____________ .::Capitulo 2::..___________

2.9K 137 40
                                    


El sol estaba en su máximo punto, la vida ahí era dura para xóchitl y sus amigos, pero ya estaban acostumbrados. Bueno, al menos casi todos, Teodora estaba devastada, sus ropas finas ahora eran igual o más humildes que las de xóchitl y sus manos llenas de ampollas.

La indiana pasaba mucho rato tratando de consolarla, pero no parecía servir mucho. Los alebrijes ahora eran como bestias de carga y don Andrés sufría a momentos dolores de espalda por hacer esfuerzos. Sin mencionar las calaveritas que pese a ser tan pequeñas, eran de mucha utilidad para trabajos pequeños pero que ocupaban tiempo. El único que parecía no hacer nada era resendo, intentaba ser la sombra de leo, diciéndole que hacer, que no hacer etcétera, cosa que llegaba a molestar al muchacho.

En esos momentos, leo se preparaba para salir al exterior, necesitaba hacer algunos "tratos" para esa noche, no es que los necesitara, pero, su ambición era grande.

Los demás se encontraban no muy lejos de ahí descargando el agave para llevarlo al sótano y ahí molerlo. Xóchitl vio de reojo a leo, llenándose de una tristeza inmensa al caer en cuenta de que era el, y al mismo tiempo no.

- Patroncito, ... - Exclamo resendo. – No debería jalar tan fuerte las riendas, va desbocar el caballo. – Explico el hombre.

- Yo sé lo que hago, no tienes que repetírmelo, ... - Respondió con enojo leo, la migraña lo tenía de un muy mal humor, sentía que le taladraba la cabeza.

- Lo digo por su bien patroncito, una caída desde allá arriba no es, ...-

- ¿Te pedí tu opinión?, ¡tú solo dedícate a vigilar la hacienda y déjame a mi hacer mi trabajo! -. Contesto con enojo Leo.

- No se enoje patroncito, yo solamente, ...- Intento una vez más hablar resendo, siendo interrumpido otra vez por leo.

- ¡TE DIJE QUE TE CALLA, ...¡ - Antes de poder terminar la frese, leo no midió su fuerza y clavo sus espuelas con fuerza, a los castados del caballo, haciendo que este se alzara en dos patas, por  el dolor en su piel, provocando que leo cayera de su lomo al piso fuertemente.

A lo lejos, todos vieron con horror la escena, intentando callar sus gritos de sorpresa.

- Se rompió la, .... - Exclamo estupefacto el alebrije.

- ¡Alebrije! – Le regaño Teodora.

- ¡Cara!, ¡Iba a decir cara! - Se defendió el colorido ser, intentando aclara el mal entendido.

- Si tu bro, ... Solo déjalo salir por las buenas, - Opino Evaristo con esa típica actitud, serena suya.

- ¡Ya dejen de actuar como tontos y ayúdenme aquí! – Les grito resendo, mientras trataba de calmar al animal tomándolo por las riendas.

De inmediato, los alebrijes y don Andrés se acercaron para tratar de calmar al animal. Teodora se alejó un poco cargando a finando y moribunda, el animal estaba muy agresivo, pateando y relinchando con furia.

Xóchitl, se acercó con cuidado hasta llegar a leo, quien aún estaba en el piso, se arrodillo junto a él y acomodo su cabeza en su regazo, revisó con cuidado su cara y cabeza, tenía un gran golpe que de seguro se haría un gran moretón, pero no parecía nada serio hasta que no despertara.

Una vez que lograron calmar al animal, para posteriormente amarrarlo en el coral, se acercaron junto a xóchitl para ver como esta leo.

Como pudieron, llevaron a leo a su habitación, para ser honestos, nadie quería estar en ese lugar, todos habían desarrollado cierto odio por leo, varios sentimientos desagradables sobre él, se habían formado en sus mentes por todo lo vivido ahí.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora