__________ ..::Capitulo 10::.. ___________

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La noche había pasado muy tranquila y lenta. Las sabanas tibias y frescas al mismo tiempo, daban una sensación de comodidad y seguridad a leo, quien descansaba en su elegante cama.

Unos golpes en la puerta, lo hicieron despertarse lentamente, no tenía ganas de levantarse, pero tenía "Trabajo" por hacer.

- Adelante, ... -. Dijo leo, revolviéndose un poco en la cama.

Tras decir esto, xóchitl entro a la habitación, con una bandeja en las manos. Un aroma agradable a comida inundo el lugar, resultaba incluso más tentador que su tibia y cómoda cama.

Leo se levantó lentamente, frotándose un poco los ojos. Se sentía mucho mejor a comparación del día anterior. Xóchitl tenía razón, esa modesta comida le había hecho bien, pero también lo hizo dormir mucho contra su voluntad. Aunque no le molestaba eso.

Dormir era reconfortante, pero no se comparaba en nada a dormir en el tibio regazo de la pelinegra, quien servía en silencio el desayuno.

Aprovecho esto para dirigirse al baño y lavarse un poco la cara y acomodar su cabello. Se veía mucho peor de lo que sonaba. Incluso le daba un poco de vergüenza que xóchitl lo viera así, en esas fachas.

Al salir fuera del baño, el desayuno estaba listo y servido en la mesa de su habitación. A veces solía comer ahí cuando se sentía mal o se había quedado despierto hasta muy tarde y no tenía ganas de desayunar en el comedor.

El castaño desayuno en silencio, mientras xóchitl recogía la habitación y tendía la cama, con naturalidad, como todos los días.

Cuando leo estaba a punto de terminar de beber su café, la dulce voz de la muchacha lo interrumpió.

- Disculpe patrón, ... -.

- ¿Dime?, ... -. Contesto leo, sin mucho énfasis en su voz.

- Encontré algo ayer cerca del pozo, ... aunque no sé si le interese, ... Quizás solo sea basura, ... -.

- ¿Podrías ser más clara? -. Le dijo el castaño, con cierta irritación en su voz.

La indiana dejo los platos sobre la mesa una vez más, para luego sacar del bolsillo de su delantal el ojo de venado, extendiéndolo en dirección a su patrón.

- ¿Esto es, ... suyo?, ... -. Pregunto con inocente voz la joven pelinegra.

Leo miro unos instantes el talismán, se sorprendió por un segundo al ver aquel pequeño objeto. No esperaba encontrarlo realmente. Tenía la idea de que estaría por ahí tirado en el mundo de los vivos, o en manos de algún pobre diablo.

El castaño tomo el ojo de venado de manos de la muchacha, limpiándolo un poco con el pulgar.

- ¿Tienes alguna idea de lo que es esto? -. Pregunto en voz baja, pero clara a la pelinegra.

- ¿Una especie de ojo de venado?, ... -. Contesto xóchitl.

- ¿Me lo afirmas?, ¿O me lo preguntas? -.

- Le pregunto, ... Si no le molesta, ... -.

- Si, algo así. Podría decirse que es importante, ... Almenos para el que lo posea. Pero en lo personal, para mí no es tan valioso. No lo necesito ... ¿Quieres saber por qué?, ... -. Con esta última pregunta, una sonrisa maliciosa se redibujó en los labios de leo.

Xóchitl sintió desagrado por esa expresión, pero aun así le contesto.

- No, ... Es mejor no saber, ... -.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora