______________..::Capitulo 9::..________________

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Todo regreso a una calma absoluta. Xóchitl, casi no había logrado dormir por lo de la noche anterior. Aun se sentía un poco mal, enojada incluso.

Aun con esto, no se arrepentía, se lo merecía. Quizás debió haberle pegado más fuerte. Pero eso no le quitaba la preocupación. Lo había golpeado, justo en la cara. Sabía perfectamente que nada la salvaría ahora.

No sabía con exactitud que tanto recordaría ahora, pero lo más seguro era que sí recordara algo, borrosamente, pero algo. Solo esperaba la hora que el despertara para llevarle el desayuno, y esperar su castigo. No tenía idea de que le fuera a hacer, o a ponerla a hacer.

Limpiar toda la hacienda sola, cortar los magueyes y arrastrarlos en la carreta, limpiar el sótano ella sola, asear el establo por meses, o todo junto en el mismo día. De solo pensarlo, ya podía sentir las ampollas en sus manos. Aun con todo lo que imagino, no se arrepentía en lo más mínimo. El desayuno ya estaba listo y servido, había preparado todo ella sola, no le molestaba, lo hacía con la intención de quitarse un poco los pensamientos de su mente. Al escuchar el rechinar de la puerta al abrirse, se reincorporo de la silla, intentando aparentar que todo estaba bien. Almenos hasta que lo fuera a ver.

- Buenos días, ¿durmieron bien? -. Saludo alegre la indiana.

- Buenas días xóchitl. ¿Madrugaste?, son como las 7 niña. -. Le interrogo el alebrije, viendo la comida recién hecha.

- Es que se me quito el sueño, chicos. -. Contesto la muchacha, mientras colocaba la sartén sobre la mesa.

- ¡Buenos días banda!, ¡Mira nada más!, Ese jamón con huevo me hace ojitos, ... -. Le dijo Evaristo, sentándose a la mesa. Cuando estuvo a punto de tocar la comida, se quedó quieto un momento. – A ver, ... Perate, hoy me tocaba hacer de comer a mí. ¿Qué paso?, ¿Tan feo cocino? -.

- No eso Evaristo, es que me levante temprano. -.

- ¡Ash!, No te hagas amiga. Sé muy bien, que cuando este cocina, más que comida. Termina pareciendo comida para mulas, o carbón. -. Opino Teodora, entrando al comedor mientras se quitaba un tubo de su típico flequillo rojizo.

- ¡Epa!, ¡Ya bájale mi chava!, tan temprano y ya me estás buscando pleito. -.

- ¿Y tú?, ¿Dónde estaba anoche?, Tardaste mucho para solo llevar un té. -. Pregunto Teodora, mirando de su amiga, mientras se sentaba en la mesa.

Xóchitl tembló por un momento ante la pregunta, se aclaró la garganta, y decidió responder, con parte de la verdad, ya que los pretextos, y mentirillas blancas ya se estaba acabando, o ya estaban usados.

- Es que se, ... Puso borracho, ... -. Dijo la indiana, con voz entre cortada. Sintiendo un ligero golpe de culpa al mentir.

Todos guardaron silencio un momento, se quedaron mirando con sorpresa a su amiga, la idea de que "leo", bebiera, era algo increíble. Era un chico muy sano. O almenos lo fue hasta que se convirtió en eso.

- ¿El?, ¿Bebiendo?, ¡No inventes!, ¡Si el no aguanta nada!. Con el simple olor de la botella de alcohol del botiquín de emergencias se mareaba. -. Le dijo Evaristo, llevándose un bocado de la comida a su boca.

- Si, quizás, ... Pero este leo, no es el leo que conociste. ¿Ok? -. Le explico Teodora, mientras jugaba con la comida de su plato.

- Ya se honesta niña, ... ¿Te dijo o hizo algo? -. Pregunto el alebrije, mirando a su amiga con preocupación. Hace tiempo actuaba raro, pero, asumía que todo era debido a ese lugar donde vivían.

La indiana no se atrevía a responderles con la verdad. Solo los preocuparía más. Les diría todo a su tiempo, cuando lograran escapar de ahí, pero, los días que pasaba, los hacía sentir que su esperanza de huir de ahí, se les iba alejando más y más.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora