Capitulo 33.

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El señor y la señora Adams resultan ser personas magníficas y humildes. Al principio me siento incómoda, pero con su facilidad de palabra y confianza logro relajarme y tomar un suspiro.

Les invento la historia más creíble que puedo respecto a mi situación y se ofrecen sin protestas a llevarme a un hospital de urgencias. Ahí me permiten bañarme, me proporcionan ropa nueva y además me colocan una venda en mi dedo pulgar, ya que me hice un corte con la navaja y ni siquiera lo noté.

La hospitalidad con la que me atienden es asombrosa, pero me veo obligada a decir mi nombre y dar el número de teléfono de mi madre. Cuando paramos frente a casa me despido de la pareja con una gran sonrisa y agradecimientos, un poco más tranquila abro la puerta y al entrar percibo un silencio perturbador.

En lo único que puedo pensar es en Johnny, así que corro a su habitación y me dirijo al escritorio en el que antes lo observé escribiendo una carta junto a Aaron. Efectivamente, ahí está el papel intacto escrito con tinta negra. Me acerco, tomo la hoja entre mis manos y leo cuidadosamente: 

“Queridos mamá, papá y Meredith.

Este día he tomado una decisión que me hará alejarme de ustedes para siempre. No puedo explicarles verdaderamente porqué lo hago, pero es así y no hay nada que pueda hacer. A veces en la vida se presentan situaciones, obstáculos y peligros que nos forjan a elegir caminos diferentes a los de nuestra familia. Hoy, con todo el dolor de mi corazón, estoy haciendo lo que es correcto para todos. Estoy seguro de que en un futuro alguno de ustedes me entenderá. Por lo pronto, siendo cobarde y envuelto por sentimientos que jamás había experimentado, no me atrevo a decirles esto de frente. No soportaría ver su dolor, y nunca me dejarían ir tampoco. Siempre estaré agradecido por la vida que ustedes, mis padres a los que amo profundamente, me otorgaron. También por el amor incondicional que mi hermana Mer me brindó, las risas, peleas tontas, bromas y momentos únicos que almacenaré en mi mente hasta la eternidad, si es que la eternidad existe.

Este es un sacrificio realmente duro y doloroso, uno que hago para asegurar su bienestar. Yo no quería que esto pasara. Yo creí que viviría una vida normal, terminaría la universidad y me casaría para formar una familia, pero no es así. Esto a lo que necesito pertenecer me hará alguien diferente, nuevo, una persona que no me atrevería a mostrarles. Les deseo lo mejor para la vida de aquí adelante, a ustedes padres, ya sea juntos o separados, no abandonen a mi hermana. Apóyenla. Cuídenla. Ámenla. Ahora que no estoy podrán ponerle la atención que se merece. Ella estará bien sin mí alrededor.

Puedo asegurarles con la palma de mi mano sobre el corazón que así será. A partir de ahora no nos veremos, pero los recuerdos vivirán conmigo, y espero que con ustedes también. No me olviden, que yo no los olvidaré. Sigan adelante.

Te amo mamá, gracias por los deliciosos desayunos cada mañana, los apapachos en mi cumpleaños y los cuentos antes de dormir. Te amo papá, gracias por las prácticas de fútbol americano, los viajes de pesca y los modales para ser un hombre y tratar a una mujer como se debe. Te amo hermana, gracias por ser tan molesta y linda al mismo tiempo, por soportar mis bromas y devolvérmelas doblemente, jugar conmigo Xbox sólo para acompañarme, amenazar a los niños que me molestaran, regañarme cuando me lo merecía y abrazarme por sorpresa. Pequeños detalles hacen grandes diferencias, y cada uno de ustedes dejó muchos de ellos en mi interior. Gracias.

Johnny Luttor.” 

Muchas veces en la vida me había preguntado cómo sería perder a un ser querido. Desde la muerte de mi mejor amiga Grace, le rogué a Dios todas las noches que no me arrebatara a nadie más.

No se cumplió. Quizá no recé como se debía. Quizá no impregné la fe que debía. Sea cual fuera el motivo, aquí estoy otra vez. El dolor se repite. Las llagas se encajan de nuevo en mi corazón sin previo aviso, sin piedad, sin anticipación. Las lágrimas caen a cascadas de mis ojos, brotan y siguen brotando, me baño en ellas, el aire me abandona, me asfixio, me tiro de rodillas al suelo y aviento la carta lejos de mí.

Johnny, mi hermano, tonto, estúpido, bromista, inmaduro, pero malditamente noble al cual amo con todas mis jodidas fuerzas, se ha ido. Y sé que eso no es lo peor. Lo peor aquí es que sé a donde y con quién. Aaron lo amenazó de alguna manera para convertirlo en un enviado y llevárselo para siempre.

Así como Justin se fue con Patrick cuando era un niño, pero aquí hay una gran diferencia. Justin es un livenvoyé, alguien bueno, un enviado de Dios. Johnny… todo lo contrario a eso.

Twitter: @fuckbizzlefuck
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