__________ ..::Capitulo 19::.. __________

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Un olor raro salía por la ventana de la casa de la servidumbre. Era algo fuerte, incluso desagradable para los que no fueran aficionados a las hierbas curativas o las de olor. Evaristo revolvía con una cuchará lentamente un líquido verdoso y oscuro en una olla, mientras xóchitl deshojaba algunas hierbas que agregaba despacio en la olla.

Si algo xóchitl había aprendido a su abuela, era que hasta la más simple de las plantas tenía algo que aportar al mundo. Sobre todo, las hierbas medicinales. Ella había aprendido a usar desde la planta más espinosa, hasta la más venenosa para ayudar a sanar a uno que otro enfermo.

No era tonta, sabía que tenía sus límites y que había cosas que ya no se podían tratar con solo hierbas. Aun así, podía usar lo que ya sabía en beneficio para su plan de escape.

- Ya está listo, ... -. Comento evaristo, mientras pasaba su mano sobre su improvisado cubre bocas. -. Con esto dormirá más de 2 horas, ... -.

- Eso espero, ... Hace mucho tiempo que no hago esta infusión, ... No puedo asegurar su efectividad. -. Comento la indiana, mientras vertía el líquido en un frasco, con ayuda de una tela de manta a modo de colador.

- Aun con el pañuelo en la nariz me llega el olor. -. Le dijo evaristo, frotándose una y otra vez el hocico, tratando de quitarse un poco el aroma que se le había quedado impregnado en la nariz. -. Le echaste muchas cosas fuertes. Ni yo me bebería eso. Digo, a menos que quiera dormir y ya no despertar. -.

- No te apures. Sería peligroso si bebiera el doble de lo que hay aqui. -. Dijo xóchitl, a la par que tapaba el frasco con un tapón. – Ya quedo, ... -.

- ¿Y cómo se lo vamos a dar de beber, si al señor solo le encanta beber tequila como si fuera agua en la mañana? -. Le pregunto evaristo.

- Tu no te apures, ... Hasta el más borracho necesita comer. -. Le dijo xóchitl con una tenue sonrisa en los labios.

Unos golpecitos en la puerta llamo la atención de los dos. Xóchitl se acercó a la misma y la abrió, dejando entrar a los demás a la cocina. Pero de manera súbita, una mano detuvo la puerta.

- ¡E-espera! ,... -. Exclamo teodora con voz nerviosa. -. ¿Podemos pasar ya?, .... ¿Ya terminaron de mezclar sus "menjurjes"?, -.

- Si, ya terminamos aquí. -. Le dijo xóchitl.

Sin mucho ánimo, teodora abrió la puerta de par en par, intentando armarse de valor para entrar.

- Ew, ... -. Exclamo con repulsión teodora en cuanto sintió el aroma que inundaba la habitación. -. Huele como a la parte del mercado donde venden hierbitas y eso, ... -.

- ¡No seas chillona mija! -. Exclamo el alebrije al entrar a la habitación. -. ¿De qué te quejas?, Tu perfume olía más gacho que estas hierbas.-.

- Además, deberías estar agradecida. De no ser por estos hierbajos, no podríamos hacer jabones o lociones. -. Se unió don andrés, mientras tomaba algunas de las plantas que reposaban en la mesa, agitándolas levemente en la cara de teodora, quien con disgusto las aparto.

- De no ser por ella olerías a chiva -. Se rio evaristo.

- ¿Me lo dice el que huele a petate e incienso?, ... En fin, la hipocresía. – Le contesto molesta la joven española, cruzando sus brazos sobre su pecho.

Mientras el grupo charlaba, aunque pareciera más una discusión, finado y moribunda se acercaron a su amiga, jalando tenuemente la alargada falda de xóchitl, tratando de llamar su atención.

Xóchitl se inclinó y les tendió el frasco a sus amigos, quienes lo tomaron entre sus pequeñas manitas, para después guardarlo en el pequeño moral que traía puesto finado. Un regalo de evaristo.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora