Después de cientos de fotos, Kiara y yo, Roger y yo, Roger y Kiara, los tres juntos haciendo caras, tonteando y mil cosas más, apago la cámara y la guardo en mi bolsa de mano.
El ambiente es realmente fresco y todo el mundo está hablando, riendo, coqueteando, bailando, tomando y pasándola increíblemente bien. Ha pasado casi una hora desde que llegué y de pronto me doy cuenta de que no hemos bailado.
Voy a decírselos, cuando en el fondo suena una de mis canciones favoritas: Every teardrop is a waterfall, por supuesto de Coldplay. Al instante Kiara y yo reconocemos la canción, nos miramos y gritamos eufóricas al unísono. Roger se tapa los oídos cuando lo hacemos.
— ¡Coldplay! —exclamo levantándome de mi asiento. Kiara me sigue—. ¡Tenemos que bailar!
— ¡Vamos, vamos! —anima Kiara parándose también. Roger frunce el ceño y nos mira, nos mira y nos vuelve a mirar indecisamente.
—Me quedo.
—Nooooooooo. —lo tomo del brazo y lo obligo a pararse—. Venga, Gallagher. ¡A la pista!
Entre Kiara y yo lo tomamos de ambos brazos y lo dejamos sin salida. Él finalmente gruñe pero no se niega. Acepta obligadamente a ir con nosotras a la pista de baile y cuando llegamos iniciamos a bailar felices, risueñas, emocionadas por nuestro grupo favorito tocando en las bocinas.
Hay más personas que nos rodean pero es como si ellos no existieran. Cantamos juntas y movemos nuestras caderas alzando nuestros brazos, moviéndolos de un lado a otro, disfrutando el momento.
Al principio Roger solamente nos mira, pero sonríe al vernos cantar el coro con tanta fuerza que, riéndose, se une a nuestra danza. ¡Sí! Ahora los tres bailamos y cantamos juntos. ¡Wow! Consigo olvidarme de absolutamente todo, sólo son mis amigos y yo contra el mundo.
Soy consciente de que muchos nos observan curiosos y divertidos, ¡Y no me importa! Disfruto tanto bailando y cantando que sé que mañana estaré sin voz ni fuerzas. Finalmente la canción termina y nosotros estamos más enérgicos que nunca. ¿Nos habrá afectado el vino? Hit The Lights de Jay Sean inunda el ambiente.
Aceleramos nuestros movimientos y sonreímos al mismo tiempo. Empiezo a tener calor, sensación que hacía mucho no experimentaba. Amo la música. Amo a los niveles de excitación que te puede llevar. No hablo de sexo. Hablo de emoción, euforia, adrenalina. ¡Me encanta! Taconeando con cuidado bailo, me muevo de un lado a otro, observo a mis amigos hacer lo mismo y me vuelvo a dar cuenta de lo mucho que Roger y Kiara se miran.
Mhm… no le doy importancia. Bailamos aproximadamente diez canciones más cuando me canso bastante, desventaja de haber traído tacones tan altos. Decido volver a la mesa y ellos me siguen. Nos sentamos recobrando la respiración y bebemos agua.
La canción Empire State Of Mind está sonando a todo volumen cuando me entran unas terribles ganas de ir al baño. Me acerco a los dos y hablo fuerte, pero no tanto como para que toda la mesa me escuche.
—Chicos, iré al baño y regreso.
Ambos asienten y me sorprende que Kiara no se ofrezca a acompañarme. Me levanto dejándoles encargado mi bolso y esquivo a la gente para llegar a la puerta del gimnasio. Cuando consigo salir mis oídos lo agradecen ya que el ruido es más bajo cada que avanzo más por el poco iluminado pasillo. No hay nadie afuera así que me apresuro a llegar hasta el baño de mujeres de la escuela, el cual está junto a los casilleros.
Entro, tomo papel y me alivio cuando todo el vino y el agua que tomé abandonan mi vejiga. Uf.
