__________ ..::Capitulo 31::.. __________

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Que frio hacia esa noche. El simple rebozo anaranjado y verde no era suficiente para dar calor a xóchitl. Se froto las manos, tratando de darse un poco de calor. De haber sabido que haría tanto frio en ese lugar, se habrá puesto algo más cálido, pero en la hacienda la mayoría de las veces el clima era un poco cálido, excepto cuando se acercaba diciembre o leo no estaba de humor y llovía fuerte. A veces una pequeña mañana helada de vez en cuando. Pero era tolerable.

Quizás se había mal acostumbrado. Sin embargo, se sentía extrañamente feliz del frio, de cierta forma, sentir una brisa helada, o un poco de calor, era sinónimo de estar viva. O por lo menos era más o menos estarlo.

En esos momentos, estaba en el callejón que usaba como punto de reunión con leo y las personas que atraían. Justo ahora estaba en una acalorada charla con unos posibles "Clientes" aunque a su parecer eran más como víctimas. Ya estaba cansada de ver repetirse la misma escena una y otra vez. Y hasta ahora, no había visto a una sola persona que rechazara su propuesta. Esto la hizo perder un poquito de fe en la humanidad. ¿De verdad, las almas de personas así valían algo?

En ese instante, la joven se arrepintió al siquiera pensar eso. Las personas no se comprar, mucho menos las almas, ellas no tienen precio. Se maldijo a si misma por si quiera pensar al igual que leo.

Se acercó silenciosamente por el a la esquina del callejón, en dirección donde su patrón hablaba con ese grupo de personas, junto a una farola. Los hombres reían como locos. Obviamente ya entrados en copas y felices de la vida, a excepción de leo, que aun que parecía sereno, era obvio que ya estaba harto de oír las tonterías de esas personas.

- ¡Adelante mijo!, ¡Deberías venir con nosotros!, Aunque estés un poco verde, te aseguro que encontraras a alguna chamaca en esa cantina. -. Dijo uno de los hombres mayores, señalando a la plaza.

- Hoy un grupo de soldados llegaron y algunas muchachas guapas vienen a ver si tiene suerte con alguno. -. Hablo emocionado otro hombre del grupo. – Pero muchas veces, si les muestras una monedita o dos, cae como palomas ante el pan. -.

- Con ese trajecito tan fino que traes, de seguro TODAS querrán bailar contigo algo. -. Exclamo otro más de los hombres, dándole unas palmadas a leo en el hombro.

En ese instante, la paciencia de leo estaba casi al límite, sintió como una furia indescriptible corría por su cuerpo. Odiaba que la gente lo tocara. Sobre todo, estos pobres diablos. Cerro los dedos en un puño, podía sentir como le temblaban las manos de puro enojo, quería tumbarle los dientes a este inútil. Pero tuvo que retroceder. Lentamente, abrió la mano y con calma hizo que el hombre alejara su mano de él.

- Perdón amigo, ... Pero ahora no tengo tiempo para eso. Quizás otro día. -. Dijo leo, fingiendo una sonrisa ante el grupo de amigos.

- ¡Vamos muchacho!, ¡La vida solo es una!, Pero hoy, .... Mujeres hay muchas. -. Volvió a hablar el hombre, dándole un leve codazo a leo en el hombro.

La insistencia de los hombres era mucha, y en esos instantes, leo ya estaba casi al máximo. Si por el fuera, ahora mismo les arrancaría el alma, pero no, tuvo que suspirar para tratar de calmarse con todas sus fuerzas. En ese instante, leo juro que en cuanto fuera a saldar la deuda en un futuro, se iba a asegurar de hacerlos arrepentirse de esta noche.

La charla parecía que iba a extenderse un poco más. La joven indiana solo pudo suspirar con resignación. Era obvio que no se irían temprano de ahí.

Xóchitl, recargo su espalda en la pared y miro de forma melancólica al cielo, unas nubes oscuras amenazaban con una lluvia muy cargada y fría. Realmente, quería regresar a su hogar y acostarse, quizá tomarse un chocolate caliente, abrigarse en las cobijas, dormir y olvidarse un poco de este día.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora