a dos hombres en mi cara, estoy aquí.
Mis ojos se llenan de lágrimas. Aprieto con fuerza los labios y presiono más mi mano contra su corazón. Hace lo mismo. —Duele mucho amarte, pero soy un maldito aferrado y lo hago. Te llevo en mi mente desde que te dejé. —inclina su cabeza hacia mí y pega mi frente contra la suya.
Cierro los ojos y percibo su exquisito aroma. Me pierdo en el momento—. Salgo con Carter por una sola razón, y esa eres tú. Y no es lo que crees. No hay nada entre nosotros. Ella sólo estaba ayudándome a analizar las cosas contigo. Carter lo sabe todo, sabe cuánto te amo y cuánto te necesito. Me ayudó a alejar mi orgullo y a perdonar. Gracias a ella estoy aquí, y quiero que sepas que significas todo para mí, no importa lo que…