__________ ..::Capitulo 36::.. __________

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Los siguientes días fueron bastantes tranquilos en la hacienda, pero, aun así, las cosas se sentían un poco extrañas desde que xóchitl y leo fueron juntos al mundo de los vivos y regresaron. Leo, no tenía las fuerzas para salir a "Trabajar". Aunque si la tuviera, tampoco tenía las ganas de salir. No estaba molesto, solo mentalmente agotado. Era como recuperarse de una gripa muy fuerte, pero de una manera lenta y tortuosa.

Por otro lado, no todo había sido en balde, la noche que fueron a Guanajuato, leo había sacado un buen botín. Con eso debería bastar por unas semanas. Al menos en su opinión, fue una agradable sorpresa ver como en solo una noche consiguió tanto. A su parecer, xóchitl tenía talento para esto, aunque ella no lo quisiera admitir.

Por su parte, xóchitl, el mismo día que regresaron, tuvo que cuidar a leo desde la tarde hasta la noche. Al punto que tuvo que dormir en una silla. El joven poblano estaba bastante débil, le temblaban un poco las piernas, al punto de que ella casi tuvo que meter al muchacho a bañar. Nada grave, solo le preparo el agua caliente y le paso las toallas y el jabón. Aparte de ayudarlo a entrar y salir del baño envuelto en varias toallas. A la indiana le pareció gracioso esto, parecía casi como una momia. Para leo no lo era tanto, lo último que quería era que le diera una pulmonía. Aunque xóchitl parecía calmada, en secreto, para la muchacha, esto fue vergonzoso, no llego a ver más allá de lo necesario. Una vez limpio, y cambiado, leo permaneció en su cama mirando a la ventana o durmiendo.

Xóchitl paso casi una semana atendiéndolo, su condición no parecía grave, pero si estaba muy cansado. Se volvió rutinario ayudarlo a levantarse para darle de comer, cambiar las sabanas, ventilar la habitación y revisar que estuviera bien. No parecía enfermo, sino muy cansado, quizás es como pensó, todo el peso de no dormir y el estrés, le habían pasado factura al fin.

Mientras el chico permanecía inmerso en sus pensamientos, unos leves golpes en la puerta llamaron su atención. Él sonrió levemente, sabía quién era. Antes de poder si quiera contestar, cierta chica de pelo largo y piel canela entro a la habitación con una bandeja en manos.

- Voy a pasar, ... ¿Estas despierto?, te traje algo de almorzar. -. Dijo xóchitl, en un tono bajo de voz, pero no lo suficiente como para no oírla.

Leo volteo a verla, regalándole una leve sonrisa, mientras se sentaba en la cama. Aún estaba en pijama, pese a ser ya tarde, no era la mejor forma de presentarse ante ella, pero no tenía ganas de ponerse ropa de casa. Las cosas habían cambiado bastante, no era la primera vez que lo veía en pijama, lo había hecho desde hace años, pero después de lo pasado en Guanajuato, ahora parecía que le importaba eso y bastante.

- ¿Cómo te sientes?, ... ¿Mejor? -. Pregunto a joven india, dejando una charola con la comida del día.

- Solo un poco cansado, ... -. Contesto leo, mientras que, con la mano, retiraba algunos mechones de pelo de su frente.

El rico aroma de la comida llamo la atención del chico. Miro con recelo a la mesita donde la chica había puesto la charola, llevándose una agradable sorpresa.

- Te prepare lo que te gusta. No tienes que comer todo, solo lo que puedas. -. Dijo con tono alegre xóchitl.

Era un desayuno simple, huevos revueltos con jamón, un pan dulce, chocolate caliente y una pequeña gelatina de mandarina.

- Muchas gracias, ... -. Contesto leo, tratando de arreglarse un poco el flequillo. Aun sentía un poco de vergüenza de que ella lo viera así. Quería mantener lo poco de dignidad que tuviera, pero ya de eso no quedaba casi nada.

El chico se vio interrumpido, al sentir las manos de la chica, acomodando un poco su cabello. Pasando sus dedos por este de una forma un tanto amorosa. Un escalofrió recorrió la espalda del poblano, con esta acción tan inocente. ¿En qué momento se había vuelto tan cosquilludo?

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora