_____________ ..::Capitulo 4::..____________

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Xóchitl, corrió de regreso junto a sus amigos, su respiración era agitada y sentía como su corazón latía con fuerza en su pecho, como si este se le fuera a escapar.

Cuando entro a la pequeña casita, azoto la puerta tras de sí, intentaba recuperar el aliento, dejando a sus amigos asustados al verla así. Todos se acercaron a ella, preocupados, incluso asustados.

- ¿Xóchitl?, ¿Estas bien? – Pregunto el alebrije, acariciando la cabeza de la muchacha un poco para darle conforte.

- Si, ... si estoy, ... estoy bien, ... -. Respondió xóchitl,

- Parece que hubieras visto al diablo muchacha, ... - Dijo don Andrés, pasándole una silla para sentarse.

Esta se sentó, y trato de acomodar todo lo que había pasado en ese momento por su mente. Al levantar la vista, se sintió un poco incomoda al notar las miradas de preocupación de sus amigos.

Ella dio un suspiro, no era justo preocuparlos así, ya tenían cosas peores por qué preocuparse. Fingió una pequeña sonrisa y les dijo.

- No piensen mal, ... solo me asuste un poco, esta tan oscuro el patio y el viento de ahorita me sugestiono un poco, ... -.

Todos se miraron entre sí, ella no era de temer por cosas tan simples. Teodora se asomó por la ventana. El viento movía con fuerza los árboles, y el patio estaba en penumbras.

- Se nos olvidó prender las luces, ...-Dijo la pelirroja con cierta irritación. - ¡Safos!, yo no voy. -.

- Teodora, no seas así. Era tu turno de hacer eso. – Le regaño don Andrés, cruzando los brazos.

- Ash, ... que lata, que vaya alguien más, ... le doy mi postre a quien me haga el favor, ... - Propuso Teodora.

- Ya pues, no hagas dramas, ... yo voy... - Dijo con desanimo el alebrije, estaba cansado, pero más lo estaría si escuchaba que peleaban.

- Yo también voy compa, no te vayas a perder. – Ofreció Evaristo, acercándose a su amigo.

- Gracias compa, gracias. ¿Ven?, ¡Aprendan de amistades bonitas! – Exclamo con orgullo el alebrije.

- Además, ese flan de Teodora me hace ojitos, ... Con su vainilla, leche y azúcar. – Dijo Evaristo, relamiéndose los labios al pensar en esos postres simples, pero tan sabrosos.

- Ya decía yo que era demasiado bueno pa' ser verdad, ... - Se dijo a sí mismo el colorido ser, al caer en cuenta que el apetito de su amigo era más fuerte que nada.

Ambos salieron de la casita, y se dispusieron a prender las luces del patio, una a una, era muy útil tener ese aliento de fuego a veces.

Mientras tanto, los demás terminaban de hacer la cena. Era algo simple, pero muy deliciosa. Por lo general ellos cenaban tarde, chuy comía a veces con ellos, el hecho de que fuera una momia no lo detenía, incluso a veces llevaba vegetales o alguna carne para cocinar, pero en esa ocasión, el pobre decidió ir a dormir al establo en su tibia y cómoda cama de paja y mantas de algodón, trabajaba mucho.

En cuanto a resendo, el comía en su cuarto, por lo general él se preparaba sus comidas, pero cuando tomaba mucho, se quedaba dormido hasta el día siguiente, como hoy.

El "patrón", solía cenar solo en el comedor, xóchitl se aseguraba de dejarle la comida lista y caliente, antes de volver a dormir. Al día siguiente, limpiaba y recogía para dejarle listo el desayuno.

La cena fue tranquila, hablaban un poco de la situación que estaban, se sentían un poco deprimidos. Quizás en la vieja casona no hubieran hecho nada, a lo máximo, solo rondar como fantasmas el lugar, pero al menos ahí serian libres y no tendrían hambre, ni frio, para empezar porque ahí eran fantasmas, pero en ese lugar maldito, no.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora