___________..::Capitulo 7::..____________

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Los meses pasaron rápidamente, convirtiéndose en años, fue tan rápido como si de agua se tratara. Las rutinas seguían siendo las mismas, así como sus labores. Resultaba aburrido. Aunque de vez en cuando podían celebrar algunas fiestas o cumpleaños, que los ayudaba a sobrellevar el encierro. A su patrón, leo, no parecía molestarle mientras no fueran a horas de trabajo.

Aunque sus trabajos eran los mismos, las cosas cambiaron levemente, y no respecto a la amistad entre ellos, esta seguía siendo fuerte. Era el aspecto físico el que había cambiado ligeramente, sobre todo en los jóvenes.

Tal como xóchitl había pensado, leo creció lentamente, hasta convertirse en un adolecente de 16 años. Pero no solo el, también ella y Teodora crecieron.

Habían experimentado cambios físicos comunes en las chicas, al principio no los notaron hasta que, a la larga, cosas tan simples como ponerse los zapatos o su ropa resultaron cosas complicadas, ya que no les quedaban para empezar.

Aun así, se las arreglaban, pese al cambio de ropa y aspecto, también surgieron problemas comunes que terminaban por hacerse grandes.

- ¡No es justo! -. Grito Teodora. – ¡Simplemente no es justo!

- Ya lo sé teo, ... Pero ya te dije, las cosas cambiaran. Algún día, encontraremos una forma de salir de aquí. -. La calmo xóchitl, mientras terminaba de remendar unas cobijas, sentada cómodamente en su cama.

- ¡Ash!, Vives en otro plano, ¿no?, No me refería eso. ¡ESTO!, No es justo, ... -. Teodora dio un paso atrás, señalando a un espejo en la pared.

- Ya sé que no es elegante como a lo que estabas acostumbrada, pero no necesitamos más. –.

- ¡Tampoco hablo del espejo!, ¡Hablo de esta COSA en mi cara! -.

Volvió a exclamar molesta la española, señalando a su frente, mientras se levantaba el flequillo pelirrojo.

Xóchitl la miro un rato, pero por más que veía, no entendía nada.

- ¿Volviste a oler los frascos de Evaristo?, ... – Pregunto la indiana.

- ¡Un grano!, ¡Lo vez!, ¡Un horrible grano! ¡y yo que me esfuerzo en hacer mis mascarillas cada noche! -.

La muchacha pelirroja tapo su cara de la vergüenza. Sentía como si fuera el fin de su mundo, era vergonzoso y la hacía sentir fea. Xóchitl se acercó a ella, y le dio unas palmaditas en la espalda.

- No es tan grave Teodora, para empezar, ... Ni se ve. Si tanto te preocupa, te pondré algo para quitártelo. -.

- ¡No es tan fácil!, todo lo malo me pasa a mí, ... Por ejemplo, tu tuviste suerte. Te salió bien todo, y yo parezco una tabla, ... -.

- Perate, ... ¿U- na qué? - .

- ¡Ay no te hagas!, bien sabes que creciste mejor que yo, ... -.

Por un momento xóchitl no entendió mucho, hasta que cayó en cuenta de que hablaba. Cierta parte era verdad, debido a eso, se sentía un poco más confiada, incluso había cambiado su traje naranja por una colorida falda de los mismos colores y una camisa blanca que le sentaba muy bien a su parecer.

Pero Teodora se sentía acomplejada, culpaba un poco a su madre, ya que debido a esos vestidos apretados y corséts que había usado desde muy chica, su crecimiento y desarrollo se vieron afectados. O almenos esa era su teoría.

- No creo que sea eso Teodora, ... Son cosas de la naturaleza más bien, ... Unas chicas maduran más rápido que otras. -.

- ¡Como sea!, la naturaleza no me quiere. -.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora