____________ .::Capitulo 1::..___________

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Sol fuerte que quemaba la piel, tierra y sudor por todos lados del cuerpo, trabajos difíciles que terminaban con el cuerpo y el alma cansada, a veces hasta altas horas de la noche.

Ese era el pan de cada día para xóchitl, don andrés, teodora, los alebrijes, incluso para las pobres claveritas. Todo a causa de leo, o mejor dicho, "el charrito negro". Así es, un niño tratando de ser el charro negro. Una de las leyendas más oscuras de toda la región.

Leo, el que alguna vez había sido su amigo, ya no existía. El niño tímido, amable, un poco gruñón a veces, pero de buen corazón, ...Se había ido para siempre. Este muchacho, llegaba a parecerse físicamente a leo, a excepción de esos ojos rojos y el cabello castaño ligeramente teñido de negro ahora. Pero su actitud, esa maldita actitud, era completamente distinta a la de él.

Ególatra, narcisista, reservado, sínico y malicioso, lo peor de todo, era que el parecía disfrutar cada uno de sus nuevos rasgos.

¿Cómo habían llegado a este punto?, Aun parecía un mal sueño, después de aquella noche, nando, apenas había podido escapar con vida a diferencia de los demás y quizás fue eso lo que a él y a rupentino les permitió escapar, estar vivos. El pobre muchacho, había terminado por aceptar que leo, su hermano menor jamás regresaría con él a puebla, el miedo le había ganado a nando, sus piernas se entumieron, por fortuna, y con la ayuda de rupentino, habían logrado escapar de ese inframundo, en el cual las únicas almas que se podían quedar, eran las ambiciosas, las pecadoras, y quizás una que otra inocente que había terminado ahí sin haber hecho nada. La vida era injusta con todos por igual.

Nando, no dejaba de maldecir su suerte, de recriminar su cobardía, quizás después de todo, él había sido el cobarde desde siempre. Lamentaba mucho no haber podido disculparse por todo lo que le había hecho a leo cuando eran niños, ni por las cosas que le había dicho antes de que ese condenado hombre los encontrara, lo único bueno de todo esto, era que Beatriz, la hija de rupentino, había regresado con bien al lado de su padre. ¿Pero a qué precio?

Su abuela y nana habían quedado devastadas, para ellas era como si leo, ya hubiese muerto en una aventura de la que jamás regresaría.

Si supiera nando lo afortunado que era de estar vivo, de regresar a casa, de abrazar a su familia, de poder vivir, ... vivir en libertad, a diferencia de xóchitl y sus amigos.

A diferencia de los demás, sus jornadas a momentos eran largas y agotadoras, moliendo el agave, destilándolo, llenar botellas, limpiar toda la hacienda, entre otras labores, era más fácil decirlo que hacerlo. Era complicado aún para 7 personas.

Chuy, aquella momia, había resultado no ser tan mala, su apariencia a simple vista lograba intimidar a cualquiera, con o sin su marcara, sería una gran mentira decir que no provocaba ciertas sensaciones desagradables. Sin embargo, bajo ese exterior, resulto ser una criatura muy gentil y bondadosa.

La noche había caído al fin, claro, tomando en cuenta que en ese inframundo esa luna y sol no eran reales, quizá una simple ilusión para hacer lucir más natural ese lugar. Xóchitl y sus amigos por fin habían podido terminar sus labores. Tenían como alojamiento una pequeña cabaña cercana a los establos, no muy lujosa, pero cómoda para todos.

Arrastrando los pies, se asearon lo mejor que pudieron con el agua del pozo y cenaron muy poco, no porque no tuvieran hambre, sino que estaban tan cansados que el sueño era su único que podían pensar.

Pesadamente cayeron en sus camas. Esto jamás les había pasado, y no hablaban del trabajo, sino que ya estaban muertos, no deberían sufrir el cansancio ni el hambre. Por otro lado, ESTE era el mundo de leo, todo lo que pasaba ahí eran su voluntad, y ellos ahora eran sus sirvientes, o más bien esclavos. No podían escapar, salvo que el abriera un portal para liberarlos.

Se podía escuchar un ronquido por parte del alebrije, seguido de algunos balbuceos de Teodora, quien no dejaba de moverse de lado a otro de la cama.

Xóchitl, despertó un poco adormilada, al ver la situación, rio un poco, le acaricio levemente la espalda a su amiga, cosa que logro calmarla. La joven indiana se levantó de la cama despacio para no hacer ruido. Encendió una lámpara de aceite con unas cerillas que coloco con cuidado en la pequeña mesita junto a su cama.

Con un paso ligero, camino entre las camas de sus compañeros, mirando uno a uno, que no les faltara cobija, que durmieran bien o estuvieran bien acomodados, esto le daba un cierto aire maternal a la indiana. Tras terminar su ronda, la joven regreso a su cama para luego sentarse, no es que no estuviera cansada, solo que estaba acostumbrada a trabajar mucho desde que tenía memoria, paso sus manos por su cabello un par de veces, tratando de acomodarlo un poco, suspiro con pesar al ver como se encontraban sus amigos, ya había pasado casi un mes y las cosas no mejoraban para ninguno de ellos.

Unas pequeñas lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos despacio, no podía llorar frente a sus amigos, solo les daría más problemas, debía ser fuerte por ellos, pero la idea de que leo, su leo ya no volviera, le partía el alma. Nunca más volvería a ver esa sonrisa, a hablar con él, a abrazarlo, nunca le pudo decir lo mucho que lo quería, ni sus sentimientos por él.

Tras unos instantes, se limpió la cara un poco con la manga de su camisón. Una leve brisa llamo su atención, al mirar a la ventana, se acercó a esta y la cerro, miro levemente a través de las cortinas en dirección a la hacienda, todas las ventanas estaban apagadas, a excepción de una, lo más seguro era que su "patrón" estuviera aun despierto.

Ahora que lo pensaba, quizás él no dormía, no lo necesitaba quizás, era un espectro, o al menos eso creía ella. Decidió no prestarle más atención al asunto y regreso a su cama, no tardó mucho en quedar dormida, a pesar de los mil pensamientos que pasaban por su mente.

No muy lejos de ahí, cierto muchacho castaño miraba por la ventana, su mirada era fría y muy dura, sentía odio y desprecio en esos momentos, maldecía su mala suerte al no poder dormir, no es que lo necesitara pero parte de el aún era humana, maldecía mil veces ese cuerpo tan débil suyo, claro, ahora tenía un poco más de fuerza que antes pero, tenía sus limitaciones, entre una de ellas, el sueño.

Las migrañas eran leves pero molestas, lo máximo que podía hacer en esos momentos era cerrar los ojos y rezar que las pesadillas que a momentos lo atormentaran se fueran. No estaba muerto, pero tampoco vivo, de cierta forma, odiaba esta nueva vida.

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Ok, esto más que capitulo, fue algo para introducir la trama de la historia.

Sé que es demasiado texto, pero, leer mas no les hará daño por hoy XD.

No estoy segura de cuándo y cuando podre subir capítulos. Es más como un hobbie.

Ojalá les agrade, cuídense. Nos vemos. 

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora