Durante los siguientes días, el grupo se había quedado sin ideas para escapar. Poco a poco, uno a uno, empezaron a ceder al plan de xóchitl, mientras iban empacando sus cosas en improvisadas maletas hechas de cobijas. Escondidas bajo sus camas por supuesto.
Una vez que todas las luces de la hacienda se apagaban, el grupo a hurtadillas iba haciendo sus maletas. Ya que, si lo hacían de día, se vería demasiado sospechoso.
Por lo cual, el grupo dormía poco, y a la mañana siguiente se la pasaban bostezando, cosa que resendo no presto mucha atención. No era su asunto y ni le importaba.
La más cansada era xóchitl, no era porque hiciera más que los demás, sino que durante las noches, la culpa la torturaban. Si, quería volver a ver puebla, pero tampoco quería dejar a leo en esa "condición". Si así podía llamarle a ese estado en el que vivía. No está muerto, pero tampoco estaba tan vivo.
Lo que la mujer del árbol les había contado, había resuelto muchos misterios, pero también había surgido nuevos temores que les carcomían el alma y les robaban el sueño.
Para su fortuna, su patrón estaba muy distraído como para notar eso en ella. No porque fuera tonto, sino que el día después que el grupo había bajado al sótano. Se había puesto a escribir de la nada.
Desayunaba, comía y cenaba, mientras trascribía algo con esmero desde su habitación. Llenaba una especie de registro. Se pasaba horas en su escritorio redactando a mano. A momentos se cansaba y llamaba a don andrés y al alebrije para pasar en limpio unos papeles.
El plan se retrasó un poco esa semana, ya que el patrón no había salido de la hacienda. Esto calmo y estreso a la vez al grupo, tendrían más tiempo para perfeccionar el plan, pero también tendrían que soportan un tiempo más estar ahí, aunque las cosas ya no eran tan malas.
Quizás porque el calor había bajado, o porque ahora su patrón no les gritaba tanto. No sabía cómo explicarlo, ahora el ambiente era menos tenso.
En eso momentos, lo que restaba del grupo se la pasaba terminando sus deberes del día. Evaristo, como siempre se encargaba del huerto, junto con finado y moribunda.
Mientras xóchitl y teodora terminaban de limpiar y barrer el gran salón. Donde los retratos de los predecesores del charro negro reposaban en las paredes. El ambiente era frio, quizás por la sombra, pero lo que perturbaba eran los retratos. Por más que uno tratara de ignorarlo o concentrarse en el trabajo, sentían como las miradas de esos cuadros se les clavaban en la espalda como un cuchillo.
Teodora miraba de reojo a los cuadros, haciendo temblar de miedo a la española. De forma rápida y descuidada, continúo barriendo, levantando polvo por todos lados, haciendo toses a xóchitl. Quien se encontraba sacudiendo las botellas de la repisa.
Al darse cuenta del desastre que estaba haciendo su amiga, dejo lo que hacía y se apuró para quitarle la escoba.
- ¡Bueno ya!, ¡No la mueles teodora!, ¡Mira nada más!, La cosa era limpiar a conciencia. -. Le regaño xóchitl, tratando de disipar el polvo con la mano.
- ¡Pues perdóname por existir! -. Reclamo molesta teodora. - ¡Pero preferiría mil veces limpiar el establo que estar aquí con, ...! -. Hizo una pausa la española, señalando los cuadros tras de si.
- Lo mismo que haces tú, lo hago yo también. -. Le dijo xóchitl. – Pero está bien. Si no quieres continuar aquí, no te apures. Yo termino de limpiar. Tu ve a limpiar el establo, y a cepillarle un poco la crin al caballo del patrón. -.
- ¿El, ... Establo, ... el, ... Caballo? -. Pregunto con desagrado teodora.
- Si, ... El establo. Hoy don andrés ni alebrije va poder hacerlo. Y tú misma te acabas de ofrecer. Así que, ... -. Tras una pausa, xóchitl se acercó al marco de la puerta, donde otra escoba reposaba.
ESTÁS LEYENDO
_:: Corazones rotos pero unidos::_
DragosteMundo alternativo donde leo, no logro ser rescatado de manos del charro negro. Xochitl y sus amigos, tiene que vivir día a día durante algunos años, la vida de unos sirvientes a manos de su ex- amigo y líder leo. Durante esta travesía, día a día...