Salgo, me paro frente al gran espejo y me lavo las manos. Mientras lo hago me observo a mí misma. Sonrío. Realmente luzco bien. Es de las pocas veces que me siento tan segura y orgullosa de mi aspecto. Cómo me gustaría que Justin estuviera aquí y me bañara de besos mientras me alaga con sus románticos piropos…
Cierro el grifo y me percato del enorme silencio que hay. La música ya ni siquiera se escucha, ¿O es mi imaginación? De pronto no puedo sacar a Justin de mi cabeza. ¿Por qué lo tuve que recordar? Duele. Tengo que alejarlo si es que no quiero romper a llorar aquí mismo.
Me seco las manos y salgo del baño. Regreso al gimnasio y al abrir la puerta me percato del cambio radical en la música.
Suena Miss You More, de BB Mak, pero no es eso lo que me sorprende. Lo que me deja atónita es la imagen de Roger sujetando a Kiara por la cintura mientras ella lo rodea por el cuello y bailan en el centro de la pista. Pestañeo, pestañeo y vuelvo a pestañear. Siguen ahí.
Se miran fijamente y ella sonríe tímidamente mientras él le clava sus bonitos ojos grises con dulzura. Traicionada. Es justo como me siento.
Juramos no tener citas, juramos divertirnos juntos, rechacé a dos chicos guapos para terminar viendo esto. Con una inexplicable opresión en mi pecho cierro la puerta y me doy la vuelta, sin importarme haber olvidado mi bolso allá. No pienso volver. No ahora que tengo tremendas ganas de llorar.
Camino velozmente con mis tacones resonando sobre la dura loseta y me pierdo entre los pasillos oscuros de la escuela. Nunca pensé que Roger me haría esto. ¿Por qué no me dijo que ella le gustaba? ¿Por qué me siento tan tremendamente mal? Me abrazo a mí misma mientras sigo caminando, sin importarme la oscuridad del pasillo en el que voy. La canción resuena a lo lejos en mis oídos…
“Así que aquí estoy yo sólo pensando en ti en nadie más.
Hay un sentimiento dentro y tan duro como lo intento simplemente no va a desaparecer.
Resulta difícil que todos por su cuenta tengan que enfrentarse cada noche a solas, sabiendo que tú eres quien tiene el amor que yo necesito.
Y te extraño más cada día.”
La letra me recuerda tanto a Justin. En este momento deseo con todas mis fuerzas que estuviera conmigo. Lo extraño. Lo quiero aquí. Lo amo. Maldita sea… Justin, Justin, Justin, regresa.
Las lágrimas me derrotan y comienzo a sollozar terriblemente. Lo hago por varios segundos hasta que me paro en seco en medio del pasillo. Mi piel. No me siento normal. Quema. Mi piel comienza a erizarse repentinamente.
Trato de entender el motivo cuando una energía extraña invade mi cuerpo, entonces escucho pasos detrás de mí. No me muevo. Me paralizo completamente y, cuando claramente percibo a una persona parada en mi espalda, me congelo.
Apenas respiro, pero cuando unas manos masculinas me toman por la cintura y me rodean el estómago para abrazarme, me asfixio. Conozco este calor, conozco estas manos, conozco la respiración sobre mi cuello, conozco al hombre que está aquí.
“Tantos sentimientos y emociones corriendo conmigo.
Porque eres tú en quien creo y amo esto tan profundo.
Tanto entre nosotros y los dos sabemos que está mal.
Ahora sigo esperando hasta que estoy de vuelta a donde pertenezco. Vuelvo a donde pertenezco…”
La canción termina y su boca se acerca a mi oído, me aparta el cabello y se pega totalmente a mí. Entonces, con suavidad y lentitud, pronuncia unas palabras que me provocan estruendosos escalofríos mientras mi corazón late desbocado.
—Tú eres a donde pertenezco, Meredith Luttor. —susurra Justin.
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