Con desesperación, xóchitl toco un par de veces la puerta. Implorando silenciosamente que le abrieran. Estaba tan cansada que dormiría en el piso si fuera necesario. Podía sentir el pelo húmedo, más no sabía si de sudor o por el agua. Probablemente leo estaría igual o peor, no estaba haciendo mucho esfuerzo para protegerse de la lluvia.
Solo podía rogar que al menos ahí los recibieran, por poco que les pudieran ofrecer. Aunque fuera un petate en el piso de la cocina. No era la primera vez que dormía así. Es más, cuando estuvo en una situación peor cuando era más pequeña, estaba agradecida de haber encontrado cobijo en un lugar asi, por humilde que este fuera.
Para su alegría, una mujer abrió la puerta. Era una ancianita, envuelta en un rebozo y con una lámpara de aceite en las manos. La mujer se colocó sus gafas, tratando de distinguir bien en la oscuridad.
- ¿Que son estas horas de molestar?, ¡Ya les dije que no tenemos es, ... ! -. La anciana se interrumpió a si misma, al ver a la pareja en condiciones tan lamentables. - ¿E-están bien niños? -. Pregunto en tono amable la mujer, arrepintiéndose de gritar al ver que no eran quien esperaba.
- Disculpe la hora, ... nos perdimos camino a, ... Puebla y ya no encontramos posada, ... -. Se explicó la indiana, tratando de sonar lo más tranquila posible. Lo cual era difícil. Estaba desesperada por buscar un lugar. -. ¿Tendrá un lugar que nos pueda dejar?, ... No importa, si es un petate en el piso, es más que suficiente, ... Le pagaremos. Lo prometo. Y si no, ... ¿Sabe dónde quedarnos? -.
- Ay, ... Perdón mija, ... estamos llenos aquí, llego mucha gente y apenas nos dimos abasto hoy ... -. Se explicó la mujer.
- Entiendo, ... No se preocupe. Aun así, ... Le agradezco la ayuda. Dispense las molestias, ... -. Dijo xóchitl, lamentando en silencio su mala suerte.
La joven estaba por darse la vuelta a tratar de buscar otro lugar. Pero la voz de la anciana la interrumpió.
- ¡Espera, mija!, No te vayas aun... -. Dijo la anciana, haciendo voltear a xóchitl, esperanzada con esas palabras. - Mira, Ya no tengo lugar que ofrecerles aquí, ... Pero si hay otro lugar donde se pueden quedar. No muy lejos de aquí, hay una choza. Mi esposo la usa para guardar heno y herramientas, También la usa como casa cuando nos peleamos y se queda a dormir., ... Puedes quedarte si quieres ahí, y usar las cosas que necesites de la choza. Como mi esposo no está en la ciudad por trabajo, te la puedo prestar hasta mañana. –
- ¿De verdad?, ¡Se lo agradezco mucho! -. Dijo emocionada xóchitl. Inclinando la cabeza con gratitud.
- ¡Ah!, Pero eso sí, ... No me dejen desorden. Solo eso te voy a pedir. Esto no se lo ofrezco a nadie, ... Pero con todo esto de la mentada guerra, cualquier dinerito es una bendición. Los soldados son unos aprovechados y apenas quieren pagar el alojamiento, ... Y si no cedemos con ellos, ... Nos va como en feria, ... -. Dijo con pesar la anciana.
- Lamento mucho eso, ... Yo si le pagare. Se lo prometo. -. Dijo xóchitl, con una gran sonrisa en los labios.
- No es la gran cosa el lugar, pero está muy limpio porque mando a mis hijos a ayudar a mantener el lugar aseado. Pero es muy humilde ... Así que no te cobrare mucho. -. Dijo la anciana, correspondiéndole la sonrisa.
Xóchitl, corrió hacia leo, arrodillándose a su lado.
- Disculpe, ... Pero, ... Necesito un poco de, ... -. Antes de que xóchitl terminara de hablar, leo entrego una bolsita negra y amarrada con un hilo dorado. No dijo nada, simplemente se la entrego.
La pelinegra dudo por un momento, pero al final acepto. No tenía que buscar mucha lógica a lo que hacía. A este punto ya no importaba, debían encontrar refugió y ya. No había tiempo para hacer preguntas.
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_:: Corazones rotos pero unidos::_
RomanceMundo alternativo donde leo, no logro ser rescatado de manos del charro negro. Xochitl y sus amigos, tiene que vivir día a día durante algunos años, la vida de unos sirvientes a manos de su ex- amigo y líder leo. Durante esta travesía, día a día...