__________ ..::Capitulo 25::.. __________

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Especialmente, ese día hacia bastante calor, y sin una sola nube que anunciara un poco de lluvia. Quizás era mejor así, podría entorpecer su plan si el ambiente estaba húmedo. Tal como su patrón había dicho, él había regresado ya pasadas las 2 de la mañana, quizás más tarde, y había dormido muy poco. Justo en ese momento estaba muy metido en lo de los papeles que había puesto a escribir a don andrés y al alebrije.

Desde el día de ayer, resendo no había salido de su cuarto, pero no por berrinche o capricho, sino como castigo, además del golpe en la cara, leo le había prohibido salir de su habitación en todo el día y para rematar, le prohibió que bebiera licor, tequila o lo que fuera a beber para ponerse "Feliz". Para el peón fue un gran golpe en su orgullo, no solo por lo de la cara y la bebida, sino porque no soportaba recibir órdenes de un mocoso, y lo peor de todo es que no podía responder como el quería.

Mucho gusto le hubiera dado romperle la nariz de un golpe, pero no podía, para empezar, era su patrón, y más importante, si se atrevía almenos a levantarle la voz, sería el fin para él, solo dios, o el diablo, sabrían lo que le haría, como a muchos tontos que formaban parte de su macabra colección.

Gente que no conoció por más de unos minutos, gente a la que apenas les recordaba la cara, y ni sus nombres sabia. No era tampoco como que le importara. Todos y cada uno de ellos terminaron "embotelladas" para toda la eternidad, quizás más tiempo.

Por más enojado que estuviera, almenos estaba fresco en su habitación, a diferencia del grupo, que con todo y el sol, se habían puesto a plantar agaves, para remplazar a los que en días anteriores se habían cortado.

Ayudados de una pala y un pico, plantaba y araba el campo, donde nuevas plantas crecerían para beneficio de la hacienda. Los alebrijes y chuy, como si fueran animales, araban el campo con el arador de madera, atados a sus espaldas, no dolía, pero era algo cansado para ellos.

Mientras don andrés y las jóvenes plantaban a mano uno a uno las pequeñas plantas de agave.

- ¡AY MI ESPALDA! -. Exclamo teodora, enderezándose mientras se llevaba las manos a la espalda para aliviar el dolor. - Ya estoy vieja para esto, ... -.

- ¿Tu?, ¿Vieja? -. Rio don andrés. – Pero si estas en la flor de la vida muchacha. Viejo yo, ¡y mírame! -.

- Ahora que lo dice, ... hace bastante calor, ... -. Concordó xóchitl, poniéndose de pie. - Tomémonos un descanso, al fin y al cabo, terminamos aquí de enterrar lo pendiente. -. Dijo xóchitl, mientras se sacudía las manos de tierra.

- ¿Al patrón no le molestara? Digo, ... Ya viste que le dejo el cachete a resendo, pareciera que se agarró a trompadas con alguien, ... y perdió. -. Pregunto despreocupadamente evaristo.

- Debería estar agradecido, que no lo embotello. Ahí anda en su casa, feliz, con bebida, como dice "Para todo mal, mezcal; para todo bien, ... también", ... Bueno, así sería si no lo hubiera castigado donde más le duele. -. Comentó el alebruije.

- ¿En la cara? -. Pregunto inocentemente evaristo, quitándose el arnés que lo amarraba al arador.

- Me refería al tequila, pero también eso. -. Contesto el alebrije, que al igual que su amigó, se quitó el arnés.

- Con la pena, esa ya es harina de otro costal. -. Concluyo xóchitl, mientras cortaba con un machete algunas hojas maduras de un de los muchos agaves que crecían ahí. -, Apurémonos en terminar con todo antes de que el patrón salga. -.

El grupo no dijo más y regresaran a la hacienda a terminar unos pendientes, cada quien traía unas hojas de agave, amarradas con unos mecates, que más tarde usarían.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora