__________ ..::Capitulo 13::.. __________

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Durante los siguientes días, todo era extrañamente fácil. Don andrés se encontraba mejor que nunca. Estaba fuerte, activo, de un buen humor, incluso, en su hora de descanso, adelantaba cosas del trabajo, terminando antes de lo esperado.

Sus amigos estaban impactados, se preguntaban una y mil veces ¿Qué era lo que xóchitl le había dado para mejorarlo así?

Evaristo hacia una que otra bromita sobre el toloache, o cualquier otra plantita espirituosa. A lo que la muchacha, solo le podía responder con una sonrisa nerviosa. Qué bueno hubiera sido que una planta de las que Evaristo hablaba, hubiera sido la responsable de la gran mejoría de don andrés, pero no era así.

Por desgracia, todo se lo debía a su patrón.

Cada hora, minuto y segundo que pasaban, eran una tortura para la pobre indiana, quien solo se podía quejar en silencio, y guardarse todo lo que había pasado la noche anterior.

- Xóchitl, ... Xóchitl, ... ¡OYE!, ¡SE TE VUELAN LAS COBIJAS! -. Grito Teodora, tratando de sostener con fuerza las cobijas en sus manos, evitando que el viento se las llevara.

- Eh, ... ¡AH!, ¡Perdón Teodora! – Xóchitl dejo la ropa que estaba lavando en la cubeta y corrió junto a su amiga para ayudarla a bajar la ropa del tendedero.

Ese día el viento estaba realmente fuerte, hasta las nubes pasaban rápidamente en el cielo, y las copas de algunos árboles se mecían de un lado a otro.

- ¿Qué tanto pensabas, eh?, por poco y se nos vuelan. Ya sabes cómo se pone leo, ...¡Ah no!, más bien, ... Como se pone el "Patrón", si le perdemos algo. Como los calcetines de hace unos meses, ... agh, ... Aun me duelen las manos de pelar tantas papas que al final no se comió, ... -.

- Ese no es leo, ... - La comento xóchitl, doblando las sabanas limpias y colocándolas en una cesta de mimbre. – Por favor, termina de tender la ropa que falta y yo voy a planchar esta. Solo falta que se seque esto y terminamos. -.

- ¡Bueno ya!, ¿Qué traes?, Has estado rara desde que don andrés se "Curo". – Pregunto irritada Teodora, tratando de tender la ropa mojada en el mecate. – Soy más lista de lo crees, ... y te conozco. ¿Me dirás o no? -. Pregunto una vez más Teodora.

- E- es que, ... -. Por un momento, xóchitl quiso hablarle con el corazón en la mano a su amiga, pero sus palabras quedaron mudas al recordar la propuesta de su patrón. No debía y no podía contarlo, no era justo meter a su amiga en sus problemas.

– Nada, ... solo estoy cansada de tanto trabajo, ...-. Contesto xóchitl de forma seca, mientras metía el resto de la ropa en la cesta, tratando de disimilar su miedo. – Te veo en un rato, iré a planchar esto...-.

- ¿Otra vez con lo mismo?, ¿Sabes qué?, ¡Has lo que quieras!, Ya me cansé de intentar ayudarte, solo para que me trates así, ... -. Le grito Teodora, mientras exprimía con fuerza la ropa, como si quisiera romperla.

- ¿De aquí a cuando te intereso tanto?, la mayor parte del tiempo te la pasas quejándote. No te hagas la buena amiga de repente, que no te queda el saco, ... -. Dijo la muchacha pelinegra, mirando a su amiga de una forma fría.

Teodora se quedó muda, aunque pareciera imposible. Jamás imagino que xóchitl, su amiga, le hablara así. De cualquier persona lo imagino, pero de ella jamás. Más que molesta, se sintió muy dolida y herida.

Xóchitl no le presto más atención y se dirigió de regreso a la casa de la servidumbre, tenía mucho por hacer y no quería perder más tiempo con Teodora. Desde hace años se había callado toda su frustración, su enojo y todos esos insultos disfrazados de "bromitas", de parte de la caprichosa española.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora